Trump prepara venganza: coloca a Matt Gaetz, diputado polémico y aliado acérrimo, como fiscal general

Donald Trump dejó claro este miércoles que, por si quedaba alguna duda, su segundo mandato será combativo: el presidente-electo anunció que su nominado para fiscal general de EE.UU. es Matt Gaetz, diputado republicano por Florida. Gaetz es una de las figuras más polarizantes y polémicas de la escena política estadounidense. Pero, sobre todo, es un aliado acérrimo de Trump desde que ambos consiguieron su billete a Washington -él, a la Cámara de Representantes; el multimillonario neoyorquino, a la Casa Blanca- en las elecciones de 2016. El puesto de fiscal general es uno de los más importantes y, a la vez, más complejos en el Gobierno de EE.UU. El líder del Departamento de Justicia se integra en el Gabinete del presidente y trabaja para cumplir su agenda; pero también debe actuar con independencia frente al poder ejecutivo en la persecución del crimen. El nombramiento de Gaetz causó ayer sorpresa y conmoción en EE.UU. Es un legislador incendiario -de hecho, esa es la traducción de 'Firebrand', el nombre de su libro de memorias y de su podcast-, que ha perseguido una agenda extremista, que no ha dudado en ser el único de los 435 diputados de la Cámara Baja en votar en contra de una ley -sobre lucha contra el tráfico humano, para no dedicar más recursos al Gobierno- y que ha agitado el liderazgo de su propia bancada en el Congreso. Él fue quien lideró la revuelta de diputados que acabó con la expulsión del republicano Kevin McCarthy como presidente de la Cámara el año pasado y que después boicoteó en numerosas ocasiones otras votaciones. Pero la verdadera razón por la que ha sido elegido por Trump es por ser un incondicional del presidente-electo. Nunca le dio la espalda, ni siquiera en medio del asalto al Capitolio por parte de una turba de sus seguidores el 6 de enero de 2021. Desde entonces, se ha paseado sin descanso por televisiones, foros, conferencias y mítines en defensa del candidato republicano. Ahora, Gaetz será el brazo de Trump en el Departamento de Justicia. El diputado ha sido un defensor de las investigaciones por corrupción contra Joe Biden y algunos de sus familiares -como su hijo, Hunter- y Trump ha dejado claro que buscará venganza contra las investigaciones que él sufrió desde el año pasado cuando llegue a la Casa Blanca. Todo el mundo daba por hecho que Trump elegiría una figura de la máxima lealtad para este puesto, después de que acabara enfrentado con los dos fiscales generales de su primer mandato: Jeff Sessions, al que Trump despidió por no ser capaz de evitar la investigación sobre interferencia rusa en la elección de 2016; y William Barr, con quien rompió por no seguirle en sus acusaciones de robo electoral -infundadas- en la elección que perdió en 2020. A pesar de ello, nadie se esperaba que el elegido fuera Gaetz, de 42 años, con un bajo perfil legal, experiencia política limitada y un carácter divisivo incluso para los propios republicanos. Y con un historial turbulento, incluida una investigación federal por contactos sexuales con menores, archivada por las autoridades, pero que sigue viva en la Comisión de Ética de la Cámara Baja, junto a otras investigaciones legislativas por asuntos como la utilización de fondos de campaña para uso personal. La nominación de Gaetz tendrá que contar ahora con el visto bueno del Senado, donde los republicanos tienen una mayoría de 53-47 frente a los demócratas. Algunos senadores republicanos moderados no ocultaron ayer su incomodidad con el nombramiento. «No es una nominación seria para un fiscal general», dijo Lisa Murkowski. «Habrá muchas preguntas»; dijo Susan Collins, que se confesó «en shock» por el nombramiento. También dijo estar sorprendido Lindsay Graham, un fuerte aliado de Trump en el Senado. «No le conozco», se limitó a decir John Cornyn. En cualquier caso, son necesarias al menos cuatro defecciones en la bancada republicana para evitar el nombramiento de Gaetz, y la posición generalizada entre sus senadores es que las urnas han entregado un mandato claro para Trump y que deben ser sus aliados, no un freno.