Dos muertos por el precio de uno: la guerra “cuerpo a cuerpo” de Putin en Donetsk duplica las bajas de soldados
Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022 (vamos camino ya de los tres años de enfrentamiento), los servicios de inteligencia extranjeros y las autoridades ucranianas han ido suministrando, como un reloj, el parte de bajas de la tropas de Putin.
Ante el silencio del Kremlin, como es esperable en una guerra, los datos son estimaciones, pero sirven para entender a la perfección el coste que este conflicto está suponiendo para Rusia. Y parece claro que, al margen de conquistas territoriales o geopolíticas, en el campo de las bajas humanas está suponiendo un duro peaje para Moscú. Según el Ministerio de Defensa ucraniano, Rusia contabiliza ya 750.000 bajas.
El análisis de la estimación diaria de bajas rusas permite comprobar un dato revelador: la guerra es ahora el doble de costosa para Rusia, en términos de soldados muertos y heridos, que lo era hasta hace unos meses por culpa de la estrategia de combates cuerpo a cuerpo, pueblo a pueblo, emprendida por Putin en la región de Donetsk el pasado mes de abril.
Desde entonces, Moscú pierde cada día una media de más de 1.000 soldados (y más de 2.000 en las últimas semanas), el doble de los meses anteriores.
La gráfica elaborada por la inteligencia de Gran Bretaña, que escudriña a diario el curso de las operaciones de esta guerra, es revelador para entender cómo está evolucionando el conflicto, al margen de cuál sea el desenlace final. Si finalmente Moscú obtiene beneficios territoriales, habrá sido a costa de un gran número de bajas.
En esta evolución se pueden apreciar varias tendencias. Se observa una disminución en las bajas promedio durante los primeros meses de la guerra, alcanzando un mínimo en abril de 2022. Sin embargo, a partir de mayo se produce un aumento gradual, con algunas fluctuaciones, hasta alcanzar un nuevo pico en noviembre de 2024.
Hay también un factor de estacionalidad, con ligeros incrementos en las bajas durante los meses más cálidos y una tendencia a la disminución en los meses más fríos. Esto podría estar relacionado con factores como las condiciones climáticas, que influyen en la movilidad de las tropas y la intensidad de los combates.
El mayor aumento de pérdidas humanas se produce a partir de abril de 2024, coincidiendo con el recrudecimiento de los combates sobre el terreno.
El aumento sostenido de las bajas en 2024 plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la ofensiva rusa a largo plazo y las posibles consecuencias para el desenlace del conflicto. No parece, en cualquier caso, que sea una preocupación que vaya a alterar los planes del Kremlin.