Los peligros para la salud que podemos esperar tras la DANA: de gastroenteritis a fracturas por accidentes
Los expertos descartan grandes epidemias, enfermedades nunca vistas o un grave colapso hospitalario, pero aseguran que serán comunes las afecciones estomacales y piden prestar atención a las aguas para detectar patógenos de forma temprana: "Estancadas pueden ser peligrosas", dice la ministra de Sanidad
"A las 72 horas de la inundación se agravan los riesgos de infección"
“¿El miedo a algún tipo de epidemia está descartado?”, le preguntó el periodista Carlos Herrera al presidente de la Generalitat Valenciana a primera hora de la mañana de este lunes. “No, no lo está. Vamos a decir las cosas como son”, respondió Carlos Mazón. Todas las catástrofes como la que ha ocurrido en España en la última semana pasan por varias fases. Cuando aún no ha terminado la primera y la más aguda –rescatar a todas las víctimas– ha entrado en escena la segunda: prevenir una emergencia de salud pública en un territorio anegado por el lodo.
Los expertos y expertas consultados por elDiario.es no prevén ni importantes epidemias ni una demanda de atención sanitaria que desborde los hospitales, aunque cabe mucha incertidumbre en la evolución de la situación porque nunca antes ha pasado nada parecido en España. “Aunque circulan algunos bulos, ahora mismo la Conselleria no ha detectado ningún brote por las inundaciones de la DANA”, ha aclarado la ministra de Sanidad, Mónica García, al final de la tarde a través de un mensaje en X.
La mayoría de microorganismos no sobreviven mucho tiempo en el cuerpo humano tras la muerte y las infecciones que podrían causar estos problemas no son epidémicas en España
Sin embargo, “el peligro está ahí”, reconocen desde el Ministerio. Es esperable que en las próximas semanas proliferen las afecciones gastrointestinales, bien como consecuencia de ingerir agua o alimentos contaminados por el lodo –es probable que se haya mezclado con aguas residuales porque el alcantarillado todavía no está limpio– o en mal estado porque no ha podido ser bien conservados, explica Juan González del Castillo, coordinador del grupo de Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). “La diarrea común puede darse con más intensidad en situaciones de falta de salubridad y suelen suceder entre el cuarto día y cuatro semanas después de la catástrofe”, subraya González.
El director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Pedro Gullón, también ha avanzado que estos cuadros serán los “más frecuentes” y ha pedido a la población que acuda a los servicios sanitarios si hay síntomas agudos para poder cortar la transmisión.
Sanidad, que está trabajando coordinadamente en un comité específico con la Generalitat Valenciana para enfrentar el costado sanitario de la emergencia, ha emitido en los últimos días unas recomendaciones generales para que los habitantes de las zonas afectadas eviten riesgos: desde asegurarse de que el agua es potable –y si hay dudas tomarla embotellada– a no comer alimentaros que estén húmedos o en contacto con el barro; cubrirse bien el cuerpo para limpiar (manga larga, pantalón largo, guantes y mascarilla) y después tener una buena higiene de manos; o ventilar bien las estancias. “La prioridad es minimizar los riesgos porque las aguas estancadas pueden ser peligrosas. Hay que reforzar todos los sistemas de alerta y respuesta”, ha transmitido la ministra García. Carlos Mazón asegura que desde hace 48 horas se están dispensando mascarillas y guantes a la población.
No pensemos en cosas muy gordas: que pueda hacerse una dermatitis por estar en contacto con aguas residuales o coger una diarrea por escherichia coli, por ejemplo
Las autoridades están tratando de recabar la experiencia de otros países en situaciones parecidas porque en España no hay precedentes. Pero epidemiólogos y especialistas en infecciosas insisten en que es “poco probable” que se vean enfermedades que no sean endémicas y, sin embargo, sí pueden surgir en catástrofes similares en otras latitudes como el cólera o el tifus. “No pensemos en cosas muy gordas: que pueda hacerse una dermatitis por estar en contacto con aguas residuales o coger una diarrea por Escherichia Coli, por ejemplo”, sostiene Isabel Aguilar, de la Sociedad Española de Epidemiología.
