Por encima de todo, la institución
Es innegable que Joan Laporta merece un buen tirón de orejas y que su arriesgada manera de presidir el club, rodeado de amigos, familiares y aduladores, pone al Barça al borde del precipicio de manera continuada. Nadie se explica que una entidad de tamaña relevancia lleve más de dos años sin la presencia de un consejero delegado de relevancia, avalado por un buen número de masters internacionales en su currículum de ejecutivo de multinacional, que garantice una gestión transparente del día a día, que permita al ‘soci’ dormir tranquilo y exento de tanto sobresalto. No se puede seguir dejando los deberes para el último momento, como suelen hacer los estudiantes holgazanes, que siempre le acaban echando las culpas de sus fracasos escolares a las manías persecutorias de determinados profesores.