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Aspiro a ser un ministro de la SCJN progresista; soy abogado de izquierda, pero no radical: Jaime Cárdenas

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Jaime Cárdenas Gracia aspira a cumplir el sueño de todas las personas dedicadas al Derecho: convertirse en ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) mediante el nuevo proceso para tal fin: la elección popular. En el pasado, el titular del Poder Ejecutivo Federal proponía una terna y el Senado se decantaba por una opción. Bajo ese proceso, el investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM afirma haber tenido mala suerte por su juventud, no ser conocido, carecer de cercanía con quienes tomaban la decisión e incluso no ser contemplado para tal fin. Tanto los comités de evaluación del Poder Ejecutivo y Legislativo consideraron que el perfil del jurista es elegible, pero aún faltan otros procesos que definirán si el nombre del jurista aparecerá en la boleta para seleccionar a los nueve ministros de la Corte que asumirán el cargo el 1 de septiembre de 2025. Cárdenas, quien fue consejero del IFE, ahora INE, afirma en entrevista para MILENIO que su intención de participar en este proceso es para ponerlo a prueba, pues recuerda que desde su época de legislador federal (2009-2012) ha buscado la elección de ministros de la Corte mediante voto popular, incluso presentó una propuesta de ley en la materia. El ex director del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep)durante el gobierno del ex presidente Andrés Manuel López Obrador considera que su renuncia a ese cargo podría usarse para cuestionarlo, pues su salida fue por “una diferencia de interpretación de la ley”. Sobre los temores de algunos sectores sobre la posible influencia del crimen organizado en el proceso, el ex constituyente de la Ciudad de México coincide en ellos, sobre todo en algunos estados y para los cargos de juez de distrito y de magistrados: “ahí hay que tener mucho cuidado”.Crítico de la actuación de la Suprema Corte, quién fue miembro del consejo asesor electoral de la campaña presidencial de López Obrador en 2018 considera que ese Poder de la Unión actuó como oposición política en el sexenio pasado y fue tercera cámara legislativa, pues “vetaba las leyes y vetaba los decretos del Presidente de la República”. Desde su domicilio —más específico en su biblioteca— al sur de la Ciudad de México, Cárdenas dice aspirar a ser un ministro de la Corte progresista, en defensa de los derechos de igualdad, pero tomando siempre en cuenta la Constitución y los tratados.Sostiene que durante su actuar como legislador y funcionario ha sido con independencia; se considera un abogado de izquierda, pero aclara: no es fanático o radical. —Venía en el camino recordando que hemos platicado en su calidad de investigador, de director del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, como ex legislador, ex constituyente, y quizá en algunos meses podríamos estar conversando con el próximo ministro de la Corte…—Pues eso va a depender de la suerte… —Pero también de la preparación y de un proceso—. El proceso es como la vida: por un lado tiene una parte de mérito, tienes que tener el promedio, ser abogado, te ayuda tener estudios de posgrado, te ayuda a tener libros; las publicaciones, la docencia y la experiencia profesional, que eso se define el 31 de enero del próximo año. Y luego entras a la parte de la suerte, de la insaculación, la fortuna. Entonces tiene virtud, tiene fortuna y luego si pasas la fortuna, pues vas a la parte de la elección, lo que la gente piensa o no piensa de ti, aunque tú te puedes ver de una manera, pero las personas te ven de otra.