'1992'
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Firma la producción, el guion y la dirección de ' 1992 ', serie de Netflix, Alex de la Iglesia, lo que siempre representa buen cine. Amparo, interpretada por una Marian Álvarez en estado de gracia, después de que su marido la palme quemado por completo en una explosión del polígono industrial Cobo Calleja, comienza a buscar respuestas. Solo le auxilia Richi, el actor Fernando Valdivieso, que está enorme, un vigilante de seguridad, expolicía y alcohólico. Mientras, se suceden varios de asesinatos que tienen el mismo patrón, junto al cuerpo quemado de las víctimas aparece un muñeco de Curro, la mascota de la Expo 92 de Sevilla . Con Alex de la Iglesia, además de saber que a priori las serie es buena, conocemos que puede haber algún monstruo; un ambiente tétrico en ocasione; lluvia, mal tiempo y mal rollo. Nada de lo anterior falta en la serie. Al contrario, abunda siguiendo una trama inteligente y armada con cuidado, donde los acontecimientos van calando y encajando a la perfección. Los personajes protagónicos de '1992' arrastran problemas de culpa y de adaptación, lo que es marca de la casa. El director vasco no marea, ni falta que le hace, buscando temas nuevos, aunque, como de costumbre, acierta en la originalidad del guion. Esta serie va de quemados; de escrúpulos nulos; de la mirada a unos años, los noventa, donde hubo demasiada gente que se forró a expensas del erario; de lo que acecha en los sueños porque vive oculto en la realidad, la indiferencia del otro hacia tus problemas, lo que empuja, según el que tienes enfrente, a que no veas la realidad tal y como es. Sucede con el antiguo policía, casi nadie cree en sus averiguaciones, casi todos ven cortinas de humo. Pero tampoco creen a la mujer del primer difunto, que al principio se confunde con una ama de casa normal y luego va adquiriendo fuerza y carácter. La falta de verosimilitud del otro hacia lo acaecido muscula la serie, la hace diferente y muy entretenida. '1992' tiene un final que dada la fuerza de la pareja de protagonistas puede alargarse más temporadas. La serie nos regala un festival de prostitutas, cocaína y corrupción. Supongo que les suena la desgraciada constante de nuestra nación.