Unos motores de innovación que aún necesitan más combustible inversor
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Las grandes empresas españolas están apostando cada vez más por la innovación como motor clave para su crecimiento y competitividad. La Encuesta sobre Actividades de I+D, del INE, muestra cómo la inversión en I+D del sector empresarial está en el nivel más alto desde que existe serie de datos. Según el último dato disponible, de 2022 el sector privado invirtió un 35% más (2.872 millones de euros más) en I+D que antes de la crisis financiera, pero lo hace con un número mucho más reducido de empresas: hay un 17% menos (2.417 empresas menos) de empresas haciendo actividades de I+D. «Además, esta caída en el número de empresas que realizan actividades de I+D se ha focalizado en las pymes (caída del 19% desde 2008), lo que contrasta con el aumento del número de grandes empresas que realizan actividades de I+D (un 7% más en el mismo periodo)», señala Aleix Pons, director de Economía de la Fundación Cotec, organización desde la que se promueve la innovación como motor de desarrollo económico y social. «El análisis por tamaño de empresa refuerza la idea de que la oferta de innovación está más concentrada con respecto a los niveles previos a la crisis financiera», añade. Laura Pellicer, responsable de Innovación de Accenture en España asegura que si la empresa española tiene como estrategia clave mantenerse competitiva y relevante en el mercado, «debe apostar por la innovación». El European Innovation Scoreboard 2024, que elabora la Comisión Europea, sitúa a España como un «innovador moderado». En la actualidad cuenta con un rendimiento en innovación del 98,9%, lo que ha supuesto un incremento más de 9 puntos desde 2017. «Además, España destaca en ventas de innovaciones nuevas en el mercado y nuevas para la empresa, así como en habilidades digitales generales», resalta Pellicer. Señala también que muchas empresas han incrementado sus presupuestos destinados a investigación y desarrollo (I+D), y se han creado más iniciativas y programas para fomentar la innovación. «No obstante, a pesar de estos avances, aún existe un margen significativo para mejorar. Es crucial que se implementen más incentivos estratégicos como los incentivos fiscales, colaboración público-privada, educación, formación o mejorar la infraestructura tecnológica para potenciar aún más la innovación y asegurar así nuestra competitividad en el mercado global», reflexiona la responsable de Innovación de Accenture en España. En el informe del Global Innovation Index vemos que España se posiciona en el puesto 30 a nivel mundial. «No está nada mal, pues refleja un compromiso significativo con la innovación. Empresas como Inditex, Telefónica y Santander han invertido sustancialmente en tecnologías emergentes y en la transformación digital, reconociendo que la innovación es esencial para adaptarse a un mercado global en constante evolución», explica Carlos Viera, director de EUDE Digital y de los programas en Marketing Digital y Big Data de EUDE Business School. Habla de la tendencia al alza que existe en cuanto a inversión en innovación por parte de las grandes empresas españolas sobre todo en los últimos años. «En la postpandemia se ha notado un crecimiento importante, siendo ésta un catalizador», resalta. Además, si nos fijamos en el Informe de Innovación de España 2023 de la OCDE, el gasto en I+D de las empresas ha aumentado un 5% anual en promedio durante la última década. «¿Es suficiente? No, aún existe margen para incrementar esta inversión», asegura Viera. Y asegura que el apoyo institucional o del gobierno «es crucial, para lograr que faciliten la inversión en proyectos de investigación y desarrollo. Fomentar alianzas público-privadas puede potenciar aún más estos esfuerzos, creando un entorno más favorable para la innovación sostenida». Desde Accenture señalan que las empresas en sectores como la banca, telecomunicaciones, energía y tecnología «son las que están invirtiendo más en innovación, adoptando nuevas tecnologías como la IA generativa o colaborando con startups y centros de investigación para reinventar sus negocios «creando nuevas soluciones y servicios que puedan mejorar sus operaciones y ofrecer valor añadido a sus clientes», afirma Laura Pellicer. Existe consenso al hablar de los beneficios que tiene para las empresas la apuesta por la innovación, ya que con ella pueden obtener ventajas competitivas para mantenerse relevantes en el mercado y mejorar su eficiencia. No obstante, Pellicer resalta dos aspectos que considera cruciales en el contexto en que nos movemos actualmente, «adaptabilidad y atracción / retención de talento. Ingredientes clave para el éxito a largo plazo». Carlos Vieira señala que las empresas que invierten en innovación logran múltiples ventajas competitivas, entre ellas, «logran diferenciarse en el mercado mediante productos y servicios únicos, lo que puede traducirse en una mayor cuota de mercado y la consecuente fidelización de clientes». También es sabido que la innovación impulsa la eficiencia operativa, «reduciendo costos y optimizando procesos internos», añade. Y otro beneficio clave es «la capacidad de anticiparse a las tendencias