El agua como energía verde, motor de la nueva sostenibilidad
De los diez principales riesgos críticos a los que se va a enfrentar la humanidad en el futuro, cinco están relacionados con el medio ambiente, y el agua tiene un papel fundamental en todos ellos. Algunos son los eventos climáticos extremos, los cambios en las corrientes oceánicas, la pérdida de biodiversidad o la escasez de recursos naturales.
De este modo introducía la directora de Innovación de Global Omnium, Marián Serrano, durante la mesa redonda «La economía circular en las empresas: del desafío a la realidad», dentro del Foro Innovar en Verde organizado por LA RAZÓN en Valencia, la importancia determinante que tiene en la actualidad y de cara al futuro una gestión eficiente del agua.
Serrano compartió puntos de vista con la directora de Sostenibilidad, Equidad y Acción Social de Hidraqua, Amelia Navarro, y con el director del máster universitario en Economía Circular y Desarrollo Sostenible de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), José Lluch, quien ofreció una perspectiva académica del sector de la sostenibilidad.
Serrano, quien recordó que Global Omnium presta servicio a cinco millones de personas tanto en España como en otros países, resaltó que los retos en los que se enfocan en la actualidad son, por una parte, la calidad del agua, la eficiencia en el uso de este recurso, afrontar el cambio climático y la preservación de la biodiverisad, y esto, dijo, hay que hacerlo a través de palancas como la colaboración público-privada.
En este sentido, destacó que una tecnología fundamental a la hora de aprovechar la economía circular es la digitalización, que «nos permite tener monitorizada toda la gestión del agua para hacer un uso mas eficiente».
Navarro, por su parte, quien recordó que Hidraqua presta servicio en 40 de los municipios afectados por la trágica DANA del pasado 29 de octubre, puso el énfasis en los proyectos de regeneración del agua que lleva a cabo esta compañía. «Potenciamos reutilizar el agua depurada en ámbitos como la agricultura, el uso urbano, industrial e incluso ambiental".
Como ejemplo, mencionó que en Torrent, antes de la DANA, el 100 por ciento del agua que se depuraba se destinaba a uso agrícola. Por otra parte, en Alicante el 83 por ciento de las zonas verdes se riega con agua depurada, «para así no depender de la climatología ni del agua potable».
Navarro puso también encima de la mesa todas las medidas de reducción de consumo de energía e incluso de generación de energía verde puestas en marcha desde la empresa, que contribuyen también a la economía circular. «Las infraestructuras verdes basadas en la naturaleza son ejemplos de cosas que ya han resultado, como el Parque de la Marjal de Alicante», una balsa de laminación que evita inundaciones.
En este mismo sentido, Marián Serrano, destacó el proyecto Life Turbines, de Global Omnium, en el que se trata de recuperar energía de las redes de agua potable. Una manera de reducir la energía necesaria en el sistema de distribución de agua es la gestión de la presión.
La existencia de presiones elevadas en la red de distribución es algo habitual, sin embargo, la evolución de la tecnología permite aprovechar este excedente de energía con la instalación de microturbinas hidráulicas en las redes de abastecimiento de agua potable para hacer un uso eficiente e innovador de esta energía.
«Existe un amplio despliegue de tecnologías que podemos aplicar para contribuir a la economía circular».
El punto de vista académico lo aportó José Lluch, de VIU, quien aseguró que uno de los principales retos a los que se enfrenta la sostenibilidad y las medidas contra el cambio climático, es la falta de formación y de información. «Europa es una máquina de regular, y es necesario formar a los directivos que luego tienen que tomar las decisiones. Hemos detectado esa necesidad y la hemos llevado a las aulas, porque hay una necesidad enorme de formación, muchas empresas tienen muchas dificultades para encontrar a gente con este ‘expertise’». Además, Lluch destacó la tendencia a pensar que «la economía circular va solo de a ver qué hacemos con la basura y los residuos». Sin embargo, apuntó, la clave se encuentra en que «los residuos hay que tratar de evitarlos. La naturaleza no genera residuos.
En este sentido, aseguró que las empresas «pueden llevar a cabo infinidad de proyectos en la parte de producto, repensando qué materiales utilizar, para que al final de la cadena sea fácil».
«No lo estamos haciendo bien si pensamos que la economía circular va solo de residuos. La economía circular es un buen comienzo si estás haciendo una explotación razonable de los recursos». Como ejemplo, recordó que cuando se empezaron a diseñar los primeros dispositivos electrónicos, no se tuvo cuenta el posterior reciclaje de sus múltiples componentes, por lo que hoy en día supone un problema.
Con respecto a si el mercado está preparado para abordar los retos de la economía circular, señaló que lamentablemente no, precisamente por la falta de información y por centrarse en la parte final del producto.
«A las empresas les cuesta porque hay una inercia, el modelo industrial lleva funcionando muchos años, tenemos que correr para informar a nuestros técnicos y que las empresas sean capaces de tomar esa regulación y aplicarla. Nuestra labora es evangelizadora».
En cuanto a cuáles son los perfiles necesarios en las empresas para aplicar estas nuevas regulaciones, Lluch aseguró que son muchos y variados, puesto que se trata de una cuestión muy transversal. «Afecta a compras, a gerencia, a producción, es un perfil empresarial, pero también de ciencias ambientales o de ingeniería».
Los tres coincidieron en la importancia de poner en común puntos de vista en foros de este tipo, en los que empresa, universidad y administraciones públicas pueden intercambiar pareceres y adoptar un mejor rumbo de cara al futuro.