El momento de la destrucción creativa
La Argentina inesperada nos presenta un fin de año con un clima de negocios auspicioso y que pocos anticiparon. Los últimos meses fueron transformando el debate sobre la marcha macroeconómica en un consenso que reconocía los importantes logros de esta primera etapa de gestión.
Este diciembre anticipa una agenda que para nuestro país es extraordinaria. Durante décadas, cada año que comenzaba concentraba la atención en una macro de crisis en la que las nubes de palabras se repetían insistentemente: inflación, dólar, recesión. Hoy decimos que 2025 será el año de la micro, será el año de la competitividad. Con las oportunidades, los esfuerzos y también los dolores, pero sin dudas, con otro idioma.
Que la centralidad de la conversación pública esté en la micro, en la agenda sectorial y de las empresas, eso ya por sí solo, implica avanzar hacia un nuevo modelo de crecimiento.
El mundo de los negocios ya entendió la señal de la política económica, "nosotros nos ocupamos de ordenar la macro, sacar fricciones", y las empresas trabajan en potenciar su destino. Esta definición siempre es difícil sostenerla en los hechos en años electorales. Por esto mismo, empezar un 2025 con altos niveles de credibilidad respecto a un nuevo modelo, con superávit fiscal, sin inflación, desregulación y apertura, es realmente novedoso.
Esta credibilidad hay que validarla cotidianamente con una agenda activa que no descanse. Desde la posición dentro del Mercosur para avanzar en un principio de acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, hasta la marcha atrás con el régimen que gravaba actividades digitales (influencers y streamers). La señal es clara y no deja dudas: el peso del Estado que interfiere e impide -y a veces da una manito- irá disminuyendo indefectiblemente.
SEÑALES CORRECTAS
La teoría del crecimiento actual se inspira en Joseph Schumpeter, uno de los mejores economistas del siglo XX, y su noción de "destrucción creativa" que pone la iniciativa privada en el centro. Para aumentar la productividad se necesitan innovadores y no se puede crear lo nuevo sin destruir, en parte, lo viejo.
Sin embargo, es clave minimizar los costos de la destrucción. No sólo para reducirlos sino también para viabilizar el proceso evitando excesos que puedan destruir empleos, ecosistemas valiosos en términos de redes empresariales en cadenas de valor, conocimientos técnicos y de mercados implícitos, y oportunidades de learning by doing.
El 2024 resultó un año complejo. Quienes lo proyectaban pensando en comportamientos pasados estuvieron lejos de acertar sus proyecciones. El mundo es otro, aquellas lógicas que aplicaban en un contexto reciente son obsoletas. La pandemia dio origen y dinamizó un nuevo paradigma en términos de hábitos y comportamientos, y lo que viene exige nuevas categorías para ser comprendido.
LOS RESORTES DE 2025
El creciente optimismo en diferentes actores sociales y económicos no se sustenta sólo en los logros del primer año de gestión, sino también en la percepción de que la sostenibilidad del rumbo es posible. Y sabemos que detrás de esto no puede estar sólo el "elegimos creer", sino también razones menos emocionales que dan cuenta del clima actual.
Resorte 1, sin dudas, una sociedad más capaz de ver la película y no la foto. Esto no implica que el bolsillo deje de ser lo prioritario, sino que sigue presente en la retina de todos nosotros de dónde venimos, y hay una escucha respecto a qué es lo diferente que se propone. Esto de alguna manera responde a la tendencia actual que la mayoría de los politólogos y sociólogos nos señalan: mayor impaciencia y demanda de resultados inmediatos. Milei todavía es la respuesta a esa insatisfacción, como lo muestra su elevada imagen positiva.
Resorte 2, una geoeconomía que nos aporta drivers de crecimientos diversificados. Ya no tenemos todas las fichas puestas en un solo sector (el agro). Son varias las palancas -energía, minería, economía del conocimiento- que nos están permitiendo empezar a ponernos de pie nuevamente, generando divisas y aportando los grandes proyectos de inversión que hacen la diferencia.
Resorte 3, la tecnología y los nuevos modelos de negocios. Hay una Argentina que trasciende la macro y trasciende la historia reciente. En estos días tuve el privilegio de conocer en detalle una startup que nació en 2022, aplica inteligencia artificial para leer fotografías, diseñó un dispositivo que le permite a gran parte de la producción agrícola aumentar la productividad y bajar costos sensiblemente en el uso de fertilizantes y herbicidas. Ya se están expandiendo a Brasil y Estados Unidos. Sabemos que no son la excepción, hay un ecosistema de innovación y de diseño de nuevos modelos de negocios que no tiene precedentes.
Resorte 4, impensadamente, en la Argentina insostenible que colapsó a fines del año pasado, encontramos espacios que hoy oxigenan esta etapa de menor actividad, menos empleo y mayores dificultades. Son muchas las empresas de diversas escalas y diferentes sectores que han logrado mejorar la rentabilidad pese a la retracción de la demanda, focalizando sus esfuerzos en optimizar la eficiencia de la operación y siendo más productivas.
Esto es una muestra cabal de que los resultados de "normalizar" la economía y que las señales sean las correctas, son inmediatos.
Es nada menos que pasar de un modelo donde la ganancia viene del manejo financiero de las tesorerías, de pasar todo lo posible a dólar stock para aprovechar la brecha y una demanda artificial que valida precios y márgenes extraordinarios, a poner la gestión y la eficiencia en el centro.