Qué se juega Europa en las elecciones de Estados Unidos
Bruselas se prepara para una victoria de Trump, que conllevaría un recrudecimiento de la guerra comercial. La posibilidad de que retire el apoyo a Ucrania y se pliegue a Putin es otra de las grandes preocupaciones en las capitales europeas ante unos comicios que pueden marcar un antes y un después en las relaciones transatlánticas
Si gana Harris... si gana Trump: así puede cambiar Estados Unidos y el mundo
Nunca unas elecciones en otro continente fueron tan cruciales para Europa. La Unión Europea, salvo algunos gobiernos ultraderechistas como el del húngaro Viktor Orbán, contiene la respiración ante la posibilidad de que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca.
La preocupación es tal que la Comisión Europea ha creado un grupo específico para prepararse para las consecuencias de esas elecciones en el viejo continente tras cuatro años de buena sintonía con la Administración Biden y el escenario de victoria del republicano es el que más inquieta en la conocida como Trump task force que, según adelantó El Confidencial, tiene al frente a un funcionario español, Alejandro Caínzos, que lleva los últimos años en el gabinete de la vicepresidenta de Competencia, Margrethe Vestager.
En plena lucha por reforzar su competitividad frente al resto de potencias, la UE aguarda la llegada del próximo inquilino de la Casa Blanca con preocupación ante la deriva que puede tomar la guerra comercial. Durante su primer mandato, Trump impuso aranceles a productos europeos, como la aceituna negra, que ha perjudicado especialmente al sector olivero español. Ahora la retórica ha ido in crescendo y ha amenazado con un arancel genérico del 10% (que sería del 60% para China y del 100% para los países que no asuman el dólar para el comercio). Los efectos serían muy perjudiciales para la economía europea. Un informe de Goldman Sachs apunta a que ese arancel del 10% supondría una caída del 1% del PIB de la eurozona.
La guerra comercial, “certeza con Trump, posibilidad con Harris”
En general, se espera de Kamala Harris una línea más continuista con el mandato de Biden, que se ha caracterizado, no obstante, por el proteccionismo. La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) con la que Washington inyectó 400.000 millones de euros en subsidios generó una enorme preocupación en las capitales europeas, que advirtieron de los “peligros” de esa carrera y se vieron obligadas a responder con medidas como igualar las ofertas a empresas en ese país para evitar fugas.
“La guerra comercial parece una certeza con Trump y una posibilidad con Harris”, señalan Judith Arnal y Federico Steinberg en un artículo publicado por el Real Instituto Elcano en el que consideran que “un recrudecimiento de las tensiones comerciales sería un escenario negativo” para la UE, aunque ven una ventana de oportunidad: “Un conflicto comercial abierto entre China y EEUU, aunque sería negativo para el crecimiento mundial y la cooperación, podría dar ventajas a algunos países europeos debido a la desviación de comercio”.
El otro gran tema que preocupa es el de la seguridad y, en concreto, la ayuda a Ucrania, que para la UE es fundamental. Los republicanos ya pusieron cuesta arriba la llegada de fondos desde Washington hace unos meses y el gran temor es que Trump cierre el grifo o incluso que su posición suponga una rendición de facto por parte de Kiev. “Trump afirma que tiene un plan para 'acabar con la guerra en 24 horas' una vez elegido, o incluso durante su periodo de transición, pero no está del todo claro cómo lo haría”, explica Giuseppe Spatafora, analista asociado para las Relaciones Trasatlánticas del Instituto Europeo para los Estudios de Seguridad (EUISS, por sus siglas en inglés).
Acabar la guerra en Ucrania, ¿a qué precio?
El temor que tienen la mayoría de aliados y que resume Spatafora es que el plan de Trump suponga un alto el fuego en los actuales límites del campo de batalla, lo que supondría “concesiones territoriales a Rusia y una promesa de neutralidad ucraniana a cambio de garantías de soberanía”. Eso sería un golpe para la línea que durante los casi tres años de guerra han defendido los aliados de Volodímir Zelenski, que rechazan la invasión de territorio ucraniano.
