ru24.pro
World News
Январь
2025
1 2 3 4 5 6 7 8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31

El sastre que «blinda» a policías y guardias civiles ante la dejadez de Marlaska

0

En Los Corrales de Buelna, Cantabria, se encuentra la fábrica que hilvana historias de valentía y protección. Por allí han pasado desde los héroes anónimos que patrullan nuestras calles; agentes secretos que operan en la penumbra o personas que buscan «blindarse». Cada chaleco antibalas es una obra maestra hecha a medida, diseñada para salvaguardar vidas en situaciones extremas.

David Díaz es el hijo del dueño -Juan- de la «sastrería» Corrservic, la que, desde hace 20 años, lleva creando con cada puntada y diseño estos escudos contra el peligro. Además, cuentan con una patronista que puede llegar a diseñar un traje a prueba de balas; el mismo que llevaría James Bond.

Son muchas las ocasiones en las que sindicatos policiales y asociaciones de la guardia civil han denunciado la escasez de chalecos antibalas en el servicio. Sobre todo, advierten de que no son a su medida, –pasa con frecuencia con los de las mujeres– o, en algunos casos, carecen de esta protección «por completo» y esto, compromete su seguridad. Sin embargo, aunque las comandancias o comisarías los hayan pedido, el Ministerio del Interior que dirige Fernando Grande-Marlaska parece ignorar estas peticiones porque los chalecos siguen sin llegar, y muchos agentes han terminado pagándolo de su bolsillo, lo que supone un coste que va de los 500 a los 1.000 euros.

En la sastrería cántabra trabajan sin parar. Pueden tardar una media de 45 minutos para la elaboración de cada chaleco, el cortar los paneles balísticos más luego incorporar sus propias fundas que, apunta David, «suele llevar horas confeccionarlas». En un mes pueden tener listo unos 60-75 chalecos más 250 fundas. Aquí todo se hace a mano. «Yo me encargo de hacer todo lo que tiene que ver con los paneles balísticos: desde dibujar las siluetas y las modificaciones hasta las láminas pertinentes, cortarlas y luego probar que también son resistentes a los cuchillos o, dependiendo de lo que pida el cliente, añadir o quitar láminas». Eso, después, se lleva a una máquina de termosellado, algo similar a las de coser, pero sin hilo que, a través de los ultrasonidos y de calor logra que «quede un panel completamente estanco».

Díaz asegura que es «importante» que cada uno tenga su propio chaleco. Primero, porque el hecho de trabajar con él durante ocho horas, por el propio sudor, genera microorganismos que pueden llegar a ser «insalubres» y también por seguridad. Y es que los chalecos tienen un tiempo de caducidad de diez años, apunta. «El único fabricante a medida que hay soy yo, luego están los que hacen tallas estándar que no se ajustan en muchos casos a lo que necesita cada agente», subraya. Y es que la complexión de cada persona varía y, «si el chaleco es demasiado corto no protege, si es demasiado largo, es muy incómodo». Advierte de que conoce casos en los que, por ello, «a la hora de trabajar algunos prefieren no ponerse el chaleco por esa incomodidad, y luego está el problema de que cubra o que no cubra» lo necesario.

Esta «sastrería» también ha hecho trajes «blindados» en diversas ocasiones. Para ello, hay que tener cuidado a la hora de confeccionarlos porque «la gente lo que busca es que la protección sea lo más invisible posible y esto supone un problema» ya que, al hacer algo «muy fino, lo que estás haciendo es quitarle protección». Aquí el peso será un factor determinante puesto que un diseño con resistencia antiarmas representa una carga adicional de 1,8 kg para arma corta y un peso superior para arma larga.

Cinco láminas que protegen de una bala

Las prendas que elabora esta "sastrería" van equipadas con «24 láminas de aramida, Twaron, nivel III-A según protocolo del NIJ (National Institute of Justice americano)», explica Díaz. Eso supondría, por ejemplo, evitar un disparo de una 9 mm Parabellum a una velocidad de unos 436 metros/segundo. Además, incluye la protección anticuchillo y antipunzón. Cuando llegas a la «sastrería» ellos mismos te hacen la prueba en sus materiales. «He visto chalecos de dotación que se están vendiendo y llevan la mitad de estas láminas y no son de este material. Para parar una bala necesitas unas 5 láminas, el resto lo que hacen es absorber la fuerza del impacto», algo que cree imprescindible. Cada funda es personalizada y ya se han encontrado con el problema de los «imitadores».

David Díaz dice que «por ahora» el James Bond español no ha pasado por allí «y si lo ha hecho, yo no lo sé». Lo que sí ha recibido son llamadas de personas que querían un chaleco y que podría ser «dudoso». «Cuando les decimos que necesitamos la documentación y les explicas que lleva un registro, algunos se ponen nerviosos y dicen eso de ya te llamaremos». Y es que el diseño de la seguridad también les ha curtido en psicología.