El enfoque de “una salud”, por Percy Mayta Tristán
Todas las acciones que hacemos sobre el ambiente, el manejo en la agricultura o con los animales (silvestres, ganado o de compañía) pueden tener un efecto directo o indirecto en nuestra salud. A esta mirada holística de la interrelación de los humanos con su entorno le llamamos el enfoque de “una salud” o “one health” por sus términos en inglés.
Por ejemplo, una práctica lamentable en ciertas avícolas es incluir antibióticos como promotores de crecimiento para los pollos. El resultado es que, si bien puede ser rentable económicamente al reducir la mortalidad de las aves por infecciones, generan una selección de bacterias resistentes que cuando llegan al humano y generan enfermedad, se debe recurrir a otros antibióticos pues los comunes ya no responden por esta práctica. Esto sucede en forma similar con otras actividades pecuarias y con la acuicultura.
La Organización Mundial de la Salud estima que al menos 10 millones de personas morirán al año en 2050 a causa de la alta resistencia antibiótica. Así mismo, el agricultor para evitar que ciertas plagas echen a perder sus cultivos usan en forma desmedida diversos tipos de plaguicidas. Si bien salvan la cosecha, luego las hortalizas y frutas que llegan a los mercados y supermercados del país contienen niveles por encima de lo permitido de estas sustancias que pueden generar intoxicación y otros problemas de salud. El plástico de un solo uso está presente en nuestro día a día y su forma de desecho no es la adecuada, acumulándose en diversos entornos ambientales, terminando muchos de ellos en nidos de aves guaneras, atrapando diversas especies marinas. Peor aún es cuando este plástico se transforma en microplástico, es absorbido por los seres vivos y forma parte de la cadena alimenticia culminando en nuestros tejidos. Nuevos estudios vienen mostrando la presencia de microplásticos en diferentes partes de nuestros cuerpos y como estos están relacionándose con enfermedades que son más comunes hoy. La irrupción en nuevos entornos naturales y el tráfico de fauna silvestre nos están poniendo a merced de nuevos patógenos que llegan a poblaciones aledañas y luego se distribuyen alrededor del mundo causando brotes o pandemias como lo hemos visto recientemente con el COVID-19, el mpox y la influenza aviar, por citar ejemplos recientes.
Todo esto y más, es lo que ve el enfoque de “una salud”, y para ello se requiere un trabajo interdisciplinario que cruza las ciencias de la salud (medicina, estomatología, enfermería, entre otras) pero también involucra a la veterinaria, agricultura, biología y ciencias ambientales, así como a las ingenierías, arquitectura, ciencias sociales, entre otras, pues desde diferentes ángulos intervenimos en nuestros entornos y estos afectan nuestra salud.
Por ello, es imprescindible que el enfoque de una salud sea parte de la formación de nuestros profesionales, así también de los funcionarios y empresarios de diferentes sectores, para que seamos conscientes que las decisiones que tomamos, directa o indirectamente tienen relación con la salud nuestra, de nuestros familiares o comunidad.