NADA PARA FESTEJAR
La caída en los ingresos de los trabajadores y las jubilaciones, en medio de una recesión histórica y la debacle del consumo, es la marca del primer año de Milei, que también avanzó sobre los derechos humanos, las políticas de género y todos los sectores más débiles de la sociedad. En contrapartida, fue un festín para los empresarios más poderosos, empezando por las finanzas y las energéticas.