Artifact, el juego de cartas de Valve que supuso el mayor fracaso de la compañía
Artifact se lanzó en 2018 como un juego de pago con un modelo de monetización muy agresivo que no convenció a los jugadores. En 2021 se hizo gratuito, pero Valve abandonó su desarrollo.
Los juegos de cartas coleccionables son ahora más populares que nunca y están disfrutando de una nueva edad dorada. Ya sea en formato físico con las constantes expansiones de Magic, Pokémon, Lorcana y otros muchos más o en digital con videojuegos como JCC Pokémon Pocket, Hearthstone o Marvel Snap (por citar tan solo unos pocos ejemplos de los muchos que hay), la fiebre por los juegos de cartas parece estar lejos de acabar.
Sin embargo, no todos los títulos de este título que han llegado al mercado han conseguido encontrar su hueco. Entre todos estos fracasos, probablemente el más sonado y sorprendente sea el de Artifact, un juego desarrollado ni más ni menos que por Valve y que aparentemente lo tenía todo para triunfar y que apenas consigue levantar cabeza.
Así pues, ¿qué es lo que falló? Demasiadas cosas. Para empezar, Valve cometió el gravísimo error de lanzar el título como un producto premium en 2018, cuando la mayoría de sus competidores estaban disponibles como juegos gratuitos. Para empeorar las cosas, a pesar de ser un juego de pago, el título también incluía un sistema de micropagos muy agresivo y no tardó en ser visto como un juego pay-to-win, probablemente lo peor que le pueda ocurrir a un juego competitivo.
Ante esta situación, Valve no tardó en anunciar una versión 2.0 revisada que sería conocida como Artifact Foundry, la cual se lanzó en 2021 y convirtió al juego en un free to play, un estreno que vino acompañado con el anuncio de que la compañía cesaba su desarrollo y dejaría de actualizarlo.
Si bien tuvo un repunte de jugadores considerable con este relanzamiento y originalmente consiguió alcanzar un pico de 60.646 usuarios simultáneos (cifra que consiguió durante su lanzamiento en 2018, cuando todavía era de pago), Artifact nunca consiguió volver a levantar cabeza y actualmente solo cuenta con un 46 % de reseñas positivas en Steam de 24.769 críticas.
A todo esto hay que sumarle otros problemas derivados del propio juego, como unas mecánicas que pueden resultar innecesariamente complejas para nuevos jugadores sin que realmente aporten demasiado a la partida o problemas de ritmo en las partidas que hacen que se alarguen más de lo deseable.
No es que sea malo como tal, pero queda muy por debajo de los principales referentes del género y cosas como que la propia Valve lo abandonase o la mala gestión que tuvo en sus inicios lo acabó condenando al olvido.
Como curiosidad, este año ha habido semanas en las que ha experimentado un inexplicable incremento en su número de jugadores sin motivo aparente. El último ha sido este mismo mes, donde ha logrado rebasar los 2.000 jugadores simultáneos. Podrían ser bots o podría haber alguna comunidad que desconocemos intentando revivir el título, aunque no deja de ser un hecho muy llamativo.
Los juegos de cartas coleccionables son ahora más populares que nunca y están disfrutando de una nueva edad dorada. Ya sea en formato físico con las constantes expansiones de Magic, Pokémon, Lorcana y otros muchos más o en digital con videojuegos como JCC Pokémon Pocket, Hearthstone o Marvel Snap (por citar tan solo unos pocos ejemplos de los muchos que hay), la fiebre por los juegos de cartas parece estar lejos de acabar.
El mayor fracaso de Valve
Sin embargo, no todos los títulos de este título que han llegado al mercado han conseguido encontrar su hueco. Entre todos estos fracasos, probablemente el más sonado y sorprendente sea el de Artifact, un juego desarrollado ni más ni menos que por Valve y que aparentemente lo tenía todo para triunfar y que apenas consigue levantar cabeza.
Así pues, ¿qué es lo que falló? Demasiadas cosas. Para empezar, Valve cometió el gravísimo error de lanzar el título como un producto premium en 2018, cuando la mayoría de sus competidores estaban disponibles como juegos gratuitos. Para empeorar las cosas, a pesar de ser un juego de pago, el título también incluía un sistema de micropagos muy agresivo y no tardó en ser visto como un juego pay-to-win, probablemente lo peor que le pueda ocurrir a un juego competitivo.
Ante esta situación, Valve no tardó en anunciar una versión 2.0 revisada que sería conocida como Artifact Foundry, la cual se lanzó en 2021 y convirtió al juego en un free to play, un estreno que vino acompañado con el anuncio de que la compañía cesaba su desarrollo y dejaría de actualizarlo.
Si bien tuvo un repunte de jugadores considerable con este relanzamiento y originalmente consiguió alcanzar un pico de 60.646 usuarios simultáneos (cifra que consiguió durante su lanzamiento en 2018, cuando todavía era de pago), Artifact nunca consiguió volver a levantar cabeza y actualmente solo cuenta con un 46 % de reseñas positivas en Steam de 24.769 críticas.
A todo esto hay que sumarle otros problemas derivados del propio juego, como unas mecánicas que pueden resultar innecesariamente complejas para nuevos jugadores sin que realmente aporten demasiado a la partida o problemas de ritmo en las partidas que hacen que se alarguen más de lo deseable.
No es que sea malo como tal, pero queda muy por debajo de los principales referentes del género y cosas como que la propia Valve lo abandonase o la mala gestión que tuvo en sus inicios lo acabó condenando al olvido.
Como curiosidad, este año ha habido semanas en las que ha experimentado un inexplicable incremento en su número de jugadores sin motivo aparente. El último ha sido este mismo mes, donde ha logrado rebasar los 2.000 jugadores simultáneos. Podrían ser bots o podría haber alguna comunidad que desconocemos intentando revivir el título, aunque no deja de ser un hecho muy llamativo.