La cocaína oculta en un rotor lleva a desarticular una red que movió toneladas de la droga desde el puerto de Barcelona
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Seis millones de euros en efectivo, 48 armas de fuego -entre ellas, un AK-47, escopetas, armas largas automáticas, revólveres y armas cortas con silenciador- y más de 7.000 kilos de cocaína. Tras tres años de pesquisas, la Guardia Civil ha desarticulado una red de narcotráfico que operaba en el puerto de Barcelona, para introducir la droga desde Panamá y Costa Rica. Lo hacían en contenedores de mercancía legal: desde piñas a maquinaria industrial. El cabecilla, José, alias 'Lucky', -«objetivo de bastante valor para nosotros», en palabras de uno de los investigadores- contaba con dos lugartenientes, Rubén, 'Bugatti', por su afición a los coches de lujo, y 'Negro'. Todos ellos en prisión provisional, tras la operación dirigida por el Juzgado de Instrucción 3 de Lérida, que se saldó con 25 arrestados -también testaferros-. Todos menos tres, ahora entre rejas. El entramado contó con la ayuda de un estibador del puerto, también detenido, y el Instituto Armado no descarta la posible vinculación de la red con la ejecución de otro antiguo estibador, con antecedentes, Daniel Caballero , 'Bubito', el pasado noviembre, en plena calle en Montgat (Barcelona). «Hablamos de clanes, al final, dentro del mundo de la delincuencia, todos se conocen. Se está investigando», ha apuntado este viernes el general Pedro Pizarro, jefe del Instituto Armado en Cataluña. Fue en enero de 2022, después de que los agentes se incautasen de 620 kilos de cocaína en Lérida, como arrancó el caso, bautizado 'Miltruck-Frenchi'. Los localizaron ocultos en el rotor de un motor eléctrico, importado por una empresa panameña. A partir de ahí, siguiendo los movimientos de la compañía, llegaron hasta un cargamento de piñas, con origen Costa Rica. Unas 200 cajas de la fruta hueca, con 62 kilos de droga en su interior. Fue entonces cuando la Guardia Civil realizó una entrega controlada en Barcelona para identificar a más integrantes del entramado. El avance de las pesquisas permitió frenar, en origen, el envió de otros 4.100 kilos. En esta ocasión, en Panamá, donde se intervinieron tres contenedores con la droga. Otros dos más ya se encontraban en España y contenían 2.300 kilos. La tercera fase la operación, , se explotó este pasado 14 de enero, con registros en Barcelona, Madrid, Málaga y Cádiz. Entre los integrantes de la red, miembros de clanes gitanos asentados en El Prat de Llobregat, «sin una actividad económica que les permitiese tener ese nivel de vida», apunta un capitán del Instituto Armado. «Muchos vivían de pensiones, pero sus condiciones reales eran muy diferentes a las que marca su vida laboral». Entre otras, por los coches de lujo, de entre 300.000 y 600.000 euros -Maserati, Lamborghini Urus y Aventador, entre otros-. ¿Cómo los adquirían? Uno de los lugartenientes de Lucky, el bautizado como Bugatti, tenía, a través de testaferros una «estructura económica» para blanquear las ganancias del narcotráfico. Además de empresas dedicadas a la construcción, también disponía de otras dedicadas a la compra-venta de vehículos. Ahora, además de esperar a los resultados del laboratorio, para saber si alguna de las 48 armas de fuego intervenidas se han empleado en algún asalto, los investigadores deben revisar toda la documentación intervenida, ya que también han detectado vínculos de algunos de los detenidos con Dubai adonde iban a «disfrutar de su dinero», obtenido con el tráfico de cocaína en Cataluña.