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Las negociaciones para un tratado del plástico llegan "al momento de la verdad"

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Delegaciones internacionales se reúnen la próxima semana en Corea del Sur con el objetivo de acordar el primer tratado mundial sobre la contaminación plástica que ensucia los mares, el aire e incluso nuestros cuerpos.

La ciudad de Busan acoge a partir del lunes la última sesión del Comité Intergubernamental de Negociación de Naciones Unidas, que inició hace dos años los trabajos para un tratado mundial sobre el plástico.

Las posturas de las distintas delegaciones se mantienen alejadas en cuestiones como si el acuerdo debe limitar la producción de plástico y algunos químicos o si este debe ser aprobado por mayoría o por consenso.

Las negociaciones están en "el momento de la verdad", dijo este mes la directora del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen.

"Busan puede y debe marcar el fin de las negociaciones", insistió ante los rumores de una posible extensión del proceso.

No obstante, reconoció que existen fuertes diferencias, pero reclamó "más convergencia" en los puntos más difíciles. "Todo el mundo quiere terminar con la contaminación plástica", dijo.

"Ahora son los Estados miembros quienes deben aportar resultados", agregó.

Hay pocas discrepancias sobre la magnitud del problema.

En 2019, el mundo produjo unos 460 millones de toneladas de plástico, el doble que en el año 2000, según la Organización la Cooperación y el Desarrollo Económico.

La previsión es que la cifra se haya triplicado en 2060.

- Divisiones sobre limitar la producción -

Más del 90% del plástico no se recicla y unas 20 millones de toneladas terminan en el medioambiente, a menudo después de pocos usos.

Se han encontrado microplásticos en las profundidades del océano, en las cumbres más altas del mundo y dentro del organismo humano.

El plástico también genera un 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, en su mayoría debido a su producción a partir de combustibles fósiles.

El mayor escollo en las negociaciones es desde dónde abordar el problema.

Algunos países, entre ellos los de la llamada Coalición de Alta Ambición (HAC por sus siglas en inglés) que agrupa varias naciones africanas, asiáticas, europeas y oceánicas, quieren discutir el "ciclo de vida" completo de los plásticos.

Eso implicaría limitar la producción, rediseñar algunos productos para su reuso y reciclaje y gestionar los residuos.

Enfrente hay países, principalmente productores de petróleo como Arabia Saudita y Rusia, que quieren centrarse únicamente en la cuestión de los residuos.

La HAC propone objetivos globales vinculantes para reducir la producción de plástico y advirtió antes de la cita en Busan que los "intereses particulares" no deberían torpedear un acuerdo.

Pero estas divisiones han entorpecido las cuatro rondas previas de negociación, que han desembocado en un documento de 70 páginas de difícil digestión.

El diplomático que dirige las conversaciones ha redactado un documento alternativo que busca sintetizar los puntos de vista de las distintas delegaciones y hacer avanzar las negociaciones.

- Altas expectativas -

Este nuevo borrador destaca las zonas de entendimiento, como la necesidad de promover la reusabilidad de los plásticos.

Sin embargo, el texto apenas aborda los puntos más espinosos.

Un diplomático europeo, que habla en condición de anonimato, considera que el documento "no es suficiente ambicioso" en varios aspectos.

La valoración del Centro de Derecho Ambiental Internacional es más contundente: "El texto resultará en un tratado inefectivo e inútil y fracasará en solucionar de forma adecuada la crisis del plástico".

Estados Unidos y China serán cruciales para un eventual acuerdo, pero hasta ahora no se posicionaron abiertamente en ninguno de los bloques.

Este año, Estados Unidos alimentó las esperanzas de los activistas medioambientales al expresar su apoyo a ciertos límites en la producción, aunque ahora parece estar echándose atrás en esa postura.

La elección de Donald Trump también pone en duda la ambición de la delegación estadounidense y la voluntad de los otros países de buscar su apoyo si el tratado difícilmente será ratificado por la nueva administración.

Algunas empresas del plástico presionan a los gobiernos para concentrarse en la gestión de residuos y la reusabilidad y alertan que recortar la producción causaría "consecuencias impensables".

Pero otras respaldan un acuerdo para establecer unos estándares globales y niveles de producción "sostenibles".

"Las expectativas son altas antes de Busan", afirma a AFP Eirik Lindebjerg, responsable global de la política de plástico del grupo WWF.

Una "abrumadora mayoría" de países ya respaldan la creación de reglas vinculantes en todo el ciclo de vida del plástico, asegura.

"Ahora depende de los líderes de estos países hacer realidad el tratado que el mundo necesita y no dejar que un puñado de países poco voluntariosos o los intereses de la industria lo frenen", asevera.

sah/fg/dhc/sco/dbh/es