El coach de Ilia Tupuria: «Para detectar el talento de los hijos hay que escucharles y apoyarles»
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Aldo Martínez, conocido como Doctor Aldo, y ahora también muy célebre por ser el coach, entre otras estrellas del deporte, de Ilia Tupuria -campeón mundial de la UFC-, acaba de publicar su último libro 'Optimízate: Lo único imposible es aquello que no intentas'. En sus primeras páginas confiesa que lo dedica especialmente a los adolescentes, a aquellos que dudan del camino a seguir en sus estudios, a los universitarios que no encajan en la carrera que se han matriculado... Se trata de un libro que no habla de teorías, sino de prácticas y confesiones de deportistas de élite, pero también de las experiencias de personas anónimas y del propio autor para lograr sus metas personales. Aldo, reconoces que de joven no sabías qué estudiar y, finalmente, guiado por tus padres, te matriculaste en Administración de Empresas de la Universidad de Alicante. Sin embargo, a los cuatro meses te diste cuenta de que no era lo tuyo. Decidiste dejar la carrera. ¿Qué supuso para ti tomar esa decisión y, además, decírselo a tus padres? Cuando estaba en el instituto no existían los departamentos de orientación que hay hoy en día y no sabía muy bien qué estudiar. Hice COU y Selectividad y al no tener claro qué hacer me matriculé en Administración de Empresas un poco por seguir en la empresa familiar de Administración de Fincas de mi padre en la que podría trabajar al terminar la carrera. Pasaron los días, las semanas, los meses... No me encontraba bien y decidí abandonar la carrera. Sabía que no iba a ser de buen gusto para mi familia dar esta noticia. Me costó mucho decirles «no quiero continuar con esta carrera. No puedo porque no la llevo dentro. No disfruto, no estoy feliz». Para algunas personas hubiera sido un fracaso, pero para mí fue una gran oportunidad. El hecho de que mis padres, mi familia, me apoyara en ese cambio que quería hacer para vincularme al deporte, a la actividad física y a la salud, fue lo mejor que me podía pasar. Mi madre es maestra e hizo todo lo posible para encontrar el lugar adecuado para que pudiera estudiar porque por aquel entonces no había tantas facultades como hoy en día. Al final logré entrar en la facultad de Magisterio de Educación Física en Melilla. Allí me fui. Fue un punto de inflexión tras esos momentos de indecisión, de no tener claro lo que quieres hacer con tu vida. A fecha de hoy, más del 50% de los estudiantes de primero de Bachillerato no saben exactamente o con precisión qué es lo que quieren estudiar . En la primera parte del libro cuento cómo si no hubiera tomado esa decisión con determinación, si no hubiera tenido a mis padres, no hubiera sido posible lo que he conseguido hoy. El apoyo de la gente que te ama, que te quiere, es fundamental. Por eso, para mí fue una decisión acertada. Me fui a Melilla y me esforcé muchísimo. Estudiaba y entrenaba todos los días. Es algo que está implícito en mi vida y que aconsejo a todo el mundo, que incluya cualquier tipo de actividad física que les guste porque es una forma de vivir, y siempre es formidable para la salud. También tuve la suerte de tener dos profesoras de Psicología, una de psicología evolutiva y otra de procesos psicológicos básicos, que me hicieron amar estas asignaturas y decidí estudiar Psicopedagogía. Empecé a compaginar mis estudios de Magisterio con ciertas asignaturas de esta carrera, que luego comencé en la Universidad de Alicante. Aprendí muchas cosas pero, en concreto, los procesos psicológicos básicos. Conocer las escuelas ambientalista, genetista..., me han permitido aprendizajes que he podido aplicar a la gente que preparo y deportistas. Conocer estos aspectos psicológicos siempre es un plus porque ante deportistas con las mismas cualidades físicas, el aspecto psicológico es el que manda. Aseguras que el 50% de los estudiantes no tiene claras sus expectativas de futuro. ¿Cómo pueden salir de dudas? Hay que ver qué les gusta. Todo el mundo tiene algo que le atrae, un talento. Y hay que descubrirlo. ¿Cómo? Hay que analizar a qué dedicamos más tiempo, qué es lo que más nos llena... El problema es que, en muchas