Por qué los salarios no aumentan
Únicamente por medio del aumento de la productividad se eleva el nivel de vida de la población a largo plazo, y el mecanismo directo son los salarios reales (descontada la inflación).
La productividad, sin embargo, debe ser inclusiva, entendida como el mejor camino para el progreso social. El crecimiento de la productividad sin inclusión no es aceptable ni política ni socialmente, mientras que la inclusión sin mayor productividad es insostenible.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta los últimos años de la década de los 70 y principios de la de los 80, en la mayoría de los países desarrollados, la remuneración laboral tendió a evolucionar en consonancia con el crecimiento de la productividad laboral.
A partir de entonces, se observa un fenómeno de desacoplamiento entre estas variables. Existe consenso entre los economistas sobre esta tendencia, reconocida también por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El desacople se divide en participación laboral (rezago en el crecimiento de los salarios reales en relación con el incremento de la productividad laboral) y desigualdad salarial (salarios reales bajos y medianos crecen menos que los salarios reales promedio).
En un estudio de la OCDE para países avanzados durante el período 1995-2013, el desacople se constató en 15 de 24 países analizados. También hubo diferencias entre países, tanto en el grado como en la participación laboral y la desigualdad salarial.
El desacople es alto en Alemania, Japón y Estados Unidos, donde la participación del trabajo y la desigualdad salarial difieren significativamente; mientras que en Francia, Italia y el Reino Unido, los salarios medios reales subieron de forma similar o incluso más que la productividad laboral.
En Costa Rica, la participación laboral aumentó, y la desigualdad salarial se mantuvo prácticamente constante o subió modestamente durante el período estudiado. Estas diferencias sugieren que factores específicos de cada país son determinantes, incluidas las políticas del mercado laboral y las de productos, así como el desarrollo de habilidades en la población.
Por ejemplo, en Estados Unidos, casi la mitad del desacoplamiento se debe a la disminución de la participación laboral, mientras que en Japón esta es la causa total.
El problema es central para una variedad de cuestiones socioeconómicas, ya que la erosión de la participación laboral tiene serias consecuencias macroeconómicas: afecta la demanda agregada, tanto en su composición como en su evolución, y, por ende, impacta el crecimiento económico y la composición de la base impositiva.
Por estas razones, el desacoplamiento entre productividad y salarios reales merece atención por sus implicaciones en las políticas públicas.
En el estudio de la OCDE, Costa Rica no fue incluida porque aún no era miembro. Por ello, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Academia de Centroamérica elaboró recientemente el estudio En busca de una productividad inclusiva, de libre acceso en las páginas web del PNUD y de la Academia.
En Costa Rica, el desacoplamiento comenzó en el 2019 y afectó a cerca de la mitad de las actividades productivas durante el período 2005-2019, y a casi todas desde el 2019 hasta el 2022 (último año del estudio). La participación laboral cae en todas las actividades, pero solo en poco menos de la mitad crece la desigualdad salarial, lo que sugiere que el rezago en los salarios reales promedio con respecto al crecimiento de la productividad laboral es el principal componente del reciente desacople en el país.
Debido a que el fenómeno en Costa Rica es reciente, es necesario continuar su análisis y monitoreo para determinar tanto los factores causantes como si es coyuntural o estructural. Solo así será posible diseñar políticas públicas que vuelvan a alinear el crecimiento de la productividad con el de los salarios reales.
En la literatura, hay un amplio debate sobre los factores estructurales y las políticas. Estos incluyen el cambio tecnológico (automatización e inteligencia artificial), la globalización (expansión de las cadenas globales de valor e integración al comercio), las rigideces en el mercado laboral y la falta de competencia en los mercados de productos y factores.
Recientes estudios tienden a señalar los dos últimos como los principales responsables del desacoplamiento.
Una aclaración: si bien hay evidencia de que el cambio tecnológico y la integración comercial impulsaron el desacople, no se desprende de ello que perjudiquen a los trabajadores, ya que la evidencia empírica sugiere que aumentan la productividad agregada, mejoran la eficiencia, reducen los precios y amplían la gama de productos.
Lo anterior plantea cómo las políticas públicas deben contribuir a una distribución más amplia de las ganancias de productividad generadas por el cambio tecnológico y la integración comercial, como destacaron los premios nobel de economía de este año.
La forma en que se fijan los salarios mínimos, la protección del empleo (contratación, despido, jornadas laborales), el desarrollo de competencias laborales, la organización de los empleados (sindicatos y solidarismo) y la negociación colectiva desempeñan un papel crucial, así como la legislación que permite la existencia de monopolios, lo cual facilita mantener salarios relativamente bajos.
Ricardo Monge González es presidente de la Academia de Centroamérica.