—Quizá la suerte lo anda coqueteando porque en las listas de los Poderes de la Unión apareció su nombre—.En la del Judicial no, nada más participé por el lado del Legislativo y del Ejecutivo.Lo del judicial también te voy a decir por qué (no participé). Hay que respetar a todas las instituciones y a las personas, pero yo hice un cálculo electoral y dije “si paso la tómbola…”, pues tal vez, —es un cálculo, vamos a ver si se verifica a posteriori— pero yo pienso que los propuestos por el Poder Judicial no van a tener mucho éxito en el proceso.Esa es mi opinión, puedo estar equivocado, tal vez las personas que en esta polémica de la reforma judicial están del lado del Poder Judicial y de la Corte pues van a pensar de manera distinta a mí.—La pregunta obligada: ¿Qué lo motiva a participar en este proceso?—Así como a los niños o las niñas mexicanas se les pregunta qué quieren ser de grande y dicen presidente o presidenta de la República, yo creo que para un abogado no hay sueño ni cargo más honroso que ser ministro o ministra de la Corte.El abogado o abogada que te diga que no piensa en ser ministro de la Suprema Corte está mintiendo, es el cargo más honroso al que puedes aspirar.Lo segundo, yo desde hace mucho tiempo estoy convencido de que estos cargos judiciales debían ser electos y que mejor que poner en práctica lo que yo pensaba, escribí y teoricé.Hay una iniciativa mía como diputado (federal) de 2012 en donde propongo el voto ciudadano para elegir a los ministros, entonces es una idea muy antigua, no podía hacerme a un lado, (tenía que) comprobarla (para) ver qué tan bueno es el sistema.Yo creo que sí es un sistema bueno, democrático, espero que sea más transparente; es un sistema en donde valen todas esas cosas que estábamos diciendo: la virtud, la fortuna y el reconocimiento que la sociedad tenga o no tenga de ti.—La última vez que platicamos fue de este tema y usted planteaba una propuesta de cómo imaginaba que fuera una elección por voto popular de las personas integrantes de la Suprema Corte. De lo que imaginó a lo que hoy ya está en el papel, ¿qué es lo rescatable o en donde ve áreas de oportunidad?— Lo que está en la Constitución y se proponía hay la coincidencia en que estos cargos deben ser electos. Es verdad que mi propuesta únicamente se refería a los ministros de la Suprema Corte, no a los magistrados ni a los jueces.Yo creo que esta inclusión fue una idea del ex presidente (Andrés Manuel) López Obrador por la manera en la que veía cómo actuaban magistrados y jueces, sobre todo en temas relacionados con el crimen organizado.Sí hay ventanas de oportunidad, yo creo que una vez que se concluya este proceso, pues habrá que revisarlo, tal vez la parte más delicada vaya a ser la electoral, esto que dicen que va a ser muy complejo votar, que el ciudadano se va tardar mucho tiempo en la casilla eligiendo, que no va a saber a quién elegir porque no los conoce.Entonces yo creo que de la experiencia electoral vamos a sacar muchas lecciones y eso se puede reformar, no el principio, el principio sí debe ser elegirlos por voto a todos, pero se puede perfeccionar el sistema electoral para que los procesos para elegir jueces magistrados y ministros sean más sencillos, pero vamos a ver cómo funciona este.Otra preocupación que hay es el tema de la abstención. Hoy por ejemplo fui con el dentista y me dijo “iré a votar porque vas a ir tú” porque estarás entre los candidatos si sales en la tómbola (...). No es lo mismo que ir a una elección por un diputado, senador, por un presidente municipal, por el Presidente de la República, por un gobernador y sí, yo creo que eso va a ser complicado que la gente se interese en votar por los integrantes titulares del Poder Judicial Federal y Local. Eso va a llevar tiempo, entonces algo también en lo que hay que pensar para el siguiente proceso electoral de jueces, magistrados y ministros es el tema de la abstención, vamos a ver, ojalá que haya una participación ciudadana alta, que no sea muy baja. Yo les decía cuando me invitaron a los foros en la Cámara de Diputados que era muy importante que el día de la votación de los miembros del Poder Judicial coincidiera con el día de la votación general porque eso iba a jalar votos, entonces yo creo que (está) esa idea para 2027, creo