García-Page: «El PSOE no es de Pedro, claro que hay corrientes de fondo»
Sin eludir ninguna pregunta, Emiliano García-Page no tiene reparos en contestar a la última polémica vivida en el seno del PSOE: la salida de Juan Lobato del PSOE de Madrid. Y tampoco rehúye un análisis de lo que ha sido el Congreso Federal de Sevilla.
Como socialista, explíqueme, si puede, si a Lobato le han obligado a dimitir por ser crítico con Pedro Sánchez o por velar porque se cumpla la legalidad en lo que tiene que ver con la obligación de la guarda de datos confidenciales.
Me falta información sobre lo que sucedió en las 24 horas que pasaron desde que Juan dijo que había decidido seguir en el cargo y cuando anunció su dimisión. Ahora bien, creo que él ya estaba acostumbrado a tener encima la presión de la dirección, por lo que supongo que lo que más le ha podido afectar es ver que perdía apoyos entre la base. Creo que le debió de condicionar más la opinión de la base que de la dirección. Dicho esto, me parece que es una persona honesta y de mucha valía política.
¿Maltratado por la dirección de su partido?
Yo siempre le he manifestado mi apoyo. Aunque también le digo que ir a un notario no concede mayor valor probatorio a nada, solo sirve para que el notario dé fe de lo que le están contando, pero no avala ni que sea verdad ni mentira. Aquí, en Castilla-La Mancha, el jefe de la oposición acude en todas las campañas electorales al notario a firmar lo que se supone que va a cumplir, pero si lo incumple, podría volver a ir al notario para también dar fe de ello, y no pasaría nada. Es, por tanto, un movimiento que cambia muy poco las cosas, y que visto desde fuera puede resultar raro para la militancia.
¿Y no le resulta raro a la militancia que se aúpe a la Secretaría General del Partido Socialista de Madrid al ministro, amigo del presidente, y sobre el que hay sospechas de que haya participado en la filtración de datos confidenciales de la pareja de la presidenta madrileña?
Más allá del debate político, quiero precisar que es muy grave que se pueda revelar información confidencial, sobre todo en el ámbito judicial o fiscal. Pero, como ya he dicho, antes de sacar conclusiones vamos a ver qué decide la Justicia, porque no es lo mismo que un responsable público utilice una información que ya está publicada a que se filtre información confidencial. Esto último está tipificado penalmente.
¿El PSOE se ha convertido en un partido rehén de las primarias? ¿O rehén de la actual dirección? Lo digo por la falta de debate en el Congreso Federal de Sevilla.
Las primarias llegaron al PSOE sin debate, de una manera muy poco reflexionada y en un momento en el que se imponía una ola brutal de populismo que nos afectó a nosotros, pero también al PP. Habrá que esperar a que entremos en una época valle, más serena, para poder reflexionar bien sobre sus consecuencias en el funcionamiento interno de los partidos. La militancia debe tener voz, pero también debe haber debate orgánico y debe escucharse a quienes ocupan responsabilidades orgánicas. Y le haría dos apuntes más: en el Congreso sí hubo debate, por ejemplo, para poner coto al pacto del PSC con ERC; y los nuevos Estatutos del PSOE, recién aprobados en nuestro Congreso, son muy diferentes de los que se ratificaron en el 39º Congreso.
Por cierto, ¿qué es lo que más echa en falta, o lo que más le gusta, de la evolución ideológica que ha tenido su partido durante la etapa de mandato de Pedro Sánchez?
El PSOE inauguró con Felipe González una etapa de centralidad, a la izquierda, de apuesta progresista, de vocación universal, de gobernar para todos, de consenso y, al mismo tiempo, de socialdemocracia no fanática. Y esto sigue estando plenamente vigente. No ha cambiado porque el PSOE no es de ningún dirigente. El PSOE no puede ser ni el PSOE de Pedro, ni el PSOE de Rubalcaba ni el PSOE de Felipe.
No quiero quedarme con la duda, si me permite, de saber cómo vivió el Congreso de Sevilla. Supongo que los que se le acercasen lo harían de tapadillo para que no les viesen los del equipo del presidente... ¡No vaya a ser que les hagan un Lobato!
No quiero que nadie se moleste, pero yo noto cada día un cariño inmenso de los militantes. Y si alguien piensa que no hay corrientes de fondo, se equivoca. Entramos en una etapa de congresos territoriales que se afronta con preocupación por los próximos resultados municipales y autonómicos. Ya sé que hay quien piensa distinto, pero yo creo que lo que realmente hizo que muchos alcaldes que merecían ganar en las últimas elecciones, e iban camino de ganar, no lo consiguieran, fue la política nacional. Por consiguiente, entiendo que otros defiendan lo contrario, y que sostengan que en las generales hubo muchos territorios en los que se cosecharon más votos que en las locales y en las autonómicas, pero creo que no debemos hacernos trampas y que hay que tener en cuenta que eso también obedece a claves como que se vota mucho más en generales que en autonómicas. Muchos alcaldes, o que aspiran a serlo, y presidentes o dirigentes autonómicos, tienen claro que la política nacional les perjudica, y en el proceso congresual en el que entramos habrá que anteponer el interés del partido a cualquier otro interés.
¿Quiere decir al de Sánchez? Porque hay quienes piensan que en esos congresos la dirección nacional ganará la batalla de imponer a sus candidatos.
Una cosa son los «aparatos» de los partidos y otra muy distinta es la realidad a la que nos debemos. Los partidos políticos no son ni de los dirigentes ni de los cuadros, ni siquiera de los votantes. Son del conjunto de los ciudadanos porque son medios para conseguir un fin. Y aquellos que creen que son un fin en sí mismo, también se equivocan. Ya lo decía Ramón Rubial, y hay que repetirlo insistentemente: la primera obligación de quien está al frente de un partido es responder con soluciones a las necesidades de los ciudadanos.