Los Chanclas y el agropop no entienden de modas
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Es curioso que un subgénero musical como el agropop , que solo ha sido interpretado por un grupo en concreto, los incombustibles No me pises que llevo chanclas, siga contando con gran predicamento 35 años después de que viera la luz. Acaso porque las cosas hechas con alma son mucho más difíciles de copiar, nadie se ha animado o atrevido a seguir sus pasos pese al éxito de la propuesta. Fue en 1989 cuando unos cuantos amigos de Los Palacios y Villafranca lo patentaron, arrasando inmediatamente en las listas de venta (más de medio millón de copias vendidas de su álbum debut) gracias a un desparpajo innato con el que narraban historias tan enraizadas en el Bajo Guadalquivir como lo son un terrón marismeño o una mata de tomate (de Los Palacios, por supuesto). Lo hacían de un modo desenfadado, guasón, irónico y fiel a la realidad que vivía su entorno, con letras de jornaleros de litro y medio, de tabernas y de manchones. Decía que es cuanto menos singular que hayan pasado 35 años del origen del agropop y la receta se mantenga sumamente refrescante como el primer día. A finales de los ochenta ya metía a miles de fans en los recintos de toda España (cuyo pináculo tuvo lugar el 12 de octubre de 1992 en la Plaza Sony de la Cartuja , en la clausura de la Expo ante 50.000 personas ), y sigue llenando en 2024 auditorios de altísimo nivel como es el Cartuja Center Cite , que anoche rebosó hasta el punto de agotar las entradas casi un mes antes del concierto. «¡Viva lo que no pasa de moda!» , gritó a los cuatro vientos Maui de Utrera , una de las artistas invitadas que se sumaron a la celebración de la efeméride, mientras abandonaba el escenario en el que acababa de cantar '¿Y tú de quién eres?' . Admito que he dudado hasta el último momento si recurrir al certero aserto de la inclasificable sobrina del gran Bambino para titular esta crónica, pero me he decantado por algo parecido que intenta transmitir lo mismo. Los Chanclas no entienden de medias tintas, si fueran un equipo de fútbol sería de los que no sabe contemporizar, de los que siempre van al ataque. Por eso pusieron toda la carne en el asador desde el primer minuto con una apuesta más que segura, el exitazo 'Las calles de Chicago' , paradigma del surrealismo chanclero que con el inicial «Shi, shi, Shicago» ya puso a saltar y a bailar a las miles de personas que se dieron cita en el reencuentro de los palaciegos con Sevilla. Antes, se proyectó en una pantalla gigante un vídeo que reunía felicitaciones de diferentes artistas y grupos: Hombres G, Santiago Auserón , Víctor Manuel, La Mari de Chambao, Arcángel, Miguel Ríos y el actor Karra Elejalde. Cómo no, el maestro de ceremonias del show fue el carismático Pepe Begines . Ferviente seguidor confeso de la interpretación a mano alzada que hacía su amigo S ilvio Fernández Melgarejo en cada actuación, el palaciego mostró una vez más su dominio del escenario, improvisando con gracia durante todo el espectáculo, incluso en algunas letras de los temas. Para testar la edad del público, el vocalista puso a cantar a todo el mundo la canción de la serie de dibujos animados Marco . Obviamente, el personal, que superaba con creces la cuarentena, la cantó a capela de principio a fin. «Hay que tener muy malas ideas para poner esa serie a un niño después de comer», espetó con guasa. Precisamente, uno de los momentos más emocionantes de la noche llegó con el homenaje en forma de canción que Los Chanchas le brindaron al autor del excelso disco 'Al este del Edén' . Un fragmento de una de las famosas entrevistas de Jesús Quintero a Silvio hizo de antesala perfecta a la interpretaron nada menos que de 'Rezaré', un clásico que describe como pocos la idiosincrasia sevillana. Para este temazo de corte cofrade, Pepe Begines invitó al escenario al Kini de Triana , corneta sumamente popular por sus solos en la Banda de Las Tres Caídas . Ovación cerrada. Las letras desenfadas y festivas que canta Begines lucieron a la perfección gracias a la música de una banda rodadísima (tres de los cuatro miembros pertenecen a la formación original) que este año ha firmado más de setenta conciertos y que anoche sonó de maravilla. Conforme van desgranando su repertorio, uno se va percatando de la gran cantidad de éxitos que acumula este grupo, sumando no menos de una docena de temas que pueden ser cantados y coreados por personas de varias generaciones , sean fan de Los Chanclas o no, algo que, si se echa números, no es nada fácil de encontrar en otros artistas. Para apuntalar esta afirmación, ahí van un puñado de éxitos que anoche pusieron bocabajo el sofisticado Cartuja Center: Las ya citadas '¿Y tú de quién eres?' y 'Las calles de Chicago', 'Bolillón', 'Footing tonight', 'Mi torero tiene gafas', 'Cabezón', 'Manué Sanche Sanche', 'Gracias', 'La tasquita de Triana' , 'Anca Conil', 'El Amoto' y 'El canario' , con la que abrocharon el concierto. Otro episodio estelar de la velada fue la participación de Raimundo Amador , que interpretó 'Pata palo' , uno de sus temas más aclamados con Pata Negra , y 'No veo ná'. El músico sevillano no estuvo brillante de voz, pero con la guitarra dio una master class en apenas tres o cuatro minutos. Los dos artistas que completaron la lista de invitados fueron Astola , que dejó muy buen sabor de boca de cara al concierto que protagonizará en este mismo auditorio dentro de tres meses junto a Ratón, y Pablo Carbonell , con su peculiar y perenne estado de lúcida locura que le caracteriza sobre el escenario. Cercana la medianoche, los Chanclas se marcharon en un ambiente que antes de los bises bien parecía el de una grada en una noche caliente de Champions , con el público enchufadísimo y coreando el conocido «Lo,lo,lo,lo,lo,lo...» que emula a la canción 'Seven nation army' (The White Stripes) en los campos de medio Europa. Qué bien sientan noches como éstas, en las que lo genuino no entiende de modas ni tendencias y continúa por su senda regalando momentos para el recuerdo .