Notre Dame reabre sus puertas al mundo en medio de una Europa fragmentada
Cinco años después del incendio que casi destruye la catedral de Notre Dame, el mundo volvió a maravillarse con la reapertura de este icónico monumento, símbolo de la cultura, la fe y la resiliencia humanas. Bajo una persistente lluvia parisina, líderes globales y figuras emblemáticas se congregaron el sábado 7 de diciembre para presenciar el renacimiento de este tesoro gótico, cuya restauración costó más de 880 millones de dólares y movilizó la solidaridad de miles de donantes de todo el mundo.
Notre Dame no es solo un ícono francés, sino también un símbolo global y de Occidente. “Hemos redescubierto lo que las grandes naciones pueden hacer: lograr lo imposible”, afirmó el presidente Emmanuel Macron durante su discurso en el interior de la catedral, reconstruida en un tiempo récord de cinco años. Destacó que la catedral “es aún más hermosa que antes”.
Se agradeció la valentía de los bomberos que salvaron parte de la estructura en 2019, a las contribuciones de 340,000 personas y diversas empresas. Francia lideró las donaciones, pero los estadounidenses representaron el segundo mayor grupo de benefactores.
Una ceremonia cargada geopolítica en turbulencia
La reapertura reunió a cerca de 40 jefes de Estado y Gobierno, incluidos el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, el presidente argentino Javier Milei y el multimillonario Elon Musk. Sin embargo, una figura capturó la atención mediática fue el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, quien compartió la primera fila con el mandatario y primera dama franceses Emmanuel y Brigitte Macron. A su lado, Jill Biden, primera dama de Estados Unidos, quien representó a su esposo, el presidente estadounidense Joe Biden, cuya ausencia destacó.
La presencia de Trump, aún sin asumir el cargo implica un retorno anticipado al escenario global. Según la analista y periodista especializada Doris Toribio en el pódcast Y esto no es todo, Trump ha desplegado una activa agenda internacional desde su elección, incluyendo conversaciones con líderes como Zelensky y reuniones con empresarios como Musk. Además, ha lanzado amenazas de imponer aranceles a quienes busquen desafiar la hegemonía del dólar, en un claro gesto de firmeza frente a los desafíos económicos globales .
"La amenaza de aranceles del 25% a los productos de México y Canadá está en el eje de las negociaciones y conversaciones ya abiertas por Trump con estos países sobre temas migratorios y de narcotráfico, o aranceles del 100% a China y Rusia si intentan sustituir al dólar como moneda de cambio. Todo esto, además de las reuniones que ya hemos visto en el resort de Donald Trump en Florida, en Mar-a-Lago, desde donde se está dirigiendo todo este proceso de transición. La primera fue la del presidente de Argentina, Javier Milei, pocos días después de las elecciones", señaló Toribio.
Por otro lado, la ausencia de Joe Biden fue interpretada como una aparente desconexión de Estados Unidos respecto a los temas cruciales de Europa. Su política exterior parece estar replanteando el rol estadounidense en el apoyo a la OTAN, la Unión Europea y Ucrania, algo que preocupa a los europeos en un contexto marcado por la invasión rusa y la necesidad de una "respuesta unificada", como ha planteado el presidente Macron en diversas oportunidades.
El mensaje del Papa Francisco
Aunque no estuvo presente por estar celebrando el consistorio de creación de nuevos cardenales en Roma entre los que destaca el arzobispo de Lima y primado del Perú, Carlos Castillo Mattasoglio, el papa envió un mensaje que fue leído durante la ceremonia.
En él, el obispo de Roma calificó la restauración de Notre Dame como una “señal alentadora de que el valor simbólico y sagrado de un edificio de este tipo todavía se percibe ampliamente”. También se sumó al debate sobre la posibilidad de cobrar la entrada a la catedral, defendiendo que los visitantes sean recibidos “generosamente y gratuitamente”.
Al respecto, existe una controversia sobre la gratuidad de los accesos al templo y importante centro turístico en Francia, debido a que, como señala The New York Times, la catedral pertenece al estado francés, aunque con una importante participación de la Iglesia católica parisina como administradora religiosa del recinto sagrado.
Un símbolo en tiempos de división
La reapertura de Notre Dame llega en un momento especialmente complejo para Europa y el mundo. En Francia, el presidente Macron enfrenta una legislatura dividida, marcada por la crisis económica y tensiones políticas internas que lo ha dejado sin gobierno tras la censura a su primer ministro, Michel Barnier, por las bancadas de izquierda y ultraderecha de la Asamblea General.
En el ámbito global, el evento sirvió como un escenario para la diplomacia y de simbolismo occidental, destacando las prioridades, presencias y ausencias de los principales actores internacionales.
Nota del editor: La catedral no solo representa la herencia cultural y espiritual de Europa, sino también la unidad frente a la adversidad. En palabras de Macron: “Debemos conservar esta lección de fraternidad, humildad y voluntad”.