que está así ya previsto y de ahí en adelante tiene que ser el mismo día de las elecciones generales porque eso reduce el nivel de abstención.Pero lo que tenemos ahora que ver es si la votación… bueno falta ver cómo el INE hará las boletas, dónde vamos a votar, si está fácil o está difícil, porque también debe ser muy fácil como votar por un gobernador, por un Presidente o por una Presidenta, tiene que ser tiene que ser así de fácil. —¿Cuáles son los siguientes pasos del proceso? —Hay una etapa que tiene que concluirse antes del 31 de enero, que es para evaluar la idoneidad, es decir, habrá otro filtro, entonces pueden decir “usted no porque fue alcalde y terminó su mandato hace un año”. Hoy leí que a un mexicano por naturalización que aspiraba a ser juez, pero que había nacido en Guatemala le dijeron que no, entonces van a analizar eso con lupa porque la Constitución sigue diciendo que para ser ministro, juez o magistrado tienes que ser mexicano por nacimiento.Van a verificar que no hayas mentido, cuál es la fama que tienen en el gremio de ti, por ejemplo, si eres litigante de narcotraficantes, y eso lo tendrán que revisar, a lo mejor no es un impedimento legal, pero tal vez no sea idóneo que llegue un abogado de narcotraficantes a la Corte o a un Tribunal Colegiado o a un Juzgado de Distrito.Esa etapa va a ser muy importante la de idoneidad porque los elementos pueden ser objetivos algunos, pero también hay elementos subjetivos que van a evaluar, entonces eso lo van a evaluar cada comité. Entonces viene esa etapa que es muy delicada, que ocupará todo enero y ahí va a haber otro filtrado de nombres y ahí se van a escoger 10 por cada vacante y son los que van a la tómbola.—¿Usted considera que hay algo en su carrera que pudieran agarrarse para decir “no, doctor Jaime Cárdenas, por esto usted no podría”?—Sí van a haber cosas. Seguramente algo que se va a discutir de mí es esto del Instituto para Devolver al Pueblo Robado, lo que en su momento dijo el (ex) Presidente (López Obrador) de mí, lo que yo dije para mi salida, en fin, todas esas cosas van a salir, ahora si está justificado que te excluyan por eso también hay que argumentar. También pasan a salir las cosas buenas, no solamente las negativas, aunque puede que salgan más las que se consideran malas, las más picosas.Por ejemplo, de una mujer pueden hasta cosas feas que pueden ser discriminatorias, contrarias a derechos humanos, que tenía amantes o cosas, en fin, pueden sacar cualquier cosa y lo importante es que los candidatos y las candidatas tengan argumentos porque desde luego todos somos seres humanos y como dice el evangelio “quien esté libre de culpa que tire la primera piedra”. O como aquella canción de Álvaro Carrillo, Como un lunar,“todos podemos una mancha llevar”. Esas cosas van a salir cosas, buenas cosas malas. Te cuento, hay un amigo, un investigador de Jurídicas que se dedica a temas de transparencia, se llama Ernesto Villanueva, me dijo que en un portal que tienen de Búho Legal van a difundir cosas que hayan salido de los candidatos, por ejemplo, si alguna vez pidieron información sobre ti en por el sistema de acceso a la información de transparencia, (por ejemplo) que pidieron saber si se iba de vacaciones, si se subía a los aviones en clase premier. Entonces todas esas cosas van a salir de todos, claro, habrá personas menos conocidas que no han ocupado cargos públicos, pues tal vez queden más protegidos, pero imagínate personas como, por poner un ejemplo —es respetable la persona yo no estoy criticando— a Roberto Gil Zuarth, va a salir que fue secretario de Calderón, en fin, vamos a ver cuánto pesa todas esas cosas, en que si Roberto Gil pasa o no la prueba y de muchas otras personas más.—¿Pero usted está con la conciencia tranquila?