del mercado, punto importante que ayuda a adaptarse rápidamente a los cambios. Este último movimiento les permite mantenerse relevantes y resilientes frente a la competencia», reflexiona el docente. Recuerda también que estudios de McKinsey & Company, detallan que las empresas innovadoras registran un crecimiento de ingresos un 2-3% superior al promedio del sector. Desde Afidi, la Asociación Española para el Fomento de la Financiación de la I+D+i, no tienen dudas que la innovación forma parte indiscutible de la estrategia a medio plazo de cualquier compañía, sea cual sea su tamaño. No obstante, «las grandes empresas tienen mayores recursos y capacidad para ejecutar proyectos, lo que hace que sean las grandes empresas las que presentan más proyectos y un mayor importe», apunta Víctor Cruz, presidente de Afidi. Sobre la financiación de estas inversiones, AFIDI indica el uso de fondos propios, rondas de inversión (según el tamaño y situación de la empresa) pero también existen diversas herramientas que pueden cubrir todas las fases de un proyecto de I+D+i, desde la conceptualización de la idea, el desarrollo de la misma, la llegada a mercado y la explotación posterior. «Aquí destacaríamos la financiación pública en formato fondo perdido o préstamo bonificado (en todo su alcance, desde financiación europea, nacional, autonómica e incluso local), incentivos fiscales por actividades de I+D+i, bonificaciones en las cuotas de la seguridad social vinculadas a actividades de I+D+i, compra pública innovadora, o bonificaciones en base imponible relacionadas con la explotación de activos intangibles», explica el presidente de AFIDI. Se escucha cada vez más hablar de la innovación abierta, la cual implica la colaboración con entidades externas, como otras empresas, startups, universidades, centros de investigación y clientes, «para compartir conocimientos y recursos con el fin de acelerar el desarrollo de nuevas ideas (productos o servicios) y tecnologías», explica la responsable de Innovación de Accenture en España. Los beneficios son múltiples «como acceder a conocimientos y tecnologías, reducir costos y riesgos, acelerar el tiempo de comercialización y fomentar la creatividad. En nuestro país hay varios ejemplos conocidos y de éxito liderados por compañías del Ibex de los sectores telco, energía o banca», matiza. El director de EUDE Digital hablar también que la innovación abierta «facilita la creación de redes de colaboración que pueden generar sinergias y oportunidades de negocio adicionales». Pone como ejemplo destacado la colaboración entre Telefónica y diversos startups a través de su plataforma de innovación abierta, «lo que ha permitido el desarrollo de soluciones avanzadas en áreas como el Internet de las Cosas (IoT) y la tan nombrada Inteligencia Artificial». Desde Afidi han presentado el informe «Nuevas Políticas de Innovación en España 2024-2027» donde presentan 26 propuestas repartidas en cinco bloques: regulación, gobernanza, cooperación, fiscalidad e instrumentos. Entre esas propuestas está la de la necesidad de «coordinar y liderar las políticas de innovación, con un instrumento como podría ser el Consejo Nacional de Innovación», cuenta Víctor Cruz. Por otro lado, la innovación debe tener un papel fundamental en la nueva ley de industria, «donde debe ir de la mano del desarrollo tecnológico. Todo esto debe ir acompañado de un correcto sistema de indicadores y medición, que permita analizar los impactos de las políticas de innovación y adaptarlas o mejorarlas». Cotec acaba de publicar su análisis sobre la inversión en activos intangibles, los activos relacionados con la economía del conocimiento (I+D, software, patentes, bases de datos, formación de los trabajadores, etc) que ofrece una comparativa internacional (selección de países desarrollados). «España está rezagada en inversión en intangibles, pero es el único país entre los que están por detrás de la media de inversión que crece por encima de la media. Es decir, es el único país en fase de convergencia», cuenta du director. Según el European Innovation Scoreboard 2024 , España comparte posición como innovador moderado con países como Italia, Portugal, Grecia o Hungría y está por detrás de Francia, Alemania o Irlanda, clasificados como innovadores fuertes y muy lejos de Dinamarca o Suecia, a los que se les considera líderes en innovación. «En este contexto parece claro que las empresas en España aún tienen margen para mejorar en comparación con otros países europeos», afirma Laura Pellicer. A nivel mundial, está por detrás de líderes globales en innovación como Estados Unidos, Japón, y Corea del Sur que tienen un ecosistema de innovación muy robusto y estable. Carlos Viera cree importante sacar pecho de la situación de España una vez que «hemos demostrado un progreso constante y estamos cerrando la brecha gracias a políticas de apoyo y un creciente ecosistema de startups tecnológicas que impulsan la innovación desde la base». Por su parte, el director de Economía de Cotec indica que España está rezagada en inversión en intangibles, pero «es el único país entre los que están por detrás de la media de inversión que crece por encima de la media. Es el único país en fase de convergencia».