ocasiones, no se potencia en lo que sobresalimos. Yo hice Ciencias Puras, pero no era muy bueno en Matemáticas, ni en Física, ni Química. Aprobaba porque iba a clases particulares, pero no potencié en lo que sobresalía. Para detectar el talento de los jóvenes hay que escuchar a los hijos y, a partir de ahí, apoyarles. Yo me sentí muy apoyado por parte de mi familia. Por eso dedico el libro a mi abuela, a una tía mía muy trabajadora y a mi madre que me apoyó y vio dónde podía estudiar en aquel momento. Estoy muy contento de todo lo que he ido haciendo. Pero no hay que olvidar que para encontrar nuestro camino o lograr objetivos hay que pasar por malos momentos. ¿Por qué ahora parece tan difícil encontrar la motivación?, ¿quizá los padres sobreprotegen a los hijos demasiado? Habrá de todo. Lo que está claro es que hay que vivir situaciones distintas y forjarse a uno mismo. Hay que dejar vivir, aunque sea con una cierta protección de lejos, para que los hijos puedan ir eligiendo metas y encontrar el camino de sus objetivos. Encontraremos obstáculos por el camino, hay que sortearlos, pero también aprender de ellos y sacar siempre un aprendizaje, nos duela más o menos la situación. Hay que reponerse y mirar lo que hemos aprendido. Es lo que traslado en el libro con mi experiencia, pero también con la de otras personas, conocidas o no. En definitiva, cada una ha vivido una situación adversa en su vida, la ha subsanado y han conseguido lo que se proponían. Por que no hay pastillas mágicas, solo esfuerzo y disciplina, en la lucha por un propósito... Sí, efectivamente. Primero hace falta determinación para tomar decisiones. Yo determiné irme a Melilla y salí de mi zona de confort. Recomiendo salir de la zona de confort en la vida porque te va a permitir inicialmente mejorar a nivel cerebral una serie de conexiones, te va a abrir las miras y relacionarte con otras personas. ¿Qué significaría salir de la zona de confort para que lo entienda bien un adolescente? Los adolescentes van a saberlo cuando les toque tomar la decisión de salir a estudiar fuera de su ciudad o pueblo, o cuando incluyan actividades que no suelan hacer. Yo he tenido estudiantes que en primero de la ESO realizan mucho deporte, pero a medida que va avanzando los cursos, esto lo he constatado año tras año, van abandonando la actividad física erróneamente porque no tienen tiempo para estudiar. Sin embargo, deben compaginarla porque es algo que les va a ayudar y facilitar su mejor rendimiento. Se sabe que el deporte desarrolla aspectos cognitivos, al igual que el hipocampo. La actividad física tiene que estar implícita, no solo en los adolescentes, sino en toda la familia, a todas las edades. Les va a beneficiar mucho. Y, además, hacer deporte en familia crea momentos increíbles. Muchas personas te preguntan por tu método para lograr el éxito, pero insistes en que no tienes ningún método. Sin embargo en tu 'sistema' destacas cuatro aspectos esenciales a tener en cuenta. ¿Cuáles son? Efectivamente, considero que hay cuatro puntos clave para lograr el éxito personal, que supone llegar donde uno quiere en los diferentes momentos de la vida. Uno es la determinación con la que tú tomas una actividad, en mi caso dejar unos estudios para comenzar unos nuevos; otros para plantearse un objetivo deportivo, académico o profesional. Otro aspecto es la disciplina porque está claro que puedes tener todo el talento del mundo, pero si no trabajas a diario, poco vas a conseguir. A mí me ha caracterizado el estudio y el trabajo diario para lograr lo que me he propuesto. Otro punto clave es reponerse de las adversidades porque las vamos a tener siempre de una forma u otra, unas nos costarán más superar, otras menos, pero hay que tomarlas como un aprendizaje, como un punto de inflexión. Nos facilitará que siempre que miremos hacia atrás podamos apreciar ese camino, cómo nos ha llenado y nos ha repercutido siempre positivamente. Y, como cuarta variable que puede llevar al éxito para lograr esos objetivos destacaría el foco, el enfoque con el que te planteas hacer las cosas, mantener la atención en lo que quieres y no distraerte para no salirte de ese camino. Hay muchos adolescentes enganchados a las pantallas, muy