¿Una subida de sueldo para los maestros de la concertada?
El Gobierno de Pedro Sánchez parece tender la mano a la Iglesia en materia educativa. Es más, estaría dispuesto a «incrementar» el salario de los profesores de los centros religiosos concertados. Al menos así lo ha expresado esta mañana la subdirectora general de Centros y Programas del Ministerio de Educación, Librada María Carrera. En nombre de la ministra del ramo, Pilar Alegría, tomó la palabra en la apertura del XVII Congreso de Escuelas Católicas, que se celebra en Madrid hasta el sábado y que reúne a cerca de dos mil docentes, bajo el lema «Ser, estar, educar... con nombre propio».
«Las retribuciones de su profesorado deben incrementarse de acuerdo al incremento retributivo del personal del sector público», expresó Carrera, un comentario que fue acogido con un murmullo por el auditorio, entre los que se encontraban los máximos responsables de los más de dos mil colegios eclesiales. Los comentarios en voz baja correspondían a un anuncio que vendría a recoger una de las demandas constantes de Escuelas Católicas, que hasta la fecha había sido ignorada desde Moncloa. No en vano, ya el pasado mes de septiembre, la plataforma educativa de la Iglesia compartió públicamente que se había abierto un período de negociaciones para «paliar la infrafinanciación» de la enseñanza concertada. Y no solo eso, sí que ya valoraban «positivamente la disposición» del Ministerio, con un asunto todavía pendiente: esta subida del salario no tiene nada que ver con la posible actualización de los módulos de concierto que Educación se ha comprometido a revisar con detalle.
En cualquier caso, se trata de una puerta abierta por parte de una de las personas de confianza del equipo de Pilar Alegría en el particular «cónclave» de la patronal eclesial. «El Ministerio es plenamente consciente de la relevancia de los centros concertados en nuestro sistema educativo, del carácter complementario de ambas redes, cada uno con sus singularidades, pero unidos con un mismo compromiso por la educación», defendió Carrera sobre un modelo educativo donde se educa el 25% del alumnado de nuestro país. Y no se quedó ahí, sino que dijo ser «consciente» de que los colegios religiosos «han de ser dotados por parte de las Administraciones de los recursos necesarios y suficientes para llevar a cabo ese compromiso».
El tono conciliador mostrado por la «emisaria» del Ejecutivo de coalición le llevó a reconocer que los centros católicos trabajan en su día a día por «educación inclusiva, solidaria, comprometida con los más vulnerables y sin discriminación de ningún tipo». «Escuelas Católicas siempre lo ha sabido hacer muy bien», reconoció.
Junto a la subdirectora general de centros, también intervino en la inauguración como anfitrión el religioso trinitario Pedro Huerta, que es secretario general de Escuelas Católicas. Ante la representante de Moncloa, remarcó que la Iglesia no se adentra en el ámbito educativo «por motivos comerciales ni como mera estrategia». «Educamos, porque solo así entendemos nuestro modo de ser Iglesia de Jesucristo», comentó, reiterando que «educar es nuestra misión y vocación».
Con este punto de partida, denunció que la presencia de los colegios de ideario cristiano «no puede limitarse a una función de garante de la educación o como una oferta subsidiaria que dependa de los cambios políticos o sociales». Por el contrario, promueve para Huerta «la necesaria y rica pluralidad del sistema educativo, sustentada en el derecho de las familias para elegir el modelo de educación que refleje sus valores y respete la diversidad». Y añadió: «A pesar de lo que nos dijeron en este mismo lugar hace cinco años». No se trata de una apostilla baladí. Prueba de ello es que recibió un sonoro aplauso de los congresistas. ¿El motivo? Se trataba de un recado directo a la exministra de Educación y actual embajadora ante la Santa Sede, Isabel Celaá. Promotora de la Lomloe, la actual ley educativa, en el congreso de Escuelas Católicas celebrado en 2109 dijo en este foro que «de ninguna manera se puede decir que la elección de centro emane de la libertad de enseñanza». El comentario fue acogido con gran desconcierto por los asistentes en un alocución que dista sobremanera del puente tendido ayer por Carrera.
En su turno de intervención, el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, animó a los participantes del encuentro a «ayudar a los alumnos y alumnas a descubrir su nombre concreto, ayudarles a descubrir quién son y para quién son».