7.105 evidencias de que García Ortiz usó su línea personal en los días clave
El fiscal general del Estado usó prácticamente siempre su línea telefónica personal, que opera Vodafone y está a su nombre, en los días en que se fraguó la presunta filtración de los datos privados y reservados del novio de Isabel Díaz Ayuso.
A Álvaro García Ortiz le entraron y envió, entre mensajes y llamadas, un total de 7.105 en cuestión de ocho días. En cambio, solo mantuvo en ese mismo periodo de tiempo 24 comunicaciones, de las que ninguna fue una llamada, con su otra línea móvil, la profesional, operada por Movistar y que está a nombre de la dirección general de racionalización y centralización de la contratación del Ministerio de Hacienda.
Estas dos tarjetas las utilizaba a la vez en un mismo dispositivo con capacidad para albergar dos SIM distintas. En aquellos días, que van del 8 al pasado 15 de marzo, utilizaba un dispositivo Samsung hasta que el 23 de octubre sacó las tarjetas y las pasó a otro terminal de la Administración, también de marca Samsung.
Lo hizo justo una semana después de que el Tribunal Supremo (TS) le convirtiese en imputado tras aceptar la investigación del TSJ de Madrid por su responsabilidad en la publicación de una nota de la Fiscalía que aclaraba las conversaciones entre el abogado de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid y el fiscal Julián Salto de cara a alcanzar un pacto de conformidad por los dos delitos fiscales y uno de falsedad documental por los que se investiga a Alberto González Amador.
Más tarde, ya en el TS, a ello se unió en el objeto de la causa, si tuvo que ver en que apareciese publicado en prensa uno de los correos, el primero que envió el abogado del novio de Ayuso al fiscal de delitos económicos proponiendo el acuerdo. Primero, con textuales, en Cadena Ser, al filo de la medianoche del día 13 de marzo, y ya, en la mañana del día 14, cuando se difundió una imagen del mail en el «El Plural».
[[QUOTE:PULL|||123 llamadas en ocho días se hallaron en el número personal del fiscal general, y ni una en el profesional]]
Con su número personal, hizo y recibió 20 llamadas en las últimas cuatro horas de la jornada del 13 –de las 20:00 a las 00:00 horas–. En este periodo de tiempo es cuando la otra imputada ante el Tribunal Supremo, la fiscal jefe provincial de Madrid, María Pilar Rodríguez, le remitió, actuando de intermediaria, todos correos que el fiscal que había intercambiado el fiscal con la defensa de González Amador en torno a la conformidad. Lo que contrasta con que en los anteriores cinco días figuran en ese horario una media de dos llamadas. También que durante la mayor parte del día, de la madrugada hasta las 20:00 horas, solo llamó y fue llamado un total de siete veces.
Durante esa tarde-noche habla con la fiscal jefa provincial madrileña Rodríguez y trata de comunicarse, a veces infructuosamente, con Almudena Lastra, la máxima responsable de la Fiscalía Superior de Madrid a la que está adscrito el fiscal del caso del novio de Ayuso. Para la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil este trasiego de comunicaciones telefónicas en los momentos en que se fraguó la filtración «resultaría indiciario de la existencia de algún tipo de suceso que afectaría a todos estos intervinientes» de la Fiscalía.
Por otro lado, resaltan los agentes que «no existe ninguna llamada, ni intento de comunicación» con el fiscal general fuera del ámbito del Ministerio Público, «al menos por este medio». Únicamente recibe del exterior una llamada, a las 21:38 horas, del periodista que firmó, menos de tres horas después, la noticia en la que primero apareció el contenido del mail del letrado de la pareja de la presidenta popular. García Ortiz no contestó ni la devolvió.
[[QUOTE:PULL|||El ajetreo telefónico del 13 de marzo es indicio para la UCO de «algún tipo de suceso» en Fiscalía ]]
Ese tráfico constante de llamadas se repite en la mañana y hasta las 20:00 horas del día 14 en que aparece una captura del correo inicial del abogado de Ayuso en «El Plural», con un total de 22 llamadas. En las siguientes cuatro horas, en cambio, las comunicaciones son solo cinco llamadas.
Además del cambio de teléfono, los investigadores constataron que, justo el pasado 16 de octubre en que fue imputado por un delito de revelación de secretos ante la Sala de lo Penal, borró sus wasaps de aquellos días hasta en «dos ocasiones» del almacenamiento de la tarjeta SIM y eliminó hasta su correo de Gmail.
Los mensajes de WhatsApp tampoco pudieron ser recuperados en el teléfono móvil que halló la UCO en el registro de su despacho en la Fiscalía General «puesto que nunca han existido en el dispositivo analizado». Este rastro de llamadas es lo único con lo que se espera que se cuente si el juez lo acaba sentando en el banquillo.