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Ноябрь
2024

Pol Antràs, profesor en Harvard: “O Europa recibe más inmigración o está condenada a la irrelevancia”

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Este economista, que lleva más de dos décadas residiendo en Estados Unidos, advierte de que la política proteccionista de Trump puede provocar una recesión mundial

El ‘tsunami’ político y económico que azota a Alemania

El economista Pol Antràs (Barcelona, 1975) lleva 25 años viviendo en Estados Unidos y cree que hay otros factores, más allá de la pérdida del poder adquisitivo de los norteamericanos, que han aupado a Donald Trump en su regreso a la Casa Blanca, como algunos posicionamientos del Partido Demócrata en determinados debates sociales que preocupan a la clase media de EEUU.

De lo que no tiene ninguna duda este experto en comercio internacional que da clases en la Universidad de Harvard desde 2007 es de los devastadores efectos que tendrán las políticas económicas anunciadas por el magnate norteamericano sobre la economía mundial. Con todo, ve también una oportunidad para que Europa salga reforzada.

¿Cómo interpreta la clara victoria de Trump? ¿Ha vuelto a ganar aquello de “es la economía, estúpido” o esconde algo más?

La economía es un factor muy importante, sin duda. Mucha gente ha sufrido la inflación, pero no solo en Estados Unidos. Si vemos que está ocurriendo en Europa, los partidos en el poder van perdiendo las elecciones: cuando sufres intentas votar en contra de lo que crees que te ha llevado a esta situación. Pero esto es solo un factor, yo veo otros. Para ganar las elecciones en Estados Unidos tienes que conseguir que la “gente sensata” te vote. Cuando Trump ganó por primera vez en 2017 fue porque mucha gente sensata, aunque quizás no estaba de acuerdo en todo lo que decía, le votó.

Ahora, junto con la inflación, lo que ha ocurrido es que el Partido Demócrata no diré que se ha radicalizado, pero no se ha distanciado explícitamente de ciertos elementos radicales del partido, y en particular en ciertos temas sociales. Por ejemplo, el movimiento para “desfinanciar” la policía, el defund the police, porque es violenta contra los negros, ha llevado a que en ciudades como San Francisco haya crimen por todas partes y no se pueda vivir. O el movimiento wokie, de protección de minorías. Hay ideas muy liberales que se han asociado a los demócratas y que una parte muy importante de la sociedad americana no las ve claras y las asocian al ala más radical del partido.

¿Qué tenemos que esperar a partir de ahora?

Normalmente siempre hay un gap entre lo que se dice en campaña y lo que se acaba haciendo, pero el caso de Trump es interesante porque en su primer mandato hizo prácticamente todo lo que dijo. Si nos basamos en esto nos espera, a nivel comercial, una nueva ronda de proteccionismo. Él puso los primeros aranceles, que Biden no eliminó, centrados básicamente en China, y ahora subirán aún más. Se habla de un 10% para todo el mundo y las consecuencias serán más mucho más graves que entonces. Los aranceles a China no han sido muy distorsionadores, las importaciones de Estados Unidos procedentes de China en 2022 estaban al mismo nivel que en 2018. En 2023 bajaron, pero por un efecto: las empresas chinas movieron sus actividades hacia el sureste asiático, a México, y los productos entraban por allí. Pero si ahora los aranceles se generalizan, el comercio mundial se puede fragmentar y tendrá su efecto sobre el crecimiento y sobre la inflación, porque encarecerán los productos.

Sorprende el proteccionismo para atajar la inflación cuando los aranceles encarecen los precios internos: lo que antes se podía comprar a 100 ahora costará 110.

Hay un debate en el mundo económico sobre quién acaba pagando el arancel. Hay quien piensa que es un impuesto a los chinos porque lo pagan ellos cuando quieren vender a Estados Unidos. Es un tema muy técnico, de incidencia de los impuestos, que tiene que ver con las características del mercado y sus elasticidades. Yo comparto la idea de que los precios domésticos en Estados Unidos deberían subir, los estudios empíricos sobre los efectos de la primera subida de aranceles con Trump indican que lo pagaron los ciudadanos americanos. La sensación que hubo en ese momento en EEUU, cuando Trump fijó aranceles, es que lo hacía como parte de una estrategia de negociación para que China cumpliera con temas de propiedad intelectual, etc., para cuadrar un poco al gigante asiático en ciertos aspectos, en busca de un acuerdo. Pero han pasado siete años y los aranceles permanecen. Trump no luchará contra la inflación a través de los aranceles, los aranceles persiguen proteger puestos de trabajo y quizás reducir el déficit comercial.

La otra gran medida económica que propone para mitigar la pérdida de poder adquisitivo es una rebaja tributaria generalizada.

Como todo gobierno republicano hay una presión para mantener, aún más bajos de lo que ya están, el impuesto de la renta, el impuesto de sociedades…Lo que veo más peligroso es la idea de incorporar a Elon Musk y otros con el propósito de desmantelar muchas agencias públicas, como está haciendo Milei en Argentina. Es cierto que muchas veces el sector público es demasiado burocrático, poco eficiente y que hay instituciones que absorben muchos recursos y hacen poco. Pero hay muchas instituciones muy importantes, como el Departamento de Educación, o la hacienda pública, la IRS, que con los republicanos siempre le llegan menos recursos. Y fastidia porque, aunque los impuestos son bajos, hay mucha evasión fiscal, especialmente por parte de los multimillonarios. Y las multinacionales tienden a declarar impuestos en países con tasas impositivas más bajas.

