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Olga de Amaral: Tejer el cosmos entre el espacio y la reflexión

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"Al construir superficies, creo espacios de meditación, contemplación y reflexión. Cada pequeña unidad que forma la superficie no solo es significativa en sí misma, sino que también resuena profundamente con el todo”. Estas palabras de Olga de Amaral capturan la esencia de su práctica artística, donde lo individual y lo colectivo se entrelazan en un diálogo que trasciende lo material. Su obra habita un espacio entre el textil y la escultura, ofreciendo una exploración meditativa de la superficie y el espacio.Hasta el 16 de marzo de 2025, la Fondation Cartier pour l’Art Contemporain presentará la primera gran retrospectiva europea de la artista colombiana. La muestra reunirá cerca de noventa obras que abarcan seis décadas de su carrera, presentando una rara oportunidad para explorar su trabajo completo. Muchas de estas piezas nunca se han exhibido fuera de Colombia. Esta exposición ofrece una visión de su experimentación con el arte textil, un medio que Amaral ha transformado en un vehículo para la expresión abstracta.Nacida en Bogotá en 1932, Olga de Amaral ha sido una figura pionera en el arte contemporáneo colombiano y una revolucionaria en el arte textil. Desde la década de 1960, ha expandido los límites del arte textil, utilizando materiales como lino, algodón, crin de caballo, yeso y pan de oro. Tejiendo, anudando y entrelazando fibras, crea obras tridimensionales que desafían la categorización. La exposición de la Fondation Cartier presenta sus primeras exploraciones textiles y sus piezas que evocan el arte precolombino y las tradiciones artesanales de América Latina.El trabajo de Amaral ha desafiado las percepciones tradicionales del arte textil, que a menudo se considera un medio decorativo o doméstico. Durante las décadas de los sesenta y los setenta, mientras artistas como Sheila Hicks y Magdalena Abakanowicz también exploraban el arte de la fibra, Amaral rompió las barreras entre arte y artesanía. Sus obras van más allá de la categoría de tapicería o escultura textil; son tanto pinturas como instalaciones que borran las fronteras entre disciplinas artísticas.“Vivo el color. Sé que es un lenguaje inconsciente y lo entiendo. El color es como un amigo, me acompaña”, dijo Amaral. Esta relación con el color se desarrolló durante su tiempo en la Cranbrook Academy of Art en Estados Unidos, donde se empapó de la rigurosa formación modernista.Cuando regresó a Colombia a mediados de los años 50, su sensibilidad artística se vio moldeada por los paisajes de su país natal. Las altas mesetas andinas y las vastas llanuras tropicales inspiraron el tono y la textura de sus obras. Esto se refleja claramente en sus series Estelas (Estrellas) y Brumas (Niebla), incluidas en la exposición. El oro, un elemento esencial en la obra de Amaral desde los 70, tiene un papel simbólico y espiritual. Inspirada por la técnica japonesa del kintsugi, que repara grietas en objetos rotos con oro, Amaral utiliza este material para resaltar la luz y el brillo en sus superficies textiles. El pan de oro no solo aporta un carácter sagrado a sus obras, evocando el arte precolombino, sino que también conecta con la abstracción modernista, creando un diálogo atemporal entre lo antiguo y lo contemporáneo.El diseño del espacio expositivo en la Fondation Cartier, a cargo de la arquitecta francolibanesa Lina Ghotmeh, complementa y eleva la visión artística de Amaral. En la planta baja del edificio diseñado por Jean Nouvel, Ghotmeh crea un paisaje de piedras de pizarra que conecta las obras con el jardín exterior, como si estuvieran incrustadas en un paisaje andino. En el nivel subterráneo, utiliza formas arquitectónicas en espiral para guiar a los visitantes a través de las obras, creando una experiencia envolvente y meditativa que refleja el proceso creativo de la artista colombiana. El enfoque de Ghotmeh realza el carácter monumental de las obras de Amaral, mientras enfatiza su cualidad íntima y personal. Las piezas parecen flotar entre el suelo y el techo, jugando con la luz y las sombras, evocando el mismo juego de la artista con la superficie y el espacio.Con esta retrospectiva, la Fondation Cartier pone en primer plano la obra de la bogotana, ofreciendo una apreciación largamente esperada de su contribución al arte global. A través de su manipulación de materiales, forma y luz, Amaral nos invita a entrar en un espacio de reflexión, donde el arte se convierte en un espejo de lo espiritual, lo temporal y lo eterno.jk