—Sí, nunca he estado en la cárcel, nunca he sido sentenciado por un delito doloso, ni culposo, hasta los juicios de tipo civil, no he sido demandado. Cuando he sido funcionario público no he tenido ninguna sanción por parte de la Secretaría de la Función Pública o de las contralorías, nunca me han sancionado. Creo que tengo una vida ordenada. Soy un padre de familia, estoy casado con la misma mujer hace 38 años —cumplimos este año— , no soy un hombre que tenga fama de mujeriego o de vicioso alguna cosa, creo que hay más o menos (con) buena fama.—En agosto termina una etapa del Poder Judicial para iniciar otra con la elección de sus integrantes. ¿Cómo finaliza?— Soy muy crítico a la actuación de la Corte, yo creo que termina mal, el Poder Judicial en general, eso no significa que esté haciendo una crítica generalizada porque puede haber jueces, juezas, magistrados, magistradas, desde luego ministras y ministros honorables.Pero esta postura que han asumido de oponerse a una reforma judicial inminente, todo lo que han hecho, el haberse transformado en el sexenio anterior en una suerte de tercera cámara legislativa porque eso eran, vetaban las leyes y los decretos del Presidente de la República, jugaron un papel de oposición.La Corte jugó no como una oposición jurídica, —bueno sí, revestía sus decisiones de formalidades jurídicas—, (sino) era una oposición política, como la oposición en México está desdibujada desde 2018, pues la Corte asumió ese rol, hizo un triste papel en muchas decisiones muy importantes, por ejemplo sobre la Ley de la Industria Eléctrica, en lugar de colocarse en la defensa de los intereses de la nación, pues defendió a las empresas transnacionales de la energía como Iberdrola.Cosas que son polémicas jurídicamente, pero más polémicas políticamente aquel asunto del desafuero de (Francisco Javier) García Cabeza de Vaca cuando el Congreso de Tamaulipas impidió que se concretara el desafuero ordenado la Cámara de Diputados, pues también ahí la Corte jugó a favor del PAN, de un gobernante (de Tamaulipas) como García Cabeza de Vaca.Realizaron lo que se llama en América Latina una guerra jurídica en contra del gobierno, eso hizo la Corte estos años además arrastrando todos los vicios históricos del Poder Judicial, como son el nepotismo, el gremialismo, los altos salarios que nunca quisieron bajarlos por debajo del Presidente de la República; una carrera judicial que ellos invocan, pero es simulada porque son concursos cerrados, no son abiertos donde todos los abogados o abogadas pudiesen participar porque nada más lo hacían los de adentro del Poder Judicial en su mayor parte.Entonces termina mal la Corte, termina un período triste de la historia de México, no supieron entender cuál era su papel histórico, su papel constitucional, su papel jurídico, enloquecieron con ese poder inmenso de la interpretación, de ellos tener la última palabra como te decía aquella ocasión para definir hasta dónde llegan los derechos humanos o hasta dónde llegan los principios democráticos o cómo debe entenderse una institución. En fin, se volvieron locos, se creyeron super legisladores. —¿Qué tipo de ministro de la Corte aspira ser?— Si pasara todos los filtros que aún quedan yo trataría de ser un ministro comprometido con la sociedad. En estos debates que hubo sobre la reforma judicial convocados por el Congreso de la Unión se presentaron estadísticas muy interesantes, por ejemplo, qué asuntos resuelve el Poder Judicial de la Federación, la mayor parte de éstos son fiscales, en donde las grandes empresas, para defenderse fiscalmente del SAT, promueven amparos o en ocasiones, si pueden, pues otro tipo de medios de impugnación, pero principalmente amparos.Entonces imagínate un Poder Judicial que está dedicado a justificar la evasión o la elusión de impuestos, no puede ser así. El Poder Judicial debe estar orientado a la defensa de determinados derechos humanos como el debido proceso o los derechos de libertad, pero yo pienso que sobre todo los derechos de igualdad están muy descuidados por la Suprema Corte y el Poder Judicial de la Federación: el derecho a la educación, a la salud, a la vivienda, a la alimentación y al agua.Te pongo un ejemplo: hace unos