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Ni el diputado estaba en las inundaciones ni había un golpe de Estado

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Un diputado del PLN utilizó una fotografía antigua para decir, falsamente, que estaba en las inundaciones en Guanacaste. En tanto, una invitada del presidente Rodrigo Chaves propagó las falsedades de que la Asamblea Legislativa y la Fiscalía habían ordenado impedir el ingreso de ayuda humanitaria de El Salvador y de que estaba en curso un golpe de Estado contra el mandatario.

En el primer caso, el diputado es Gilbert Jiménez Siles. Durante la emergencia por lluvias de noviembre, le dijo al medio Trivisión que estaba en Guanacaste visitando comunidades afectadas. Cuando el canal le solicitó fotografías como prueba de su gira, envió una imagen que había publicado en su perfil de Facebook el 17 de octubre del 2021, época en que se desempeñaba como alcalde de Desamparados. El medio detectó la falsedad mediante una búsqueda inversa de la fotografía. La propia publicación del 2021 detalla que la foto corresponde a una gira por las montañas del sur San José.

Esta semana, el miércoles 20 de noviembre, el diputado admitió haber faltado a la verdad y ofreció disculpas a los ciudadanos y al medio, al cual prometió mantener las puertas abiertas. Dijo que el error le permitió reflexionar sobre el cuidado que debe tener en sus declaraciones a los medios. Por su parte, el PLN no emitió comunicado alguno pidiendo cuentas a su diputado, pese a la gravedad de lo sucedido.

En el segundo caso, la falsedad la difundió la tiktoker Yendry Quirós Conejo, una activista chavista que está acusada del delito de amenaza a funcionario público por llamar a “sacar el sirope de la nariz” al diputado Ariel Robles, del Frente Amplio, durante un mitin político. La audiencia preliminar está prevista para el 5 de diciembre en el Juzgado Penal de San José.

El 15 de noviembre, en medio de la misma emergencia por lluvias, Yendry Quirós difundió un video en el que dijo falsamente que la Fiscalía y la Asamblea Legislativa habían ordenado impedir el ingreso de ayuda humanitaria de El Salvador. Habló de una supuesta retención de cargamentos en aduanas y de que estaba en curso un golpe de Estado contra Chaves, un “golpe judicial”. No obstante, nada de lo que dijo existía.

Tres días después, el 18 de noviembre, el presidente la recibió junto con otros creadores de contenido en la Casa Presidencial, en donde se tomó fotos con ella.

En este caso, no ha habido reconocimiento del error ni disculpa. La Casa Presidencial tampoco salió a desmentir el supuesto golpe de Estado.

El mandatario criticó al diputado Jiménez públicamente por faltar a la verdad. Sin embargo, el 14 de noviembre, un día antes de lo hecho por Yendry Quirós, él propio Chaves pronunció otra mentira, cuando dijo que los diputados se oponían a la entrega de víveres a los damnificados. Este hecho pasó a formar parte de la enorme estela de faltas a la verdad de su gobierno.

Una encuesta dada a conocer esta semana, elaborada por dos programas de la Universidad de Costa Rica (UCR), señala que la mitad de la población desconfía de las afirmaciones del mandatario. Su credibilidad cayó en nueve puntos entre el 2023 y el 2024. Chaves fue el actor político con más deterioro en esta materia, aunque los diputados y los ministros tienen índices peores.

Las mentiras benefician a los poderosos

Recientemente, la decana de la Universidad de Navarra, Charo Sádaba Chalezquer, advertía de visita en Costa Rica de que los políticos constituyen una de las principales fuentes de desinformación para la ciudadanía, pues es un discurso que beneficia a los poderosos.

Añadió que, a nivel mundial, algunas personas se dedican a la desinformación de manera profesional, con granjas de bots y generación de imágenes y videos falsos. En su criterio, algunos que sí tienen una finalidad ideológica concreta, pero la mayor parte de ellos está con el que pague más, como un modo de vida.

Pero lo peor es la consecuencia. “El hilo que teje la cohesión de una sociedad democrática es la confianza”, dijo, y el objetivo de estas tácticas es erosionar la confianza de la ciudadanía en las instituciones, en los medios de comunicación y, finalmente, en el resto de ciudadanos.

“Acabamos por no confiar en nuestra familia. La desinformación es tan grande que la gente no confía en los expertos, no confía en el gobierno por supuesto, no confía en nadie, entonces solo confía en ese grupo que sigue en Facebook que dice que todo esto es una conspiración”, lamentó la investigadora.

Nos contactamos de nuevo en una semana. Se despide Esteban Oviedo, editor de Política de La Nación.