Ojo a tus vacaciones: todo listo para elecciones

Ha sido caer la «ley ómnibus» y dispararse la quiniela electoral, como si el Gobierno no se hubiese visto en esta varias veces antes. Es cierto que los asuntos (subidas de pensiones, bonificaciones en transportes, ayudas por la Dana) eran esta vez de especial sensibilidad social, pero el Ejecutivo tiene otros modos de aprobar las medidas, bien separando los capítulos, bien buscando mecanismos de excepción. Tampoco la imposibilidad de sacar adelante los presupuestos le quita el sueño a Pedro Sánchez. Óscar Puente me dice que no es «ningún drama que haya que prorrogarlos» y que «el ejemplo lo tenemos en Castilla y León». El presidente repite que va a agotar los cuatro años de mandato. Las elecciones son para él parte del juego, un mecanismo más para mantenerse en el poder: si pintan bastos en el foro y las encuestas le son favorables, convocará a las urnas. Si hay dificultades políticas, pero Tezanos baja el pulgar, no convocará. Será el CIS el que dé el pistoletazo de salida.

¿Por qué creo entonces que se habla de elecciones en Moncloa? Por el cerco judicial que se va estrechando en torno a nuestro prócer. Fuentes de la UCO y del Supremo me corroboran que lo grave, el botón rojo, es el caso del fiscal general. Ahí le van a pillar. En lo de su mujer y su hermano la desvergüenza y el enchufismo son palmarios, pero la materia judicial, endeble. Si la mujer de Aznar o la de Rajoy hubiesen levantado el teléfono (u ordenado a una trabajadora del Gobierno que lo hiciese) para llamar al rector de la Complutense, las calles estarían incendiadas de manifestaciones igualitarias. Con el régimen de izquierdas nadie protesta y el bochorno moral, a Pedro se la refanfinfla. Y ni el tráfico de influencias de Begoña ni el nepotismo fraterno van a dar lugar a sentencia alguna contra los Sánchez. Como mucho, lo del software puede tener algo de recorrido. No, por donde lo van a coger es por lo de García Ortiz. Me confirman que el juez considera probado que utilizó los datos del novio de Ayuso prevaricando por razones políticas. Y eso –cito las fuentes– no tiene vuelta de hoja, «es como lo de Garzón, cuando ordenó escuchas telefónicas que estaban reservadas a los procedimientos antiterroristas. El asunto lo llevó a la dimisión y a García Ortiz le va a ocurrir igual». La Fiscalía General puede ser el talón de Aquiles de Sánchez y lo que tarde el Supremo en fallar es el tiempo de que dispone. Eso hace pensar que el verano es el tope. Y a nuestro presi el verano le encanta para convocar elecciones. Nada le pone más que los ancianos interrumpiendo sus vacaciones en el pueblo para llegar sofocados a las urnas.

Ya está todo listo. Esta semana ha salido a concurso la licitación de manuales, impresos y sobres electorales, dos años antes de la fecha prevista para las generales y municipales de 2027. El anuncio se hizo el día 19 y se admiten ofertas de las empresas hasta el próximo 14 de febrero. Para que los lectores se hagan una idea, en 2023 la licitación se hizo siete meses antes de las elecciones. El actual acuerdo marco, aprobado por la directora general de Política Interior, prevé cuatro años de margen y menciona como comicios previsibles las municipales de mayo de 2017 y las generales de julio del mismo año. La única razón para anticiparse tanto es tener los deberes hechos. Visto lo mal que pinta lo del fiscal, Pedro Sánchez podría aprovechar cualquier archivo de procedimiento en lo de su esposa o su hermano para ir a elecciones con cara de bueno. Sería un buen revulsivo frente a las acusaciones de corrupción. Un presidente injustamente atacado reclama el amparo de los electores justicieros. Pueblo contra jueces. Mi única duda es si esperará o no al calor.