El poyo que se merece Teresa Ribera
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Las históricas y nobles piedras del Palacio de la Generalitat –las mismas que fueron profanadas con pinturas y detritus por airados manifestantes el 9 de noviembre– conocieron el considerable enfado del que era, como lo son todos, eventual ocupante como presidente del autogobierno del Reino de Valencia. Acaba de recibir una noticia del ministerio del que era titular Teresa Ribera. Airado por lo que acababan de comunicarle, se puso en pie y tradujo su disgusto levantando la voz que se hizo notar en los despachos contiguos. En aquel momento no era Carlos Mazón presidente de la Generalitat sino su predecesor, Ximo Puig . Al presidente socialista le comunicaban que la también socialista Teresa Ribera, guiada por su credo ecologeta , había reducido todavía más el caudal del trasvase Tajo-Segura , con todo lo que ello significa de claro perjuicio para los regantes de la Vega Baja, una de las zonas de producción de verduras, hortalizas y frutas cuyos agricultores figuran entre los que más y mejor saben, dentro y fuera de España, sacarle provecho y jugo al agua siempre escasa, siempre agradecida. Los socialistas valencianos, con Puig al frente, tenían en el punto de mira a esta ministra, por su acreditada aversión y antipatía para con nuestra tierra . Lo demostró con su cicatería con los repetidos cierres del trasvase y, mucho más grave, lo había ratificado por activa y pasiva al no ejecutar las obras que ella mismo, a través de la Confederación Hidrográfica del Júcar, debía acometer para minimizar el impacto de las crecidas por el barranco del Poyo. Infraestructura que de haberse hecho por ser suya la responsabilidad, los apocalípticos daños que ocasionados el 29 de octubre habrían sido sensiblemente menores. Apúntesele en su debe la parte alícuota correspondiente de culpa por las brutales crecidas del Magro y del Poyo. Pese contar con esos antecedentes sólo el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y la interfecta conocen las razones por las que decidió promover a Teresa Ribera como candidata a ser comisaria y ocupar una de las vicepresidentas de la Unión Europea . Una candidatura que ha llevado a Sánchez a mendigar apoyos pese lo ocurrido en el barranco del Poyo , para que pueda acceder a tan elevadas responsabilidades comunitarias –con muy elevadas y sabrosas remuneraciones – y pese no tener un currículo mínimante descollante y, por el contrario, acumular reiteradas muestras de incompetencia e incoherencia. Como la de propugnar la desnuclearización de España, con el progresivo cierre de todas las centrales, y contradecirse -otra de las pérfidas maneras de Sánchez de cambiar de opinión- al defender en Europa y para Europa la opción de la energía nuclear. Siendo como lo es el Ministerio de Transición Ecológica responsable de la Confederación Hidrográfica del Júcar y de la Aemet , que Teresa Ribera como máxima responsable de ambas, todavía no haya venido a Valencia a interesarse por los gravísimos daños y problemas ocasionados por las riadas del río Magro y el barranco del Poyo, confirma que su catadura moral –no pasaría nada si se deslizase una errata apareciese publicado caradura – es ninguna y que, además, carece de la mínima capacidad de empatía para con los valencianos. En su obligada comparecencia en el Congreso y el Senado, arrastrada a tener que hacerlo por la oposición y no por su propia iniciativa tal como aseguró mintiendo, justificó no haber ido a Valencia para conocer la magnitud de nuestra tragedia porque «no busca hacerse la foto», lo que no era sino una majadera manera de despreciar la presencia aquí de los Reyes . De la extensa perorata de la Ribera Teresa en el Parlamento tratando de sacudirse sus responsabilidades para adjudicárselas en exclusiva al presidente Carlos Mazón, me quedo con el más que sospechoso anuncio de contratar el Sistema de Alerta Temprana, del que no contaba el río Júcar cuando se desbordó, que reducirá «el tiempo de aviso a las autoridades competentes en Protección Civil». Otra carencia que no impedirá que la Ribera de Teresa sea elegida comisaria europea la próxima semana, lo que ha obligado –él sabrá de las razones de su empeño-- al mendaz presidente Sánchez a cambiar de opinión sobre la fachoesfera europea . Los socialistas europeos –manda huevos— votarán a los comisarios de quienes en Italia y Hungría encarnan el pensamiento de la ultraderecha más ultra que tanto había aborrecido hasta ahora el mudable de Pedro Sánchez.