días fui al informe que presentó la ministra Lenia Batres y comentó cómo conocieron de un amparo en la Corte de un muchacho de la UNAM que para titularse tienen que hacer diplomados y les cobran 26 mil-30 mil pesos, creo que hasta más.Y promovió un amparo, entonces la Corte en lugar de defender el derecho a la educación pública y gratuita, pues justificó que en ciertos casos es razonable cobrar esos diplomados. Yo en ese caso, por poner un ejemplo, diría que la Constitución dice que la educación es pública, cuando la educación es de universidades públicas, pues debe ser pública, nada de andar cobrando diplomados para que un joven de escasos recursos tenga que pagar ese diplomado para titularse.Y así en materia de salud, hay tantas cosas que hacer, en materia de alimentación, de vivienda, desde luego hay otras muy importantes como son las de género, las relacionadas con los derechos de la comunidad LGBTIQ.Yo tomaría esa línea de defensa de los derechos de igualdad, de género, de las minorías, de niñas, niños y adolescentes, por ahí sería mi línea argumentativa e interpretativa, claro, tomando siempre en cuenta la Constitución y los tratados.Hay un debate muy interesante, se dio todo el año pasado y este año, sobre el tema de la convencionalidad y la Constitución, o sea los tratados y la Constitución, qué está por encima de qué. La reforma en materia de derechos humanos de 10 de junio de 2011 a la Constitución estableció que los tratados en materia de derechos humanos y la Constitución están al mismo nivel jerárquico, salvo cuando la Constitución establezca una restricción.A veces la Corte mexicana ha tenido la tentación, la tuvo con la discusión de la prisión preventiva oficiosa, de decir, debe colocarse el tratado por encima de la Constitución, yo creo que en esas cosas hay que ser muy cuidadoso, México sigue siendo un Estado Nación, hay una Constitución y sobre ésta no puede haber una norma jurídica superior.Desde luego que tenemos que honrar los tratados de derechos humanos, pero hasta donde nuestro sistema constitucional lo permite, entonces sobre eso también hay que tener mucho cuidado con ese tipo de temas.—En este punto, ¿usted coincide con los argumentos del gobierno sobre la prisión preventiva oficiosa?—En el tema de la prisión preventiva oficiosa sí hay que derogar esa figura, pero quien debe hacerlo, como el arraigo también, no es la Corte sino el poder revisor de la Constitución, es por la vía del 135 de la Constitución, no por la vía de una interpretación constitucional.Yo estoy en contra de la prisión preventiva oficiosa y en contra del arraigo, pero no creo que la Corte tenga el poder para derogar algo que está en la Constitución, eso solamente lo puede hacer el poder revisor de la Constitución.​—¿Usted aspiraría a ser un ministro con una línea progresista?—Sí, un ministro con la línea progresista. A favor de los derechos de las minorías, de los derechos de igualdad; todos los derechos económicos sociales, culturales y ambientales.Otra línea muy importante es la defensa de los recursos naturales, los hidrocarburos, el petróleo gas, las minas, el agua las playas, la flora, la fauna, toda la defensa de los recursos naturales, porque esos recursos como dice el derecho latinoamericano, son bienes comunes, son bienes que (no son para) privatizarlos, hay que tener mucho cuidado.No digo que no se puedan, en algunos casos que establece la Constitución, otorgar concesiones o algún permiso, pero siempre entendiendo que esos recursos no son mercancías, como acaba de decir la Presidenta (Claudia Sheinbaum), son recursos que pertenecen a la nación, que pertenecen a todos nosotros, a nuestras generaciones, presente y a las generaciones futuras.Entonces hay una línea muy importante de defensa de los recursos naturales de la soberanía de la Rectoría económica del Estado, de la planeación democrática para el desarrollo, es otra línea que hay que defender que yo creo que ha estado ausente de este Poder Judicial. Jueces o magistrados