Trump gana una segunda oportunidad: Estas son las lecciones de la noche electoral
Le faltan tres votos electorales pero a esta altura de la mañana (madrugada en Estados Unidos) ningún líder internacional duda de que el republicano ha ganado una segunda oportunidad para regresar a la Casa Blanca. No se ha terminado el recuento, pero ya se pueden extraer las primeras lecciones sobre qué ha pasado este 5 de noviembre y cómo el Partido Demócrata ha cosechado una de sus peores derrotas. A diferencia de lo ocurrido en las elecciones de 2016, Donald Trump gana tanto en voto popular como en el voto de los delegados electorales, imprescindibles para llegar a la Casa Blanca.
En primer lugar los demócratas parecen que cayeron en un doble exceso de confianza. Creyeron que tenían asegurado el voto de las mujeres contra un candidato con posturas abiertamente machistas y por la cuestión del aborto. Pero ningún votante es cautivo y las mujeres no se comportan electoralmente de una manera homogénea. Lo que probablemente haya sido una sorpresa para el equipo de Kamala Harris es que la movilización de las mujeres ha sido inferior a las elecciones de 2020. Mientras Biden obtuvo un 57% del voto femenino, Kamala se ha quedado en un 54%, según los datos provisionales. Los referéndums sobre el aborto que se celebraron en diez estados tampoco parece que hayan funcionado como un factor dinamizador del voto femenino. Algo parecido le pasó a Hillary Clinton en 2016.
En segundo lugar, ha habido una mala gestión de las expectativas. Los demócratas se mostraron más confiados en la victoria a medida que se acercaban las elecciones. Veían una brecha de entusiasmo entre sus bases y las bases republicanas. Depositaron grandes esperanzas en su ejército de voluntarios desplegados en los estados decisivos. O bien no midieron bien su ventaja o no supieron calcular bien su impacto sobre el terreno.
En tercer lugar, el voto de las minorías. En el caso de los hispanos aunque el Partido Demócrata mantiene su ventaja, el Republicano ha conseguido superar por primera vez desde los 2000 el umbral del 40% del voto latino. De acuerdo con los datos preliminares, Trump habría obtenido un 45% del voto hispano. La candidata demócrata también ha tenido grandes dificultades de obtener el apoyo de los afroamericanos, en especial en estados como Georgia donde resultaban definitivos. Este hecho demuestra que el voto identitario no funciona en Estados Unidos. No por ser descendiente de afroamericanos, puede darse por seguro el voto de esta minoría.
En cuarto lugar, el voto de la clase trabajadora. Si algo sorprende del fenómeno Donald Trump es su capacidad de conectar con los "blue collar" (los trabajadores poco cualificados) a pesar de pertenecer a un entorno privilegiado de Nueva York. El candidato republicano ha sabido entender como ningún otro político sus preocupaciones y canalizar sus frustraciones contra el "establishment" de Washington. Trump culpa a los líderes tradicionales de haber arruinado las oportunidades de la clase media estadounidense con la deslocalización de la industria y con las guerras en el exterior que han desangrado a las familias menos favorecidas.