ru24.pro
World News
Январь
2025
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22
23
24
25
26
27
28
29
30
31

Quién es Mariann Budde, la obispo que le ha cantado las 40 a Trump en el sermón de la catedral

0

Ha sido una mujer la primera persona que se ha atrevido a cuestionar a Donald Trump en público y a la cara. Con el presidente sentado al frente de la iglesia, cerró su sermón instándolo a “tener misericordia de la gente de nuestro país que ahora está asustada”. Se trata de la obispa Mariann Edgar Budde, quien pidió directamente al mandatario que se apiade de los inmigrantes y los miembros de la comunidad LGBTQ. La respuesta gestual de Trump fue bastante elocuente.

El presidente apartó la mirada y pareció desentenderse de lo que escuchaba. El vicepresidente J. D. Vance, sentado cerca, arqueó las cejas. “Le pido piedad, señor presidente”, dijo, y agregó: “Todos fuimos una vez extranjeros en esta tierra”. Y añadió: "Hay niños gays, lesbianas y transgénero en familias demócratas, republicanas e independientes, algunos de los cuales temen por sus vidas".

La reverenda, de 65 años, es la primera mujer en servir como líder espiritual de la Diócesis Episcopal de Washington, a donde el mandatario acudió con su esposa Melania para escuchar la homilia un día después de ser investido como presidente de Estados Unidos. Budde estuvo casi dos décadas como rectora de la Iglesia Episcopal de San Juan en Minneapolis. Se formó en la Universidad de Rochester en el norte del estado de Nueva York y creció en parte Nueva Jersey y en Colorado.

 

Probablemente, el magnate ya sabía a qué se enfrentaba al acudir al servicio religioso. Budde escribió en el pasado un artículo de opinión en The New York Times en el que decía que estaba “indignada” y “horrorizada” por el uso que hizo Trump de la Biblia, quien sostuvo en alto el libro sagrado antes de que los agentes usaran gases lacrimógenos contra los manifestantes que pedían justicia racial en la cercana plaza Lafayette. La reverendo escribió entonces que Trump había “utilizado símbolos sagrados” mientras “defendía posiciones contrarias a la Biblia”.

Cuál fue el mensaje de la reverenda

Budde citó a las personas LGBTQ y a los inmigrantes. El presidente ha prometido acabar con la inmigración ilegal y desmantelar las protecciones federales para las personas transgénero. La obispo dijo que la unidad del país requiere honestidad, humildad y reconocimiento de la dignidad de todos los seres humanos “negándose a burlarse, descontar o demonizar”.

Trump comentaría después a los periodistas que el sermón de Budde no había sido “muy emocionante”. “Podrían hacerlo mucho mejor”, añadió, aparentemente refiriéndose a los organizadores del servicio. Su amigo y miembro de su gobierno Elon Musk también criticó a Budde, acusándola de haber adoptado una mentalidad progresista.

El hecho de que sea ella quien celebró el servicio estaba ya decidido desde hacía tiempo, al margen de qué candidato fuera ganador en las elecciones.

En declaraciones posteriores al New York Times, Budde dijo que “no estaba necesariamente criticando al presidente”, pero que había decidido hacer su petición “debido al miedo” que había visto en las comunidades inmigrantes y LGBTQ de Washington. Quería que Trump “tuviera en cuenta a la gente que tiene miedo”, explicó. “Una de las cualidades de un líder es la misericordia”. Más de la mitad del país apoya la deportación de inmigrantes no autorizados a vivir en Estados Unidos, según una encuesta reciente de The New York Times e Ipsos.

[[QUOTE:BLOCK|||

LAS PALASBRAS DE LA OBISPO MARIANN BUDDE ANTE TRUMP

"Los que estamos aquí reunidos en la catedral no somos ingenuos ante las realidades de la política: cuando están en juego el poder, la riqueza y los intereses contrapuestos, cuando las visiones de lo que debería ser Estados Unidos están en conflicto, cuando hay opiniones firmes en todo un espectro de posibilidades y comprensiones marcadamente diferentes de cuál es el curso de acción correcto. Habrá ganadores y perdedores cuando se emitan votos o se tomen decisiones que marquen el rumbo de la política pública y la priorización de los recursos.

Ni que decir tiene que, en una democracia, no todas las esperanzas y sueños particulares de todo el mundo pueden hacerse realidad en una determinada sesión legislativa o en un mandato presidencial, ni siquiera en una generación. Es decir, no todas las plegarias específicas de todo el mundo tendrán la respuesta que desearíamos. Pero para algunos, la pérdida de sus esperanzas y sueños será mucho más que una derrota política: será una pérdida de igualdad y dignidad, y de sus medios de vida.

Teniendo esto en cuenta, ¿es posible la verdadera unidad entre nosotros? ¿Y por qué debería importarnos? Bueno, espero que nos importe. Espero que nos importe porque la cultura del desprecio que se ha normalizado en este país amenaza con destruirnos. Todos somos bombardeados a diario con mensajes de lo que los sociólogos llaman ahora el “complejo industrial de la indignación”, algunos de ellos impulsados por fuerzas externas cuyos intereses se ven favorecidos por un Estados Unidos polarizado. El desprecio alimenta las campañas políticas y las redes sociales, y muchos se benefician de ello, pero es una forma preocupante y peligrosa de dirigir un país.

Soy una persona de fe, rodeada de personas de fe, y con la ayuda de Dios, creo que la unidad en este país es posible —no perfectamente, porque somos personas imperfectas y una unión imperfecta—, pero sí lo suficiente como para que todos sigamos creyendo en los ideales de los Estados Unidos de América y trabajando para hacerlos realidad. Ideales expresados en la Declaración de Independencia, con su afirmación de la igualdad y la dignidad humanas innatas. Y tenemos razón al pedir la ayuda de Dios en nuestra búsqueda de la unidad, porque necesitamos la ayuda de Dios, pero solo si nosotros mismos estamos dispuestos a cuidar los cimientos de los que depende la unidad. Al igual que la analogía de Jesús de construir una casa de fe sobre la roca de sus enseñanzas, en contraposición a construir una casa sobre arena, los cimientos que necesitamos para la unidad deben ser lo suficientemente sólidos como para resistir las muchas tormentas que la amenazan.

¿Cuáles son los fundamentos de la unidad? Basándome en nuestras tradiciones y textos sagrados, permítanme sugerir que hay al menos tres. El primer fundamento de la unidad es honrar la dignidad inherente a todo ser humano, que, como afirman todas las religiones aquí representadas, es el derecho de nacimiento de todas las personas como hijos de nuestro único Dios. En el discurso público, honrar la dignidad de los demás significa negarse a burlarse, descartar o demonizar a aquellos con los que discrepamos, optando en su lugar por debatir respetuosamente nuestras diferencias y, siempre que sea posible, buscar un terreno común. Y cuando el terreno común no es posible, la dignidad exige que nos mantengamos fieles a nuestras convicciones sin despreciar a quienes tienen convicciones propias".

]]