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Con 27 años, Francis, mamá de 4 hijos, se inspiró en el estudio para huir de la explotación laboral

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Francis García Morales recuerda los episodios en los que sus fuerzas no daban más. Trabajaba en una tienda en San José, a la que llegaba a las 8 a. m., y podía irse hasta las 3 a. m. del otro día.

Se sentía devastada física y emocionalmente; sin embargo, estaba convencida de que la única manera de salir de esa situación era estudiando.

Esta joven madre de cuatro hijos admite que permanecía en ese trabajo por necesidad y porque tenía “cuatro bocas que alimentar”.

“Quería que si mis hijos me pedían un popi, yo poder comprárselo. En mi trabajo no recibí golpes, pero sí explotación laboral. Tenía que trabajar en ese horario y no me pagaban extras”, contó.

Francis repasa los momentos amargos de su vida, no para revivir la tristeza, sino para agradecer por su presente, en el que continúa luchando para convertirse en administradora de empresas. El esfuerzo y trabajo duro son constantes en su vida.

‘Siempre tuve la idea de estudiar’

Esta joven de 27 años es madre de Octavio (11), Francheska (9) y de los gemelos Tony y Tommy (7) Flores García. Su primer hijo nació cuando tenía 16 años; la llegada del bebé la motivó a continuar sus estudios y sacó el bachillerato.

Luego llegó la niña. Para atender a sus dos pequeños, dejó de estudiar y se dedicó a la casa. Cuando dio a luz a los hijos menores, Francis supo que tenía que hacer algo porque quería una mejor vida.

“Pasaron situaciones, yo aspiraba a más y tomé decisiones, me separé (del padre de sus hijos). Empecé a trabajar en ese tipo de almacenes y la experiencia era muy mala; además, tenía mi condición migratoria vencida, vine de Nicaragua hace 13 años”, contó.

En el 2020 y tras un año de trabajo, Francis dejó la tienda y empezó a tocar puertas. Fue entonces cuando tuvo la posibilidad de empezar en un trabajo de limpieza en el que iba a recibir aguinaldo, pago de horas extra, mejores condiciones y un horario que le permitiría estudiar.

La mujer cuenta que el padre de sus hijos ya no vive en Costa Rica y, por ello, ella se encarga prácticamente sola de sacar a los niños adelante y de pagar la casa donde viven.

“Empecé trabajando en limpieza en la Asamblea Legislativa, yo estaba entusiasmada porque sentía que mi sueño de trabajar en una oficina estaba cerca. Luego me asignaron trabajar en el Hospital de Niños y el horario se acomodó, trabajaba de 7 a. m. a 5 p. m. Era mi oportunidad de estudiar”, recordó.

En el 2022, la vecina de Tirrases, en Curridabat, se matriculó en el Colegio Técnico Profesional Uladislao Gámez Solano, donde empezó a cursar secretariado ejecutivo. Entraba a las 5:45 p. m y salía a las 10 p. m. En ese momento, dice, empezó el reto más difícil de su vida.

“Para ese momento ya me encargaba sola de mis hijos, asumí la responsabilidad y custodia total. Cuando empiezo a estudiar, me levantaba a las 3 a. m. para dejarles el desayuno, almuerzo y uniformes listos. Tenía que pagar para que me los cuidaran.

“Cuando salía del trabajo, me iba corriendo a la parada para llegar a mi casa, darles de comer, y si me daba tiempo yo tomaba café. En el colegio me daban beca de comedor, pero a veces no me daba tiempo. Recuerdo que a veces iba con mis hijos. Yo solucionaba”, contó.

Así estuvo por dos años, en los que, además, llevaba comidas para vender a sus compañeros de trabajo y conseguir un ingreso extra, pues asegura que no es fácil pagar una casa y mantener a cuatro hijos con un salario mínimo.

Por diferentes situaciones, Francis tuvo que renunciar a su trabajo. No le quedó más opción que regresar a trabajar en una tienda, pero esta vez con condiciones un poco mejores.

Una vez más, esta mujer no perdió la fe de salir adelante. En febrero de este 2024 vio un anuncio en el periódico en el que decían que buscaban recepcionista. Envió su currículum con la convicción de que el puesto sería para ella.

“En la tarde me llamaron para la entrevista. Algo me decía que iba a ser mío. Vine, competí con siete postulantes, creí en mí, me preparé, estudié y gané la entrevista. Tengo horario de 7 a. m. a 5 p. m. y los viernes salgo a las 3 p. m. Físicamente, es menos el trabajo y me desarrollo en lo que quería, estoy en una oficina y puedo vestirme como me encanta”, agregó.

‘Siempre creo que puedo’

El martes 17 de diciembre, Francis se graduará como secretaria ejecutiva y desde ahora sueña con poder ir a la universidad y convertirse en administradora de empresas. En su trabajo actual ya ascendió de la recepción a encargada de servicio al cliente.

Esta madre se siente más motivada que nunca. “Creo en mí, gracias a Dios existe una automotivación grandísima, pienso en mis hijos, mi mamá, mis hermanos, siempre he estado motivada. No ha sido fácil, pero siempre creo que puedo. Estoy feliz y contenta de verme donde estoy, sueño con un título universitario. Lo que he avanzado es satisfactorio, avanzar poco a poco es bonito”, expresó.

Francis admite que el camino ha sido muy duro y no habla solamente del cansancio o las dificultades económicas, sino de no poder estar tanto como quisiera junto a sus hijos. Cuenta que ser una mamá “joven y sola” es muy complejo.

“No he podido darles tanto tiempo a mis hijos. A veces me siento y les comento que esta no fue la vida que elegí, fue la que me tocó. Les digo que necesito que me ayuden portándose bien, estudiando, sacando buenas notas. En mi caso, no tenía tiempo para estudiar, pero me concentraba en clases y me iba bien. Les digo que salgo a trabajar para poderlos llevar un día a las piscinas o a comer hamburguesas”, dijo.

Agregó que no hay sensación más bonita que llegar a casa y ser abrazada por cálidas y delicadas manitas que se acompañan de palabras cariñosas. Francis se siente orgullosa de sus hijos y les dice que “si mamá puede, ellos también”.

Actualmente, la madre de Francis cuida a los niños, lo que le da tranquilidad.

“La vida me ha cambiado radicalmente. Estoy muy agradecida. Ahora, en las noches, como terminé de estudiar, estoy más con ellos, los apoyo con las tareas. En el trabajo, cuando puedo, hago horas extra porque se vienen gastos importantes de mis hijos, como la primera comunión. Quienes me conocen me apodan Mamá Lucha”, mencionó.

Luego de terminar su educación en un colegio técnico nocturno, Francis está convencida de que el estudio le asegurará una vida mejor.

Irving Fernández, coordinador de Permanencia Estudiantil del Ministerio de Educación Pública (MEP), comentó que, en Costa Rica, la Unidad para la Permanencia, Reincorporación y Éxito Educativo (UPRE) busca promover acciones afirmativas que aseguren la continuidad de las trayectorias educativas de la población estudiantil.