Beatles 64
El 1 de febrero de 1964, The Beatles alcanzaron por vez primera el número uno en las listas discográficas de Estados Unidos con “I Want to Hold Your Hand”, sencillo que publicaron el 29 de noviembre del año anterior en el sello Parlophone.Seis días después, el 7 de febrero, el cuarteto aterrizó en el aeropuerto de Idlewild, rebautizado John F. Kennedy en honor del presidente asesinado en Dallas, Texas, para su primer encuentro con Norteamérica, esa tierra que les provocaba sentimientos encontrados pues, por un lado, la imaginaban como una especie de parque temático de la libertad y por otro, los intimidaba con los mitos sobre las diferencias culturales entre la Gran Bretaña conservadora y la América liberal, por no decir que realmente dudaban de arrasar con un público desconocido.Pongamos atención en los detalles: el atentado a Kennedy en Dallas fue el 22 de noviembre de 1963. Los Beatles lanzaron el sencillo siete días después. En febrero, el rotundo éxito del disco y de la breve gira que comenzó en Nueva York fueron sucesos paralelos. La locura que desataron se ha explicado como consecuencia de la desolación en que se hallaba la sociedad estadunidense tras el magnicidio, pues la música de los británicos promovía el amor y la felicidad completa: “She Loves You”, “All My Loving”, “Till There Was You”, “Love Me Do” son algunas de las piezas que estremecieron a la audiencia femenina, un efecto premeditado pues, como dice Paul McCartney en el documental Beatles 64, las letras de sus canciones tenían como fin establecer un vínculo afectivo entre la gente y la banda, una especie de intercambio para el que las chicas eran súper receptivas, como lo muestran las imágenes de archivo de las hordas de féminas afuera del Hotel Plaza las veinticuatro horas, los gritos que sonorizaron la Quinta Avenida y el lado sur del Central Park de Manhattan o las reacciones extremas de las fans durante sus presentaciones en vivo.Lo del cuarteto de Liverpool, en efecto, fue un episodio excepcional en un país sacudido por diversos acontecimientos, pues si por un lado Lyndon Johnson lanzó una guerra contra la pobreza en su discurso del 8 de enero, en Panamá tropas estadunidenses abrieron fuego contra civiles panameños en la zona del Canal un día después, que se recuerda como el Día de los Mártires en el país centroamericano, mientras que la comunidad portorriqueña y afroamericana llamó a un boicot a las escuelas públicas como protesta por la discriminación de facto en las aulas, precisamente en Nueva York. De esos antecedentes no se habla en Beatles 64, dirigido por David Tadeschi y producido por Martin Scorsese, Paul McCartney y Ringo Starr, entre otros, un viaje por la memoria del primer tour que se evoca, en mayor medida, por el show de Ed Sullivan que alcanzó un rating de 73 millones de espectadores y no únicamente eso, pues durante los diez minutos que duró su actuación no se registró un solo delito ni en Manhattan ni en Brooklyn ni en Queens, tan alelados estaban incluso los hampones con la invasión británica que transmitió la CBS, así como tampoco se recuerda aquella gira por el concierto que dieron en el Carnegie Hall, todo un sacrilegio para los puristas y los conservadores, quienes durante un tiempo no pudieron superar el shock que les causó tamaño sacrilegio.Anunciado con bombo y platillo como memoria inédita de una década, Beatles 64 realmente no es un filme esencial. No es un documento útil para una revisión histórica del cuarteto ni aporta nada novedoso salvo estrenarse como onomástico de seis décadas, pues lo único interesante son unos cuantos testimonios de Ronnie Spector de The Ronettes o de los escritores John Queenan, Jamie Bernstein y Jane Tompkins, de David Lynch o de Little Richards, de Smokey Robinson (The Miracles) o de Ronald Isley (The Isley Brothers) o el breve comentario de Leonard Bernstein y, por supuesto, las impresiones de McCartney y de Ringo Starr, los sobrevivientes de esos cuatro maestros que emergieron de la Caverna.AQ