Una pyme argentina demandó a la multinacional Mahle por u$s 10,4 millones
En 2010, la pyme Arosa, dedicada a la fabricación de aros de pistón, compró la planta que la alemana Mahle había puesto en venta en Rosario. La compañía multinacional se había hecho de las instalaciones tras haber adquirido los bienes de la quiebra internacional de Dana Corporation, en 2007. Sin embargo, los conflictos sindicales constantes hicieron que en 2009, la autopartista tomara la decisión de irse del país. Su idea original era trasladar la maquinaria a Brasil, pero el gobierno de Cristina Kirchner intervino para que la producción quedara en la Argentina en manos de otra empresa.
"Mahle cerró sus operaciones en la Argentina, indemnizó a los 550 empleados y empezó a buscar un comprador- Ahí es donde entramos nosotros, que ya producíamos aros de pistón, pero en una escala mucho menor. Junto con un socio brasileño y tras un año de negociaciones compramos la maquinaria por u$s 3,4 millones y enseguida empezamos a producir en esa misma planta, aunque el terreno seguía perteneciendo a Mahle. En los primeros dos años facturamos u$s 4 millones y estábamos usando apenas el 40% de la capacidad instalada", explica Jorge Basualdo, CEO de Arosa.
El empresario relata que los problemas empezaron en 2016, con el cambio de gobierno. Los incrementos en los costos de los servicios públicos los golpearon muy fuerte y a ello se le sumó la competencia con los productos importados. Con este panorama, la empresa se empezó a atrasar en los pagos que todavía debía hacerle a Mahle. Además de esta deuda, la firma había tomado un préstamo con el Banco Nación. Para evitar que la situación escalara, la compañía decidió entrar en concurso preventivo.
El proceso judicial terminó en forma exitosa. Se había acordado reducir la deuda al 60% y extender el plazo de pago a 15 años, con un período de gracia de dos años. Tras la homologación del concurso, Arosa entregó el predio donde funcionaba la planta a Mahle, con la intención de mudar la maquinaria a otro terreno, más pequeño, y retomar la producción.
El comienzo del derrotero
"Esto fue el 1 de marzo de 2019. Cuando a los 30 días quisimos hacer la mudanza, no nos dejaron ingresar. Durante dos años Mahle nos impidió retirar las máquinas, que eran nuestras. Ellos eran solamente depositarios judiciales. Pudimos entrar el 2 de marzo de 2019 y ahí descubrimos que se había robado todo el stock, los cables y todos los equipos de producción estaban destrozados", agrega Basualdo y detalla que Mahle argumentó que la compañía de seguridad que habían contratado solo ponía una persona por turno, que no podía controlar todo lo que pasaba en la planta.
Sin capacidad de empezar a producir, Arosa no tenía posibilidad de cumplir con el acuerdo de pago. Frente a esta situación, Mahle pidió la quiebra de la compañía y los bienes fueron rematados por apenas u$s 30.000.
"La única explicación que encontramos es que Mahle generó el año a propósito para no perder el mercado argentino. Por ese motivo iniciamos una demanda por daños por un total de u$s 6,4 millones y una querella penal por defraudación contra los directivos argentinos de la compañía, Salvador Fornieles e Ivan Piacenzotto", agregó.
El juicio penal estaba previsto que se realizara en noviembre de 2023, pero tras varias postergaciones, ahora se fijó fecha para el mes próximo. En la demanda por daños, ya se realizó el peritaje, que elevó el monto a u$s 10,4 millones. Todo esto sin contar el lucro cesante. Ahora los abogados de Arosa ya están en condiciones de pedir sentencia, donde esperan que el resarcimiento se eleve a cerca de u$s 20 millones.
"Todo parece indicar que el fin no está lejos. El proceso se hizo muy largo. No puedo entender cómo una multinacional se tomó el trabajo de dejar que se rompieran los equipos solo para mantener el mercado argentino. Somos la única fábrica de aros del país", cerró Basualdo.