Verónica Espinosa: “La libertad es la naturaleza del humor”
Verónica Espinosa inició su trayectoria profesional como artista plástica en la década de los 80. Cuenta con más de treinta exposiciones colectivas e individuales, realizadas en diferentes regiones del país, y más recientemente en galerías y museos de Europa.Desde el mes de enero del 2016 es socia de la United Photo Press/ Painters, con sede en New York. El Museo de las Américas realizó una presentación digital de sus obras para 500 galerías del mundo durante la Feria Internacional de Arte Dubái de 2017. Este fragmento forma parte del volumen Creación bajo el volcán III. Entrevistas a escritores y artistas plásticos en Morelos (Ediciones Eternos Malabares/Fonca, 2024).Se ha dicho que tu obra se inscribe en la corriente expresionista del arte mexicano, ¿cómo recibes esa apreciación?La pintura en mí es, efectivamente, un vehículo para la expresión subjetiva de la realidad cotidiana, fuera de reglas en el manejo de la luz, las proporciones y la perspectiva. Me identifico totalmente con el surgimiento del expresionismo en México, como parte de la ebullición social que significó la Revolución Mexicana. Los tres grandes muralistas de principios del siglo XX son muestra de ello, desde Orozco, cuyos trazos plasman con agresividad contundente las desigualdades sociales que dieron origen a esta lucha; Rivera que en un tono no menos insumiso refleja el sincretismo de la herencia colonial con el indigenismo, o Siqueiros que en forma más audaz experimentó con materiales novedosos incidiendo con ello a nivel mundial en las corrientes artísticas contemporáneas.Creo que ellos están en el inconsciente de todos los pintores contemporáneos mexicanos, aunque después hayamos encontrado cada uno nuevas sendas. Así le pasó a Tamayo, quien también ha sido influencia en mi manera de expresarme, porque aunque es más impresionista abstracto, también tiene su “Grito”, así como Munch; se trata de una mixografía fechada en 1975, expuesta en Xalapa recientemente.La obra de Tamayo es para mí una transición a los terrenos de la expresividad usando el color como vehículo, más que el trazo. En algunos encuentros que tuve con él, pude sentir cómo las palabras le estorbaban; prefería no verbalizar los contenidos de sus obras, porque ya los colores habían hablado por él.La forma, en mi experiencia, es resultado ineludible de las presencias del color, de cómo las tonalidades se interrelacionan, se juntan, se separan, se sobreponen abriendo nuevas dimensiones a la luz, y es así como se van gestando formas, figuras. Jamás he hecho un bosquejo para pintar un cuadro. Pintar es un juego a través del cual descubro quién soy en ese instante; después seré otra, siempre me sorprendo.A los 8 años instalé mi estudio en una pequeña covacha debajo de la escalera de mi casa. Ahí pasaba horas experimentando con materiales, plasmando a los personajes surgidos de mi imaginación y a veces de mis pesadillas infantiles. A mi padre le debo conocer de manera anticipada, y en sus lugares de origen, a los grandes autores de la plástica universal: El Greco, Picasso, Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael, Monet, Monet, Seurat, Chagall, por este último me sentí más atraída.En tu obra aparecen “Burros que sueñan bicicletas” y piezas como “Y después de la pandemia… la revolución de las especies”, ¿cómo eliges tus temas?Diría que los temas me eligen a mí. La serie “Burros soñando bicicletas” la desarrollé como una forma de abordar con humor temas tan escabrosos como la explotación del hombre por el hombre o el sometimiento de los animales en beneficio de la comodidad humana.Entre mis series más recientes figuran tanto “Burros que sueñan bicicletas”, como “Y después de la pandemia… la revolución de las especies”. Esta primera serie, que se expuso en diversos recintos culturales en México y en Italia, aborda la relación contigua y estrecha que los seres humanos hemos tenido con esos animales de corta estatura, pelo largo y orejas grandes reivindicando sus anhelos libertarios.Has expuesto en la XXXIII Bienal de Roma en el Museo Domiziano y en otros lugares importantes, ¿en qué momento te encuentras como creadora?Expuse en varias ediciones de la Bienal de Roma, invitada por la galería Melero Pradas, de España. También en otras zonas de ese país como Córdoba y Madrid, y me ha gustado especialmente la relación con Portugal, en recintos culturales de la ciudad de Setúbal y el Museo de la Luz en las Islas Madeira, también se presentó hace algunos años una retrospectiva de mi obra en una Feria de Arte de Dubái.Los recintos culturales, sin embargo, no son mis espacios preferidos, aunque muchos años de mi vida los promoví. En mi proyecto “La ciudad como museo” hice una selección de zonas urbanas, que incluyen monumentos y hasta esculturas monumentales con las que pretendo “entablar un diálogo gráfico”.Como parte de ese proyecto haré otra exposición en un antiquísimo edificio del Centro Histórico, aledaño a Palacio Nacional, en el que vestiré sus balcones con lonas intervenidas, haciendo collages interrelacionando a los personajes surgidos de mis propias obras.He diseñado un proyecto más para la creación al unísono con artistas plásticos de lugares remotos del planeta, como zonas rurales de África, la isla Mauricio, la India... A través de las redes sociales he conocido la expresión plástica de muchos creadores que utilizan los materiales naturales de sus lugares de origen para crear, así que trabajaremos juntos sobre temáticas específicas, para exponer nuestras obras, cada uno en su lugar, en espacios abiertos rurales y urbanos, para difundir la magna exposición en las redes sociales.Hay grandes momentos de humor y sensibilidad en tu obra…El humor es fundamental para la sobrevivencia de la especie humana, es una forma de adaptarse a la adversidad para conocerla y superarla, y el arte, en mi opinión, es la oportunidad de dotar de lógica al absurdo, de inteligencia a la irracionalidad. No hay manera de encerrar al humor, la libertad es su naturaleza.AQ