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Bellas artes enriquecidas en el 2024

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Las bellas artes incluyen música, danza, arquitectura, literatura, escultura y pintura. En el siglo XX, el cine fue reconocido como el sétimo arte, pero la fotografía aún no es incluida oficialmente.

El enfoque elitista hacia las bellas artes proviene, en gran medida, de una educación deficiente en escuelas, colegios y universidades, donde faltan programas que introduzcan gradualmente a los estudiantes en este fascinante mundo.

Por ejemplo, un magnífico libro puede ser una puerta de entrada al arte. Esta es la danza de la serpiente, de Maty Crespo, es una novela que cautiva por su profundidad y riqueza narrativa. La obra narra la historia de cinco generaciones de una familia costarricense desde 1870 hasta 1970.

Crespo, quien dedicó nueve años a escribirla, logra enganchar al lector con personajes principalmente femeninos, quienes luchan por derechos fundamentales como estudiar, trabajar y votar en una sociedad tradicionalmente patriarcal.

En uno de los pasajes más memorables, Crespo escribe: “Por las ventanas de la cocina se colaban las tenues luces del amanecer. No hubo más palabras, pero sí volvieron a sentir con fuerza un compromiso: algún día las mujeres del país no tendrían que esconderse, sus voces serían escuchadas con respeto y libertad”. Este fragmento, tomado del capítulo “Las gallinas se nos salen del corral”, refleja la esencia de la lucha por la igualdad de género.

Por otro lado, en setiembre, la educadora y exdirectora del Teatro Nacional Inés Revuelta publicó Patria viva, construir la Costa Rica del siglo XXI.

Este libro recopila artículos que combinan denuncia social, análisis crítico y propuestas concretas para áreas como cultura, educación, políticas sociales e inclusión. Su estilo narrativo y reflexivo invita a repensar el futuro del país.

En el campo de la pintura, Gerardina Colombari, alumna de los grandes artistas Margarita Bertheau y Francisco Amighetti, presentó en agosto la exposición Mareas internas en el Museo de los Niños, con 30 acuarelas que exploran el mundo interior.

Por su parte, Rossella Matamoros deslumbró con su exposición Ausencia/Creatividad en el Museo Calderón Guardia, una muestra que revela la polifonía de su arte.

La música también brilla con nombres como Marvin Camacho, quien ha abarcado múltiples géneros y formatos, desde composiciones para orquesta hasta música de cámara.

Este año, Camacho estrenó tres obras destacadas: Suite de la vida verde, en homenaje a Federico García Lorca, con la Orquesta Sinfónica Nacional; un concierto para trompeta en Trujillo, Perú; y otro para saxofón, también con la OSN.

Además, fue designado académico correspondiente de la Real Academia de San Fernando en Madrid, un logro que reafirma su relevancia internacional.

En la danza, el Festival de Coreógrafos Graciela Moreno sigue siendo un pilar de la expresión artística en Costa Rica. Creado en 1981, este evento reúne talento nacional e internacional y destaca la figura del coreógrafo como creador y director, comparable al compositor en la música.

El cine, aunque ha perdido terreno frente a las plataformas digitales, sigue siendo una de las bellas artes más populares. Este año, el Centro de Cine, fundado en 1973, apoyó la producción de películas como No solo es hermoso el pájaro, de Álvaro Torres, ganadora en el Festival Internacional de Cine de Costa Rica; La hija de Lázaro, de Gustavo Fallas; y Memorias de un cuerpo que arde, de Antonella Sudasassi, la cual ha recibido premios en festivales de Huelva, Berlín, Busán y otros. Este largometraje reafirma la capacidad del cine costarricense para impactar audiencias internacionales.

Finalmente, la fotografía, aunque no sea reconocida oficialmente como una de las bellas artes, sigue siendo un poderoso medio de expresión.

En setiembre, Paul Garnier presentó La oscuridad de la luz en el Instituto Tecnológico, una exposición que aborda el abuso de menores por sacerdotes. Sus imágenes, cargadas de simbolismo y contrastes entre luz y oscuridad, invitan a reflexionar sobre el dolor y la resiliencia.

Las bellas artes, en todas sus formas, tienen el poder de transformar nuestra sociedad, no solo como expresión creativa, sino como vehículos de crítica, reflexión y cambio.

brahms1956@gmail.com

Pilar Aguilar es pianista y compositora.