Más de la mitad de los presos de Euskadi en régimen ordinario tiene trabajo y está dado de alta en la Seguridad Social
El Gobierno vasco, que también reconoce el tensionamiento de Bizkaia y Gipuzkoa y la imposibilidad de brindar habitaciones individuales, señala que el trabajo es del "máximo interés" para la Administración penitenciaria
Sancionan a un ertzaina por enfrentarse con sus compañeros cuando participaba en una manifestación ilegal de Vox
Hay en las prisiones de Euskadi 605 presos (de un total de 1.160 internos en régimen ordinario) que trabajan de la mano de Aukerak, la Agencia Vasca de Reinserción Social, y que, por tanto, están dados de alta en la Seguridad Social. Según los datos ofrecidos al Parlamento Vasco por María Jesús San José, consejera de Justicia y Derechos Humanos, son 383 en Álava, 91 en Bizkaia y 131 en Gipuzkoa. De estos presos que trabajan, 37 están internos por delitos de terrorismo.
La Agencia Vasca de Reinserción Social (denominada Aukerak) es la referente en todos los talleres de ocupación. Así, es la empleadora cuando el trabajo se desarrolla en talleres internos, pero también cuando se hace en los externos, si bien en estos casos se puede recurrir a la “colaboración con personas físicas o jurídicas del exterior”. “El empleador en todo caso —se recalca— es Aukerak”. ¿Cuáles son las empresas con las que se ha colaborado en lo que va de 2024 para la organización de talleres productivos? En Álava, Alecop, Intecsa, Pimesa y Flexix; en Bizkaia, Flexix e Izar Cutting Tools, y en Gipuzkoa, Almacenes Industriales Lasarte y Cauchopren.
Los datos, que la consejera ofrece al Parlamento Vasco en respuesta a una solicitud de información hecha por el parlamentario del PP Santiago López Céspedes, que tiene iniciativas más específicas por un conocido preso que ha visto atenuada su pena por encontrar trabajo, Alfredo de Miguel, señalan que hay un total de 605 presos trabajando bajo la supervisión de Aukerak. Son 173 en talleres externos y 432 en talleres internos. La mayor parte de los trabajadores de los talleres externos (150) están en Álava: son 79 en Alecop, 18 en Intecsa, 28 en Pimesa y 25 en Flexix Ara. En Bizkaia son 15 (11 en Flexix y 4 en Izar), mientras que los ocho restantes son de Gipuzkoa, repartidos entre Almacenes Industriales Lasarte y Cauchopren.
Los talleres internos, con mayor variedad de tareas, acaparan al resto de trabajadores. Hay trabajadores de cocina (61), panadería (9), economato (38), mantenimiento (39), racionados (52), lavandería (23), limpieza (73), gestión de residuos (7), subalterno (18), jardinería (5), almacén y logística (4), prevención de suicidios (73), atención de dependencia (9), audiovisuales (2), biblioteca (11), deportivo (5) y peluquería y estética (3).
El trabajo, una “actividad básica”
El Gobierno vasco subraya que, dado que el trabajo obligatorio está prohibido por la Constitución, no todos los internos trabajan, pues no todos lo solicitan. A ellos se suman también aquellos que por motivos de salud, edad, traslado temporal o mala conducta, tampoco pueden hacerlo, así como aquellos cuyo programa de tratamiento prevé otras prioridades, como puede ser completar algunas formaciones. “De los internos e internas que desean trabajar, y que tienen incluida esta tarea en su programa de tratamiento, la práctica totalidad consigue un puesto de trabajo remunerado, en un periodo de tiempo que depende de las vacantes que se van generando en cada puesto y las competencias de la persona en relación con el mismo”, se apunta desde el Departamento de Justicia y Derechos Humanos.
Que los reclusos trabajen es de interés para la Administración penitenciaria. “El trabajo penitenciario, además de constituir un derecho reconocido en [...] la Constitución, es un elemento fundamental del tratamiento, tiene la consideración de actividad básica en la organización del centro y atiende a varios objetivos: además de facilitar a los internos unos ingresos mínimos con los que atender a sus cargas familiares y personales, también es un medio para hacer frente a la responsabilidad civil derivada del delito. En el caso de los talleres internos de actividades auxiliares, sirve para dar cobertura o apoyo a los servicios esenciales del centro como cocina, limpieza y mantenimiento de dependencias, lavandería, pintura, jardinería, acompañamiento sociosanitario, etc. Es, por tanto, del máximo interés para la administración penitenciaria que trabajen el mayor número de personas que así lo tengan previsto en su programa de tratamiento”, explica San José.
En una respuesta paralela, también a preguntas de López Céspedes, San José reconoce el tensionamiento de los centros penitenciarios de Basauri en Bizkaia y Martutene en Gipuzkoa. Frente a la situación de Zaballa, donde la mayor parte de los internos pueden acceder a una celda individual, en Bizkaia y en Gipuzkoa resulta mucho más complicado. Son 110 habitaciones para una población reclusa de media de entre 160 y 170 personas en Bizkaia. En Gipuzkoa, la situación es más aguda incluso: 131 celdas para una población que ronda los 210 presos, según los datos de la consejera. “En estos centros, por lo tanto, la mayor parte de la población debe compartir habitación, y el tiempo para conseguir permanecer solo en la celda es obviamente más largo”, se concede. Los criterios para la concesión de una celda propia son de tratamiento, médicos, de orden y de seguridad, por lo que no hay es óbice para acceder a ella el estar condenado por delito de terrorismo. En cualquier caso, se brindan los datos: en Álava, 52 de los 54 presos de estas características tienen celda propia; en Gipuzkoa, diez de treinta, y en Bizkaia, tres de doce.