distraídos en un mundo virtual. ¿Qué les dirías para que se desenganchen y regresen a la vida real, para que sean capaces de ir avanzando y conseguir sus metas? Es un aspecto en el que ya están trabajando mucho psicólogos especializados que ayudan a los jóvenes a que aprecien la diferencia entre realidad virtual y la vida misma. Yo puedo comentar mi caso real porque cuando preparé mi oposición como profesor de Educación Física lo que hice fue dejar las redes sociales del móvil. Desactivé todo. Solamente dejé activo el whatsApp y me dediqué a estudiar durante siete meses. Me centré en mi oposición, en mi trabajo y entrenamiento... No tuve distracciones de redes sociales. Es un consejo que destaco en el libro para tener las metas claras, además del estudio diario, la disciplina, buscar un buen preparador... Es necesario para una buena concentración académica y también desde el punto de vista de la salud, porque, por ejemplo, mirar pantallas de noche nos traslada esa luz azul, que nos despierta, que nos inhibe el nivel de melatonina, que es lo que nos facilita el sueño y la recuperación nocturna. Por tanto, sí que recomiendo dosificar el uso de las pantallas y móviles. En uno de tus capítulos invitas al lector a cerrar los ojos y repetirse: 'Soy producto de mis decisiones'. Y repetirlo una y otra vez. ¿Qué pasa si nos equivocamos con esas decisiones? Vivimos tan rápido que a veces aconsejo parar, respirar y meditar. Cierra los ojos y piensa un momento. Todo lo que hagamos va a repercutir en nuestra vida. Si tomamos una decisión hay que tirar hacia delante. Hay momentos en que podemos pensar que estamos equivocados, porque a mí me ha pasado, pero si es lo que tú realmente quieres de corazón, si es lo que tú crees y quieres que sea para tu vida, al final va a tener unos resultados. Si la decisión viene de dentro hay que tirar hacia adelante con ello. Sin duda. Aseguras que hay una tendencia a no celebrar los objetivos alcanzados, los damos por conseguidos y ponemos la mirada ya en el siguiente. ¿Por qué es importante celebrarlos, ser más conscientes de ellos, del esfuerzo que hemos realizado? Valoro mucho lo que consiguen mis deportistas y lo celebro porque me parece fantástico, pero cuando lo logran ya pienso en otra cosa. Me pasa siempre, como cuando terminé el doctorado y al día siguiente ya pensaba en el próximo doctorado. En el capítulo 23 hablo de la definición de éxito para diferentes personas como Pablo Motos, Omar Montes, Ilia Tupuria... y para todos es un concepto diferente. Deberíamos parar un un poco más y disfrutar, pero siempre vienen otras cosas nuevas por hacer. Además de acompañar a grandes deportistas, ¿qué otra labor realizas para los jóvenes? Ahora mismo intento divulgar todo lo que sé que puede ayudarles y doy por sentado que este libro va a favorecerles porque se sentirán identificados con algunas de las historias que contiene e, incluso, les van a poder facilitar un aprendizaje con el que saber afrontar las diferentes situaciones que aparezcan en su vida. También les traslado ese estilo de vida saludable para que les quede sellado en las primeras edades, entre los doce y los quince años. Este mensaje se lo comunico a las familias para que lo trabajen con sus hijos y les vinculen a la actividad física y a la salud porque es donde vamos a recurrir cuando tengamos un mal momento. Queda sellado a nivel cerebral. Sí porque en el libro se menciona que es diferente cuando estás mal y te ves mal a cuando estás mal y te ves bien. Sí, así lo apunta Paloma en el testimonio que plasma en el libro, ya que superó un cáncer de mama y resalta la importancia de verte bien cuando te sientes mal. Ella entrena prácticamente casi a diario porque ya sabemos los beneficios de la actividad física para todo el mundo, a todas las edades, para prevenir enfermedades, pero en el cáncer está más que contrastado que facilita esa recuperación. ¿Qué mensaje darías a los padres que se sienten perdidos a la hora de ayudar a esos jóvenes que no terminan de decidir el rumbo que quieren dar a sus vidas? La clave es dialogar, dialogar mucho con ellos, no imponer nada y apoyarlos en la decisión que tomen, porque en lo que ellos sientan que les llene, van a ser muy buenos.