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Reivindicación del soneto

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El soneto es una de las composiciones poéticas más bellas y exigentes, tanto para el escritor como para el lector. Su origen está en el siglo XIII, en la corte siciliana de Federico II, aunque fue enriquecido por Dante y Petrarca y llega a España a través del Marqués de Santillana, pero sobre todo de Boscán y Garcilaso. Desde entonces, lo han cultivado no solo los poetas del Siglo de Oro (Cervantes, Lope, Quevedo, Góngora, Calderón, Aldana, etc.), sino también, con más o menos asiduidad, los neoclásicos, los románticos, los modernistas, los poetas de la Generación del 27..., y así hasta nuestros días.

Buena muestra de lo dicho son dos poemarios recientes. Por un lado, Rialp acaba de ofrecer a los lectores la edición facsímil de Abril del alma, de José Antonio Muñoz Rojas (1909-2009), que se editó en 1943, con el número cuatro de la Colección Adonáis de Poesía, por Editorial Hispánica. Es decir, antes de que la citada colección pasara a Ediciones Rialp.

Se suele adscribir a José Antonio Muñoz Rojas, gran poeta y gran prosista, a la llamada generación de 1936. Abril del alma tiene dos partes, la primera la forman doce poemas extensos, que son un himno a la naturaleza y al amor; y la segunda, diecisiete sonetos, de tema unitario con la primera parte..

En tierra de nadie (Editorial Colex, S. L. A Coruña, 2024, 160 págs.) es el primer poemario de Pablo Holgado Margalet (Sabadell, 1999), graduado en Humanidades y Patrimonio por la Universidad de Castilla La Mancha. Se trata de sesenta sonetos. El autor juega con el recurso del texto encontrado de otro escritor, el misterioso Esaú Santos. En estos sonetos, se tocan temas muy variados, y se nota que Pablo Holgado es un sabio conocedor de nuestra literatura, especialmente de la aurisecular. Pero esto no significa que se trate de meras imitaciones. El poeta les da vida con su saber, en las circunstancias del presente.

Pero, mejor que las palabras, será dejar a los lectores una muestra de cada poemario:

De Abril del alma: "Sólo quiero los ojos para verte // y si los cierro es sólo por mirarte; sólo vive mi alma de formarte, // mi corazón palpita con quererte. // La voluntad la tengo ya de suerte // que no la llevo nunca de mi parte: // si tengo libertad es por buscarte // y si temo perderla es por perderte. // O también si te busco es porque avara // guardas mi libertad siempre contigo: // ¡Ay déjame ir a ti como una ola, // o igual que cae en el campo el agua clara, //o como sigue en mayo al aire el trigo! // ¡Oh tú, mi sola tú, mi sola, sola!" .

De En tierra de nadie: Ya la tarde ha forzado sus colores // partiendo en dos mitades la paleta. // A los fríos azules del planeta // añaden los naranjas sus ardores. // Como lluvia dorada por alcores, // se va irisando la ciudad completa // y las calles descubren su faceta // de incendio y ámbar, rica en resplandores. // ¡La desnudez auténtica...! Es esto, // y no otra cosa: el beso del instante. // [Allá al fondo, el borrón de una tormenta...] // Tiemblo al fin, y el temblor es ese gesto // que el limitado verso limitante // no registra, ni el don que lo alimenta.

Pasen y lean.