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Ноябрь
2024

Cómo Donald Trump logró un triunfo arquitectónico que ratifica el giro a la derecha en EE.UU.

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Donald Trump ha prometido iniciar una “era de sanación” en Estados Unidos tras hacerse vencedor no solo de los comicios presidenciales, sino de impulsar una “ola roja” que tendrá a los republicanos no solo al frente de las principales ramas administrativas; también tendrán la oportunidad de moldear un Supremo conservador con una eventual extensión de hasta veinte o treinta años, incluso.

Que Trump haya ganado le da el poder, pero no necesariamente la razón. Y eso estará por verse en los próximos cuatro años. Su triunfo, en un país tan dividido, no revela que haya sido la mejor opción, sino quien mejor canalizó las incertidumbres y miedos en una etapa oscura de la historia. Y lo hace con una trifecta de mensajes de campaña simples a la vista del análisis, y complejísimos para el hombre blanco sin educación universitaria en las zonas rurales: la inflación, la criminalidad y la inmigración ilegal, cuyas causas ligó de manera falsa.

La ilusión de Kamala Harris podría mantener el tradicional llamado “muro azul” que Biden recuperó precisamente Trump en 2020, se iba desmoronando conforme los votos se asignaban. Al final, el republicano triunfó en los estados clave de Wisconsin y Pensilvania, con un total combinado de 29 votos electorales, asegurando más de los 270 necesarios para ganar la presidencia, según los dictamines del Colegio Electoral, el método por el cual se elige mandatario en Estados Unidos.

Su victoria se consolidó de manera definitiva -aunque se cantó mucho antes- cuando Trump alcanzó un total de 277 votos electorales. Varios estados, incluidos Michigan, Arizona y Nevada, aún estaban pendientes.

Antes del pronóstico de Wisconsin, Trump habló en el Centro de Convenciones de Palm Beach en West Palm Beach, Florida, donde, rodeado de su familia y equipo, se dirigió a una multitud de simpatizantes. “Superamos obstáculos que nadie pensó posibles”, dijo Trump con toda razón porque iba camino, incluso, a ganar el voto popular.

Es bien sabido que matemáticamente los republicanos tienen más caminos en el Colegio Electoral, pero no así cuando se mide el sufragio popular que no habían ganado desde el año 2004. Para el analista Scott Jennings, la elección fue tan compleja que la arrasadora victoria solo puede leerse como “un mandato para cumplir todas las promesas que hizo, desde mejorar la economía para la clase trabajadora estadounidense, arreglar la crisis fronteriza, tratar de acabar con la criminalidad”… Y una frase contundente: “los resultados son la revancha de la gente normal en EE.UU.”. Por su puesto, desde el lado demócrata ven esta derrota de Harris como el triunfo de la desinformación y la “extrema derecha”.

Kamala Harris ha ganado en las grandes ciudades, incluso en los estados que sumó Trump, quien gana en zonas rurales. Los analistas han insistido desde siempre que la preferencia demócrata está estrechamente relacionada con un nivel educativo superior; y que en zonas urbanas la población se relaciona con una amplia variedad de comunidades, por tanto adquieren valores de inclusión y equidad.

La gran historia en estas elecciones también es que el voto latino ha pasado de ser claramente demócrata a “ligeramente demócrata”. Y curiosamente, los blancos se han movido hacia los demócratas. Todo eso, con Donald Trump como candidato republicano.

Si vamos a los datos duros que dejó la elección, los votantes negros — hombres y mujeres — han sido el pilar del Partido Demócrata, y en los últimos años, los latinos y los jóvenes se han unido a ellos. Y aunque los tres grupos todavía prefirieron a la demócrata Kamala Harris, la muestra sugiere que Trump hizo avances significativos.

Por su parte, los votantes menores de 30 años representan una fracción mínima del electorado total, pero solo aproximadamente la mitad de ellos apoyó a Harris. La campaña contaba con que la euforia de la Generación Z se decantara a su favor, aunque la realidad es que, si esto se compara con los aproximadamente 6 de cada 10 que respaldaron a Biden en 2020, la pérdida puso ser significativa para Harris.

Entre tanto, un poco más de 4 de cada 10 jóvenes votaron por Trump, lo que supuso un aumento en comparación con aproximadamente un tercio en 2020 que se decantó por el republicano.

Lo cierto es que ahora el triunfo de Trump le permitirá regresar a la Casa Blanca después de afirmar falsamente que la elección de 2020 fue manipulada y de avivar el ataque al Capitolio del 6 de enero. También es el primer condenado por un delito en ganar la Oficina Oval.

La ola roja le ha permitido a los republicanos también retomar el control del Senado. Podrían tener entre 55 y 56 escaños en el Senado cuando finalice el conteo. La situación en la Cámara de Representantes no se determinará por un tiempo. Podría tomar una semana o más, ya que hay muchas contiendas cerradas. Los demócratas necesitan una ganancia neta de cuatro escaños para tomar el control de la Cámara. Parece que podrían estar muy cerca. Pero quien gane el control lo hará por un margen muy pequeño, augurando desde ya una batalla de negociaciones en el legislativo.