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Abrazo latinoamericano

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Camina con desenfado dentro de un grupo nutrido de jóvenes. De no ser por la pintura oscura que cubre sus manos, algunas líneas que adornan su rostro en contraste con el tono cálido de su piel y lo delatan, nunca notarías que viene de una latitud diferente, donde el mundo espiritual y el terrenal se entrelazan, se complementan.

Sin embargo, Arnelio Brenes, a sus 25 años, forma parte de la Asociación Guna, una organización del movimiento indígena en Panamá y vino a Cuba como parte de la delegación de ese país que participó en la 2da. Escuela de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (Oclae), celebrada recientemente en Cuba.

«Esta academia que nos brinda métodos para fortalecer el movimiento estudiantil y fomentar la integración de nuestra región», explicó Arnelio en estrevista con Juventud Rebelde, y destacó la trascendencia de espacios en medio del contexto que viven muchos países del continente.

«Recibimos talleres sobre comunicación, dirección política y liderazgo. Nos aportaron muchas herramientas teóricas y prácticas para que salgamos mejor preparados a la lucha en nuestros países y logremos lo deseado», afirma.

En esta 2da. Escuela de la Oclae se encontraron jóvenes de más de 20 federaciones y diez países, así como miembros del Secretariado Ejecutivo de la organización, que se reúne una vez al año.

«Este intercambio de conocimientos sobre las realidades de diferentes países nos permite aprender de todos los compañeros del movimiento, para acopiar fuerzas en la región», añadió el joven panameño.

Ecos de Fidel

La Oclae le brindó una oportunidad para conocer Cuba, el país donde Fidel fundó una Revolución a la medida de su pueblo. «Vengo de una asociación de 49 comunidades isleñas, y a una le llaman Cuba porque el Comandante en Jefe la visitó hace casi medio siglo, y nos dijo que aquella isla le recordaba a su país. En honor a él aún mantiene ese nombre».

Explicó que siempre quiso intercambiar con el pueblo cubano para conocer de primera mano sobre el apego hacia la figura de Fidel. Sus expectativas quedaron elevadas cuando participó en la velada Siempre Joven, por el octavo aniversario de la desaparición física del Comandante en Jefe.

«Escuchaba las consignas, la alegría y la gran emoción. La mayor parte de los presentes eran parte de las nuevas generaciones que se mantienen leales al ideario fidelista. Fidel sabía que la juventud juega un papel importante en la transformación de nuestras sociedades. Por eso fundó la Oclae, para integrar a los jóvenes de nuestra región».

El estudiante panameño calificó a los movimientos juveniles como «la vanguardia que necesitamos para luchar por una sociedad mejor».

Con este criterio coincidió Andy Moncada, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras, quien determinó que esa vanguardia debe ser beligerante, capaz e integrada a nivel internacional.

«Podemos acompañarnos en nuestras propias luchas locales como las internacionales, porque si bien cada país atraviesa cierta crisis en su territorio, sí hay características comunes», señaló.

Cuando se le interrogó respecto a esos puntos en común, dijo que «actualmente atravesamos en Latinoamérica y el Caribe un contexto de atomización entre disensos,   crisis de institucionalidad y legitimidad, así como gobiernos de carácter neofascista y mucha manipulación mediática».

Ambos jóvenes coincidieron en que la imagen que se vende de Cuba en gran parte de Latinoamérica es la de una Isla «abandonada, con una población completamente olvidada». En contraste, lo que hallaron aquí durante su estancia fue «a un pueblo sumamente fuerte, alegre, soberano y resistente, con movilización permanente en las calles y el comercio».

Ari Marcela Sarabia, quien con solo 18 años forma parte de la Asociación Nacional de Estudiantes de Secundaria de Colombia (Andes), y milita en la Juventud Comunista de ese país, se refirió a cómo los discursos mediáticos que llegan a su región sobre la realidad de nuestro país están sesgados por la propaganda y la guerra mediática provenientes de las potencias hegemónicas.

Como Responsable Nacional de Comunicaciones de la Andes Colombia, destacó la importancia de informar y contrarrestar lo que ella llama «agitación y propaganda» en los medios tradicionales que dominan el panorama colombiano.

«Es vital crear comunicaciones alternativas que respondan a nuestras necesidades y a la lucha estudiantil», añade la joven, quien asegura que una de las luchas más importantes de sus contemporáneos es por la educación como derecho fundamental en su país.

Realidades diferentes

El presidente de la FEU hondureña, Andy Moncada, mencionó la importancia de nuevamente generar consenso social sobre la defensa de la educación pública en todos sus niveles. «En los últimos años, este tema se ha establecido como símbolo de ciertas ideologías políticas y no podemos permitir eso», advierte.

«Todos, como sociedad, debemos centrarnos en defender que la educación pública es objeto y vehículo de transformación para las naciones. Países como Cuba, con toda la ciencia que le ha dado al mundo, con toda su capacidad médica instalada, y Argentina con la Universidad de Buenos Aires, que ha entregado cinco premios Nobel, lo han demostrado con hechos», añadió.

Igualmente, Bernardette Sanabria, de 30 años e integrante del comité ejecutivo de la Confederación de Estudiantes de México, subraya la necesidad de presionar e impulsar transformaciones más profundas y auténticamente revolucionarias que lleguen a todos los sectores de la sociedad.

Uno de los aspectos que más sorprende a la delegada mexicana durante su visita a Cuba, es el tratamiento que se otorga a las artes y la cultura. «En la mayoría de los países de América Latina, o al menos en México, este sector está muy abandonado», lamenta.

En su opinión, existe una percepción errónea que considera al arte y la cultura como privilegios de la élite. Sin embargo, al observar a los cubanos danzando y cantando, así como la participación activa de los niños en actividades culturales y conmemorativas, Bernardette se siente fascinada.

«Es impresionante ver cómo el arte se convierte en un motivo de unión para el pueblo y el orgullo que tienen acerca de su propia identidad», comparte la joven, quien también se refirió al cariño que el pueblo mexicano siente por Cuba.

«Estamos orgullosos de que mi tierra fue el lugar donde se reunieron Fidel y el Che. Allá organizaron el plan para liberar a este país y se embarcaron en un pequeño yate más de 80 valientes con el más noble de los deberes. Esta conexión histórica refleja un compromiso indisoluble con la solidaridad entre naciones».

Un futuro colectivo

En un mundo donde las historias individuales se entrelazan para formar un rico tamiz de experiencias compartidas, las voces de Bernardette Sanabria, Ari Marcela Sarabia, Andy Moncada y Arnelio Brenes resuenan con fuerza y autenticidad. Cada uno de ellos aporta una perspectiva única, pero juntos comparten un hilo común, la pasión por sus comunidades y el deseo de generar un cambio positivo.

Con cada paso que dan estos jóvenes líderes reafirman su compromiso con un futuro más justo, solidario e inclusivo, inspirado por los ideales que forjó la Revolución Cubana, y recuerdan a las nuevas generaciones que la lucha por la justicia social, la educación y la cultura deviene camino a recorrer juntos. En ello radica la esperanza de un continente que aún sueña con un cambio real.

Hoy estos jóvenes están de vuelta en sus países, pero guardan la certeza del regreso al nuestro, porque no les basta con una pequeña parte: quieren a Cuba toda para ellos. Eso es lo que tiene nuestra tierra y que hace imposible desligarse de su candor.