como (Juan Pablo) Gómez Fierro, que ya renunció, dictaba la resoluciones a favor de Iberdrola y en contra del gobierno por el tema eléctrico. Bueno, pues es un ejemplo de cómo el Poder Judicial se dedicó a proteger transnacionales y no los intereses de la nación.Desde luego se va a venir algo muy importante con la relación con los Estados Unidos, la defensa en sede judicial cuando corresponda de los principios de la política exterior mexicana que están previstos en el artículo 89, fracción décima de la Constitución, ahí también hay una línea, va haber una línea de actuación muy importante seguramente en los próximos años por esta relación tan difícil que vamos a tener ahora que tome posesión Donald Trump.—¿Ha pensado en los retos que tendrá para hacer campañas, si este proceso le favorece?— Sí, pues van a haber muchos retos. ¿Cómo visualizo si llegara a esa etapa de la campaña? Lo que permite la Constitución y la ley, hasta este momento, son debates que organizará la autoridad electoral, entonces hay que pedirle tanto a nivel nacional como a nivel estatal y distrital que los organice entre los candidatos por toda la República.Eso es una vía, la otra es que vamos a tener derecho a tiempos del Estado. Cada vez son más importantes las redes sociales, otra vía de campaña será a través de las redes sociales.Hay que esperar a ver hasta dónde nos deja el INE contratar —o si nos deja o no nos deja— tiempos en redes sociales, hay que ver hasta dónde y cómo hay que transparentar esos contratos.La otra vía es visitar todas las universidades, los Colegios de Abogados, las facultades de Derecho, las escuelas de Derecho, los colegios de notarios de todo el país.En fin, visitar todas las áreas jurídicas del país y exponer ahí lo que me has preguntado: ¿Cuál es su plan?, ¿usted cómo actuaría, cómo defendería?, ¿defendería o no los recursos naturales?, ¿qué modelo económico, de Constitución usted va a defender?, ¿qué postura tiene sobre los derechos de igualdad?—¿Usted se visualiza ir casa por casa, como hacen algunos políticos?—A lo mejor sí, hay que intentarlo, pero esta competencia, por ejemplo, para ministro es nacional, o sea sí, sí, podrías hacerlo casa por casa, pero imagínate recorrer…Un político profesional te diría “hay que recorrer todas las casas y tocar todas las puertas”, yo creo que lo que hay que intentar es ir a todos los municipios y a las plazas. Es una campaña de saliva porque no vas a poder entregar nada, creo que van a permitir nada más (propaganda) impresos, pero igual si te gastas el dinero en volantes que nadie va a leer, es mejor que te conozcan, qué te pares en una universidad, en un colegio de abogados, en una plaza pública, en un mercado con un megáfono y digas: “soy Fulano de Tal y aspiro a (ser) ministro y este es mi plan, esta es mi idea del derecho”, es mejor hacer eso, tal vez sea más redituable casa por casa, no niego eso, seguramente alguien lo va a hacer.Creo que es más fácil, por ejemplo, para cargos como jueces de distrito porque como su competencia o su área territorial es más pequeña, es un distrito, no es un estado, pues ellos pueden en ese distrito hacer más esa campaña de casa por casa.Tal vez hasta los candidatos a magistrados en estados chiquitos como Colima, Nayarit o Tlaxcala, a lo mejor los que compitan en esos estados, como no son tan grandes (en extensión territorial), pues ahí a lo mejor sí puedes hacer una campaña de más casa por casa.Porque además son 60 días nada más, no te da tiempo para tanto. Simplemente son 32 entidades federativas, vamos a suponer que yo fuera a las 32, me llevaría 32 días y si voy dos veces, pues ya son 64 días, ya me pasé del término de la campaña. Es complicado.