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Otra perspectiva de la Obesidad

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Como bien se señaló en una columna reciente de Jaime Mañalich “La epidemia de obesidad”, en los últimos años, el aumento de la obesidad ha sido motivo de preocupación global y las posibles soluciones se han debatido en distintos escenarios. En esa columna, la cirugía bariátrica y medicamentos que inhiben el apetito, se plantean como las alternativas más seguras y efectivas. Nos gustaría proponer una reflexión distinta sobre el tema.

Si bien las intervenciones propuestas en la columna tienen un rol positivo en casos específicos, éstas son intervenciones de muy alto costo y son medidas de tipo individual que en nada contribuyen a disminuir la incidencia de la obesidad, es decir a disminuir los casos nuevos. Pensar en esas medidas como respuesta al problema de la obesidad implica seguir “llenando el cajón de problemas” y aumentando los gastos en salud, sin apuntar a las causas de las causas.

Por otra parte, la cirugía no está exenta de riesgos, por el procedimiento en sí mismo y porque además diversos estudios indican que, a largo plazo, no todas las personas logran mantener los beneficios iniciales, produciéndose un rebote, además de otras complicaciones nutricionales y de salud posteriores a la cirugía.

La obesidad no es una cuestión de voluntad personal o de decisiones médicas y alimentarias aisladas. La obesidad es un fenómeno complejo que requiere soluciones integrales, puesto que sus causas están profundamente entrelazadas al entorno social y estructural en el que vivimos. Estudios muestran que países como Chile tienen entornos obesogénicos, es decir que favorecen la producción y reproducción (post cirugía) de la obesidad. Si no modificamos la disponibilidad y acceso (físico y económico) a los alimentos saludables, no podemos exigirles a las personas que cambien su conducta alimentaria. Así mismo, sin cambios en las posibilidades de practicar actividad física, será difícil que las personas aumenten su práctica de actividad física.

En este contexto, el Estado debería invertir en mejorar los entornos en los que viven las personas y los determinantes más estructurales de la obesidad, para disminuir la incidencia de esta condición. Invertir en cirugía y medicamentos será un gran gasto que con suerte llegará a unas pocas personas, sin contribuir realmente a resolver el problema poblacional de fondo.

Proponemos mirar el sobrepeso y la obesidad con la complejidad que tiene y apuntar con decisión a políticas públicas basadas en evidencia, tales como: impuestos a alimentos poco saludables (aquellos con sellos negros); subsidio a los alimentos frescos y naturales (promovidos en las guías alimentarias nacionales); construir una ciudad más caminable, con más espacios verdes, ciclovías y transporte público de calidad; garantizar horarios laborales más equilibrados y espacios comunitarios, de trabajo y de estudio más saludables. Hace tiempo que organismos internacionales y diversos grupos científicos vienen proponiendo (en base a la evidencia científica) medidas en pos de mejorar los entornos, por ser más costo-efectivas para cambiar los modos de vida. En ninguna de estas propuestas aparece la cirugía o los medicamentos como la recomendación primordial.

En una sociedad que prioriza la inmediatez y las soluciones rápidas, es tentador buscar atajos para problemas complejos como la obesidad. Sin embargo, las soluciones rápidas no abordan las raíces del problema. Es posible que la solución para la obesidad requiera tiempo, persistencia y una reconfiguración profunda de nuestros entornos y hábitos.

Agradecemos la oportunidad de debatir porque estas conversaciones son las que pueden contribuir a transformar nuestra manera de comprender la salud de una forma más integral.

Daniela Nicoletti, Patricia Gálvez, Lorena Rodríguez-Osiac, académicas del Grupo Transdisciplinario para la Obesidad de Poblaciones (GTOP) de la Universidad de Chile.