Bruselas propone reducir la ingente burocracia que ha lastrado la economía europea para competir con EE UU y China
Bruselas apuesta por reducir la burocracia para hacer frente al declive de la economía europea frente a la pujanza de Estados Unidos y China. En su denominada “brújula estratégica”, el Ejecutivo comunitario reconoce que la regulación comunitaria se ha convertido en un “freno para la competitividad europea” que dificulta la inversión a largo plazo a dos de cada tres empresas Por eso el mes que viene Bruselas presentará una serie de iniciativas denominadas ómnibus, que buscan reducir el papeleo, entre otras áreas, en los requisitos que deben cumplimentar las empresas sobre prácticas medioambientales. El objetivo es reducir la burocracia en un 35% para las pequeñas y medianas empresas y en un 25% para las grandes.
A pesar de que las organizaciones medioambientales consideran que con esta medida se está poniendo en peligro el denominado Pacto Verde, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha subrayado en rueda de prensa que los objetivos de reducción de emisiones para luchar contra el cambio climático continúan y que solo se trata de aplicar las medidas de manera pragmática y flexible. “También tenemos que ser capaces de decir 'de acuerdo, esto no era suficiente, tenemos que hacerlo de otra manera' o 'esto era demasiado”, ha explicado la política alemana.
La “brújula estratégica” supone la piedra filosofal sobre la que el Ejecutivo comunitario quiere impulsar la renqueante economía europea después del análisis presentado el mes de septiembre por el ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Ahora estas propuestas deben traducirse en los próximos meses en iniciativas legislativas concretas. A pesar de esto, la propuesta del Ejecutivo comunitario en ningún momento hace referencia a una nueva emisión de deuda conjunta europea, tal y como proponía Draghi en su informe, y se limita a señalar la importancia de utilizar mejor los fondos públicos y privados.
Además, Bruselas quiere contestar a Washington y Pekín con sus mismas armas. Tal y como adelantó la Razón, la Comisión Europea quiere establecer un sistema de preferencia en las licitaciones públicas para las empresas europeas en ciertas áreas importantes desde el punto de vista geoestratégico. En la comunicación desvelada este miércoles la Comisión Europea se refiere “sectores y tecnologías críticas”, si bien no se dan detalles.
Se trata de un intento de la Unión Europea por emular el denominado America First de Trump. Según asegura este documento de 22 páginas, esta revisión pretende “reforzar la seguridad tecnológica y las cadenas de suministro domésticas, así como simplificar y modernizar la normativa, en particular para las start-up y las empresas innovadoras”. Según el análisis del Ejecutivo comunitario, la competencia mundial se ha convertido injusta y la sobreproducción de ciertos productos ha derivado en “agresivas estrategias exportadoras” por parte de otras potencias. Esto deriva en la pérdida de la capacidad productiva europea que puede desembocar en una “peligrosa dependencia de la UE en importaciones en sectores clave de la economía”.
Además, a la Comisión Europea también le preocupa la excesiva dependencia del club comunitario respecto a las denominadas tierras raras, imprescindibles en sectores clave como el coche eléctrico. En los últimos años, Bruselas ha puesto en marcha una estrategia para diversificar los proveedores y reducir sus dependencia respecto a China. Este documento da una vuelta de tuerca y plantea la compra conjunta de estas materias primas, emulando la adquisición de vacunas que tan buenos resultados dio durante la pandemia y que permitió a los Veintisiete mayor capacidad para negociar precios de manera conjunta. “La Comisión creará una plataforma para la compra común de tierras raras críticas para identificar las necesidades de las empresas europeas, la demanda agregada y coordinar estas adquisiciones comunes”, asegura el texto.
En cuanto a la revisión de la política de Competencia, el Ejecutivo comunitario defiende la necesidad de que haya normas claras y predecibles, pero a la vez reconoce la importancia de hacer frente a la carrera global, sobre todo en la innovación tecnológica. Por eso, el texto apuesta por una “aproximación fresca” que permita a las empresas europeas “escalar en los mercados globales”. Una vaga referencia a la necesidad de ser más flexible en las ayudas públicas para establecer “campeones europeos”, tal y como piden países como Francia. A pesar de esto, el texto también recalca el deber de seguir “asegurando la igualdad de condiciones dentro del mercado común”.