—Es un esfuerzo titánico, debe requerir un equipo…— Un equipo y haber cuánto cuesta. Mucho va a depender de las reglas que fije el INE, no (se) puede recibir financiamiento público ni privado, pero lo que seguramente va a haber es lo que se llama autofinanciamiento —que tú te pagues tu campaña—, pero ahí también hay que ser muy cuidadoso porque si no hay límites, si no hay topes a la autofinanciamiento favoreces a los candidatos ricos, los candidatos que se pueden pagar una campaña, que pueden contratar helicópteros que pueden contratar aviones privados.Entonces, el INE tiene que fijar tope, nadie puede gastar más de tanto. Van a ser reglas muy estrictas y los topes no pueden ser muy altos porque si no habría inequidad en la competencia, los candidatos ricos tendrían mucho dinero para hacer su campaña y un candidato pobre, “pues oiga, yo vivo de mi salario, puedo vender algún bien, alguna propiedad”, pero quién va a vender su casa o su coche para… habrá quién lo haga, va a haber quien diga, "yo vendí mi casa o vendí mi coche", todo va a depender del tope que fije el INE.—Hay varios temores en este proceso, pero me centro en dos, que se pueden volver uno: la influencia de partidos o empresarios y también del crimen organizado. ¿Ve ese temor?— Sí, desde luego hay que estar muy atento para que eso no ocurra. Lo del crimen organizado sería muy grave, donde puede haber posibilidad de que el crimen organizado trate de meterse es en algunos estados, sobre todo para candidatos de juez de distrito o de magistrados, ahí hay que tener mucho cuidado.Y sí, el INE, la ciudadanía y los medios deben estar monitoreando este tipo de influencia indebida. Yo sí lo veo como algo posible, no hay que descartar y hay que tener mucho cuidado.En el caso de los empresarios, pues sí, si hay candidatos pro empresariales que defienden,por ejemplo, la explotación libre de los recursos naturales, pues los empresarios tendrán sus candidatos y eso también es indebido porque está prohibido el financiamiento privado y hay que denunciarlo.Y desde luego van a querer meterse los gobiernos y los partidos en el gobierno, eso también hay que tener mucho cuidado.—La oposición ha manejado que quienes aspiran en este proceso es porque son afines al gobierno. ¿Qué le diría a esas personas que a lo mejor con mala leche o con duda genuina piensan eso?—Decirles que yo he demostrado en los cargos que he tenido —aunque haya sido diputado por el PT o haya tenido ese cargo en el gobierno del presidente López Obrador— mi independencia, o sea, si alguien me conoce y mi trayectoria saben que siempre he sido una persona libre.Cuando fui consejero del IFE hace más de 20 años fui independiente, ahí están mis votaciones, mis debates en el Consejo; nunca fui un agachón a favor de un partido o de una tendencia, fui un hombre libre. Cuando fui consejero de la Judicatura en la Ciudad de México también demostré ser una persona independiente, ahí están las actas, las constancias, se puede ver si era o no independiente.Cuando fui diputado federal, no siempre votamos con el PT, teníamos nuestras ideas, nuestras propuestas. En el (Congreso) Constituyente de la Ciudad de México también, el diputado con un perfilmás independiente era yo, ahí están las actas, los documentos o ahora en el gobierno del presidente López Obrador salgo por una diferencia de interpretación de la ley, de los lineamientos administrativos.Creo que he demostrado que soy una persona independiente, no soy un hombre que se someta a una idea o ideología de manera absoluta. Sí me considero un abogado de izquierda, eso no lo niego, pero con independencia, no soy un izquierdista fanático… —¿Ni radical?— Ni radical. Trato de escuchar a los demás, de llevarme bien con mis colegas cuando puedo. En el IFE, por ejemplo, cuando me tocó ser consejero, pues había tendencias distintas, estaban los que habían sido propuestos por el PAN, con los que me lleve siempre bien, los dos ya están muertos Juan Molinar y Alonso Lujambio; me llevaba bien con los propuestos por el PRI, con los del PRD.Cuando fui diputado podía hablar con los distintos grupos y partidos, tengo hasta una anécdota: cuando fui diputado federal, fíjate lo que te voy a contar, como yo nací en Coahuila, un diputado del PRI, de Acuña, promueve un cambio al nombre del Estado que