Hay lecturas más catastrofistas. “El mayor peligro de otra presidencia de Trump es dejar que el presidente ruso Vladimir Putin haga lo que quiera con los aliados de Estados Unidos y llegar a un acuerdo con él mientras excluye la aportación ucraniana con ‘una llamada telefónica’. Si esto ocurriera, no sólo Ucrania perdería la guerra y su soberanía, sino que el resto de Europa se quedaría sola ante la amenaza de Rusia y el menguante orden mundial. Las dudosas capacidades militares europeas -y la falta de voluntad para mejorarlas y utilizarlas-, combinadas con unos Estados Unidos neo-aislacionistas y desapegados, no podrán disuadir a Rusia de nuevas agresiones, ya que la guerra es la única forma de supervivencia del régimen criminal ruso”, advierte Patrycja Sasnal, directora de investigación del Instituto polaco de Asuntos Internacionales.
La guerra en Ucrania despertó a la OTAN de la “muerte cerebral” en la que se encontraba, según el presidente francés, Emmanuel Macron. Y Europa, que siempre ha supeditado su estrategia de defensa a la de la OTAN, mira con recelos la posibilidad de que EEUU dé la espalda a la organización. Harris no es una entusiasta de la de las relaciones trasatlántica, pero de ella se espera, de nuevo, una línea continuista con la de Biden. Pero las declaraciones inflamadas de Trump, animando a Putin a atacar a los países que no cumplan con la exigencia de destinar el 2% del PIB a defensa, desataron las alarmas en Europa.
“Una nueva administración Trump podría amenazar con reducir el apoyo, incluso en áreas como el intercambio de inteligencia, o cuestionar el Artículo 5 como palanca para empujar a los aliados a gastar más en defensa”, reflexiona Spatafora. “Aunque Trump sería más divisivo y peligroso para la UE –especialmente por su desinterés en seguir apoyando a Ucrania y su intención de imponer aranceles a las importaciones europeas–, parece cada vez más evidente que Biden será el último presidente estadounidense genuinamente preocupado por la relación transatlántica”, recogen Arnal y Steinberg.
El apoyo a organizaciones multilaterales también se da por hecho que flaqueará teniendo en cuenta que durante su mandato se descolgó de importantes acuerdos internacionales como los de París para combatir el cambio climático. Un informe del think tank Strategic Perspectives apunta al descenso de los fondos para instituciones como la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En el caso del conflicto en Oriente Medio, la posición de la candidata demócrata se asemeja más a la que, con dificultades, va adoptando la UE. Harris ha apostado por un alto el fuego mientras Trump animó a Benjamín Netanyahu a “terminar el trabajo” de la masacre en Gaza. No obstante, tampoco Harris apuesta por un cambio radical de la posición respecto a Israel.
La ultraderecha europea prepara botellas de champagne
Y en clave interna, existe una preocupación generalizada entre los líderes de la UE por una victoria del populismo de Trump en unas elecciones que se celebrarán dos días antes de la reunión de la Comunidad Política Europea que les congregará precisamente en Budapest, donde Orbán será el anfitrión de la cumbre. El líder ultraderechista, que copió el lema de Trump para la presidencia rotatoria del Consejo de la UE que corresponde este semestre a Hungría, aseguró que abriría una botella de champagne si gana el republicano. Si el recuento se alarga, puede que no llegue a tiempo de intentar brindar con sus homólogos.
“La situación actual de la política europea muestra divisiones internas y narrativas nacionalistas en varios Estados miembros. Trump podría jugar la estrategia del divide y vencerás con la Unión Europea y socavar su unidad”, afirma Strategic Perspective.
Pero más allá de la cuestión geopolítica, el gran temor es que el germen del populismo siga expandiéndose y Trump dé aún más alas a una ultraderecha que va ganando terreno en el viejo continente. “A los líderes europeos les preocupa un declive continuado y posiblemente irreversible de las normas democráticas si Trump vuelve a la presidencia. Los europeos están preocupados no solo por la política interna estadounidense -el peligro de que el autoritarismo se extienda en Estados Unidos-, sino también por el impacto en el orden internacional, que creen que podría sufrir un revés aún más grave con un segundo mandato de Trump. A muchos les preocupa que un regreso de Trump pueda envalentonar a otros líderes populistas-nacionalistas en Europa y fuera de ella, como se vio durante su mandato”, reflexiona Laura von Daniels, jefa de la división de investigación sobre América del Instituto alemán para Asuntos de Seguridad.