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Junqueras sube por días en las apuestas sobre el futuro mando de ERC

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Aunque en ERC siempre es aventurado adelantar situaciones, el movimiento de Foc Nou –la candidatura derrotada en la consulta a la militancia–, de no integrarse en ninguna de las dos listas que serán votadas la próxima semana (Oriol Junqueras al frente de Militància Decidim y Xavier Godàs, de Nova Esquerra Nacional), mejorará las expectativas del que fuera presidente de ERC y aspirante a la reelección.

Foc Nou obtuvo 824 votos, el 12,6% del total de militantes, y quedó fuera de la segunda vuelta, pero sus apoyos son muy importantes porque Junqueras obtuvo 3.157, por 2.308 Godàs. Es decir, se impuso por 849 votos. Si Foc Nou hubiera dado el paso de apoyar a los herederos de Marta Rovira –ahora residente en Suiza– y Pere Aragonés, la segunda vuelta se auguraba de infarto. Ahora, según fuentes cercanas a Oriol Junqueras, la situación se clarifica porque «ayuda», porque «libera de presión a la militancia». Eso sí, las dos candidaturas miran de reojo a los 244 votos en blanco de la primera votación, que evitaron la victoria de Junqueras, y que parecen responder a los sectores más cercanos a Moviment 1 d’Octubre, que no consiguió los avales necesarios para presentarse a la consulta.

El pasado miércoles, Foc Nou, liderados por Helena Solà y Alfred Bosch, reunió a un centenar de militantes vía telemática (el 12% de sus votantes) y tomaron la decisión de no integrarse en ninguna de las dos candidaturas, ni siquiera entrar a formar parte de la nueva Ejecutiva que surja tras la votación. También establecieron cinco condiciones que, a priori, son inaceptables por Nova Esquerra Nacional. Las candidaturas vencedoras han tratado de atraer votantes de la derrotada, pero a día de hoy están muy distantes de sus aspiraciones. Si bien no han concretado aún si daban libertad de voto a sus electores o se decantaban por el voto en blanco.

El grupo radicalizado propone un plan para llegar a la independencia en 2030, poniendo el énfasis del partido en el eje nacional para confrontar directamente con Junts; exigir al PSOE un referéndum vinculante para garantizar su apoyo a una nueva investidura de Pedro Sánchez, lo que no está al alcance ni de Junqueras ni de Godàs; una consulta antes de agosto sobre si mantener o no el acuerdo de investidura con el PSC, lo que es sinónimo de inestabilidad en Cataluña y, por ende, en España; encargar una auditoría externa sobre la polémica sobre carteles contra los Maragall, que ha erosionado la convivencia interna en el partido republicano, y asumir el compromiso de que el próximo presidente de ERC no será el candidato a la Generalitat, condición que aceptaría Godàs, pero que ni se plantea Junqueras, que espera que le sea aplicada la Ley de Amnistía.

Queda apenas una semana para que los militantes vuelvan a ser convocados a votar y la incertidumbre sigue siendo muy importante, aunque los «junqueristas» han visto cómo se abre una ventana de oportunidad. Pero también hay que tener presente que «el gen suicida de ERC siempre está vigente», dicen miembros del partido alejados de los equipos de Junqueras y Godàs. Los cuarteles generales siguen trabajando, llamando por teléfono a los militantes y organizando actos de pequeño formato en agrupaciones para atraer algún apoyo extra a su candidatura. Mientras, Cataluña y España siguen sin Presupuestos porque los siete diputados republicanos en Madrid y los 20 del Parlament son fundamentales para que Salvador Illa y Pedro Sánchez empiecen la negociación de sus cuentas. Que se aprueben ya es otra cuestión.