Para luchar contra este fraude necesitas recursos y ahora habrá más barra libre. Pero no es tan obvio que no funcionará, los economistas sabemos que a veces si bajas un poco los impuestos la actividad económica puede reactivarse y acabas recaudando más. En los estudios que yo he visto no hay una relación tan clara porque los impuestos ya no son muy altos. Y si no recaudas mucho, al final acabas reduciendo gasto público, y no será en Defensa, o aumentando el déficit público.

¿Qué más le preocupa a nivel económico de la victoria de Trump?

La política migratoria. Yo soy inmigrante y veo que EEUU podría absorber fácilmente 100 millones más de habitantes, no es un país muy denso. Inmigrantes menos cualificados podrían venir muy bien a un país que necesita mucho servicio doméstico y trabajadores para residencias de ancianos, y no hay. Pero es cierto que las tasas de inmigración ilegal están en máximos históricos, y el hecho de no tener mucho control de quién entra incomoda a mucha gente. Me preocupa los efectos que puede tener la lucha contra la inmigración ilegal sobre el talento. En mis clases tengo estudiantes para doctorado rusos, chinos, iraníes…venir a estudiar ya es difícil, pero quedarse es muy complicado. Para los europeos puede resultar más fácil pero no les incentiva, yo mismo siento esta animadversión.

¿Cree que un mayor control migratorio redunde en una pérdida de talento?

No es lo que quieren, pero es así. Temo que pueda verse afectado el sector tecnológico del país, que es la base de la economía norteamericana. Si Silicon Valley existe no es por su clima, sino porque la gente con talento quiere ir a trabajar allí con otra gente.

¿Cómo cree que afectará la política proteccionista de Trump a Europa y cómo cree que la UE debería reaccionar?

Tendrá efectos negativos, pero también veo oportunidades. Muchos países europeos, como Alemania, España, dependen mucho de las exportaciones a EEUU y no tienen el peso económico que tiene China. Un impuesto del 10% a las exportaciones de Europa, que no es descartable, será costoso. Y con la imagen que tiene Trump en Europa lo más probable es que haya mucha presión popular para que la UE tome represalias, para que haga lo mismo, y que los aranceles acaben escalando al 20%, 25%, 30%. Muchos pueden pensar que es la manera de proteger a la industria local, como ocurre con los aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China. Quizás sí que se crearán algunos puestos de trabajo adicionales, pero al final los consumidores lo acaban pagando con precios más altos. Pero Europa tiene que ser un garante de las instituciones internacionales, que Trump desprestigia, como el FMI la OMC…y la manera de hacerlo es tomando represalias, aunque sea consciente de que habrá un coste.

¿Vamos hacia un modelo económico mundial mucho más proteccionista?

Sí y no detecto en el sentimiento popular una preocupación para evitarlo. En parte porque aún no estamos viendo los costes que comporta.

¿Puede llevarnos esta situación a una recesión mundial?

Por supuesto. Las cadenas de valor mundial que han gobernado prácticamente el comercio mundial en los últimos 20 años son muy firmes, no tienden a cambiar muy rápido cuando los shocks que les afectan son temporales. Por ejemplo, si una empresa tiene una fábrica en Vietnam y hay un tsunami, no abre fábricas en otros lugares del mundo. Ocurrió con el COVID, cuando llegaron las vacunas y el mundo se empezó a recuperar. Pero si vemos que empiezan a ganar los populismos en todo el mundo, que aumenta la animadversión entre países, eso ya es otra cosa. Las perspectivas de los principales bancos de inversión ven este escenario de fragmentación.

Hablaba de oportunidades para Europa.

No soy muy optimista porque son muy difícil de conseguir políticamente. Primero, antes los aranceles de EE. UU., Europa podría hacer lo contrario y vender Europa como una zona libre de aranceles para la atracción de empresas e inversiones de otras partes de mundo. Decir: ‘nosotros no jugamos a eso, tenemos un marco sin restricciones’, pero los políticos tendrán mucha presión popular para que respondan con las mismas medidas. Segundo, la inmigración, es otra gran oportunidad. Ya sé que hay mucho flujo migratorio hacia Europa que tensiona muchas zonas y ciudades, como Barcelona, donde lo último que quiere la gente es que se convierta en la nueva Silicon Valley con medio millón más de personas. Pero Europa tienen una oportunidad de volver a abrir las puertas a la innovación. Es un continente con buenos fundamentos, se vive bien, podría atraer mucho talento si se coordina bien y aplica una buena política de subsidios. En dos direcciones: muchos europeos no querrán irse y, por otro lado, ciudadanos rusos, iraníes, chinos querrán venir aquí. Son países con muchísimo talento.

Entiendo que traer a millones de chinos o iraníes pueda resultar muy difícil que Europa quiera asumirlo desde un punto de vista cultural, pero este es el futuro de Europa. También por una cuestión demográfica: o Europa encuentra la manera de ser más receptiva a la inmigración o está condenada a la irrelevancia en 25 años. Hay muchas cosas en economía que no se pueden predecir, pero la demografía está muy clara, sabemos la natalidad. Con el 4% de la población mundial es muy difícil liderar el mundo. O se tienen más hijos, que no me parece que la gente esté por esa labor, o nos abrimos a que venga gente de otros lugares del mundo. Inmigración e innovación. Si EEUU quiere un modelo más cerrado, puede ser una oportunidad histórica para Europa.