queda consignado en la Constitución de la República como Coahuila de Zaragoza, antes era nada más Coahuila.Entonces Rubén Moreira, que era el coordinador de los diputados priistas, me dijo: “Oye, subes tú a tribuna, tú eres de Coahuila, defiendes nuestro punto de vista” y subí con los priistas a defender esa idea de que el Estado debía llamarse Coahuila de Zaragoza.Entonces trataba de llevarme con diputados del PAN, del PRI, no tengo problema para hablar con la gente y poder escuchar opiniones diferentes a las mías.Recuerdo otra anécdota, en el Constituyente de la ciudad, llega Gaby Cuevas y me dice: “oye, oye, eso que dijiste del neoliberalismo… Ernesto Cordero (secretario de Hacienda con Calderón) quiere saludarte, quiere que le platiques, yo ya le dije que tienes algo escrito sobre el neoliberalismo”. Pues fui a ver a Cordero y me dijo: “¿Qué tienes algo escrito?” “Sí, aquí te lo traigo, te lo dedico” y se lo dediqué a Cordero.Con los panistas y con los priistas no tengo problemas. Claro, sí tengo mis ideas, hay ciertas ideas que defiendo como la soberanía energética del país, la soberanía de la Nación, los derechos humanos, sobre todo los de igualdad. —Hay voces con muy mala leche y también con duda genuina que creen que el Poder Judicial prácticamente murió con esta reforma. ¿A esas personas qué les diría?— Ve la lista de los que se han registrado, por ejemplo, hay un amigo mío que conozco hace muchos años, ha sido asesor de la Corte en derechos humanos, que se llama Carlos Pérez, está de candidato, es un académico, no pueden dudar de él.Hay otro compañero mío del Instituto, Edgar Corzo; el ex director de la Facultad de Derecho de la UNAM, Raúl Contreras; hay muchos perfiles de académicos, de personas del Poder Judicial actual o de poderes judiciales estatales.Por ejemplo, de las cartas que yo pude firmar de recomendación que me pidieron, firme una para una magistrada del estado de Veracruz local que está compitiendo creo que para ser magistrada del Tribunal de Disciplina Judicial, entonces los orígenes de las personas que estamos participando son muy diversos.Hay personas de la academia, de poderes judiciales estatales, algunas del Poder Judicial Federal, hay litigantes que están concursando, o sea si la sociedad piensa que todos los que estamos participando somos morenistas o petistas o del Verde está equivocada, hay de todo.—¿Hubo algún momento antes en que lo quisieran proponer para ministro?—Fíjate que yo soñaba que alguien me propusiera, pero he tenido mala suerte. En las épocas en que gobernaba el PRI todavía era muy joven, era muy difícil y yo nunca conocí a Ernesto Zedillo, que fue quien me pudo (proponer). Bueno, antes de Zedillo, Salinas, (pero) era aún más joven, no estaba todavía en el radar público.Luego llegan los del PAN, pero yo sabía que el PAN nunca me iba a proponer y Calderón tampoco. Tengo por ahí un recuerdo de alguna plática con el ex ministro Arturo Zaldívar antes de que él fuera ministro —a él lo propone Calderón—.Él era profesor en la (Escuela) Libre de Derecho de amparo y era litigante, entonces tuvimos algún café, un desayuno, y él me preguntó “¿Y tú cuando, Jaime, tal?” Le dije “no conozco a esta gente, tú sí los conoces porque los calderones (son) de la Libre, tú eres de la Libre, pues entiendo, a mí no, esta gente nunca me va a proponer”.Y luego llegó el PRI-Peña, pues con Peña, ¿Quién me iba a proponer?, ¿quién me iba a llevar con Peña? En el periodo de Peña había un hiperconsejero jurídico, Humberto Castillejos, ese era el que decidía, pero yo no tenía ningún contacto con él.Con Andrés Manuel tuve la ilusión, pero la verdad nunca pensó en mí para ser ministro, entonces tuve muy mala suerte. Primero porque eran los priistas no y yo era muy joven; después los panistas con los que no tenía mucha relación en el poder para ese tipo de decisiones; luego vino Peña, pues ¿Ahí quien? y Andrés Manuel, quien pudo haberme propuesto, pues decidió por cuatro mujeres y por un hombre, pero no por mí.JLMR