La médica también pide atención con pequeñas o grandes heridas que pueden contaminarse, de ahí la importancia de protegerse el cuerpo. El president de la Generalitat ha instado a las personas que sufran “alguna herida o sangren por las labores de reconstrucción” a que se vacunen del tétanos, una infección bacteriana, aunque la recomendación no ha salido del grupo de trabajo mixto entre Generalitat y Ministerio, según ha podido saber elDiario.es. Es importante también sacar de las labores de limpieza a niños o personas con patologías respiratorias. Y acumular residuos puede acrecentar los problemas.
“Si surgen infecciones, es más probable que provengan de supervivientes”
Pese a que la fase más aguda del rescate de víctimas ya parece haberse completado, todavía hay garajes y aparcamientos por desaguar donde podrían encontrarse personas fallecidas. Las consecuencias de esta situación sobre la salud, sin embargo, no preocupa en exceso a los expertos. “En contra de la creencia común, no hay evidencia de que los cadáveres supongan un riesgo de epidemias después de los desastres naturales”, ha apuntado la Sociedad Española de Epidemiología en un comunicado. En todo caso hay que seguir la recomendación obvia de no tocarlos y avisar para que se retiren cuanto antes. “
La mayoría de microorganismos no sobreviven mucho tiempo en el cuerpo humano tras la muerte y las infecciones que podrían causar estos problemas no son epidémicas en España“, dice el Ministerio de Sanidad. En caso de que surjan infecciones, es más probable que su origen provenga de los propios supervivientes.
Otro asunto fundamental para garantizar la salud pública es tener bien vigiladas las aguas porque a través de ellas llegan avisos que pueden prevenir enfermedades. “Es una cosa que se hace siempre, pero ahora cobra una importancia especial porque permite ver rápido si hay nuevos patógenos”, explica la epidemióloga Isabel Vázquez. Los servicios de salud pública de la Comunitat Valenciana son los encargados de hacer esta vigilancia, que se va a reforzar, según fuentes conocedoras de las reuniones entre administraciones.
Por otro lado, la zona afectada por la DANA es un área húmeda donde se multiplican los mosquitos y las autoridades estarán pendientes de posibles vectores, aunque no es la peor época. “Las cosas –dimensionan desde la Sociedad Española de Epidemiología– serían peor si esto hubiera pasado en verano”. La albufera de Valencia y otras zonas similares como el Delta del Ebro tienen, además, riesgo de lectospirosis, advierte González del Castillo, una enfermedad originada por una bacteria y transmitida a través de la orina de los animales (sobre todo roedores). “Puede ser banal y autolimitada, pero también puede dar fiebre, dolor abdominal e infecciones graves”, anota el médico.
Más golpes que infecciones
Salvador Peiró, investigador de la Fundación Fisabio y miembro del grupo de trabajo específico creado para monitorizar la situación epidemiológica de la zona afectada por la catástrofe, revela que ahora mismo “no hay tanto un problema de infecciosas como de accidentes”: “gente que se corta, que se fractura por tropezar, que se golpea al resbalar con el barro”. Esta situación mantiene los quirófanos de traumatología bien ocupados, pero de momento no está ocasionando problemas de envergadura en los hospitales. La mayoría entran por urgencias. Otro riesgo, subraya Peiró, son las descargas eléctricas al conectar electrodomésticos, por ejemplo, con el suelo mojado. Una veintena de voluntarios inhaló monóxido de carbono durante las tareas de limpieza de un garaje hace unos días.
Hay preocupación entre las sociedades médicas con los pacientes crónicos cuyos tratamientos han podido verse interrumpidos, pero la de Oncología ha lanzado un mensaje de tranquilidad: "En la mayor parte de los casos los tratamientos pueden ser retrasados unos días
El impacto psicológico de la catástrofe es otro costado de la realidad cuyas consecuencias todavía son difíciles de medir. De momento, la Conselleria de Sanitat ha puesto en marcha una unidad de asistencia psicológica a las familias de las personas fallecidas por las inundaciones en la Feria Valencia que contará con 30 psicólogos, 10 consultas y dos ambulancias medicalizadas en horario de 9 a 19 horas.
“Se están recuperando las consultas”
A última hora del lunes, se había restablecido la actividad en 47 de los 57 centros de salud afectados por la catástrofe, de acuerdo con los datos de la Generalitat. Las urgencias hospitalarias funcionan con normalidad y “se están recuperando progresivamente las consultas externas”. Todavía se están viviendo situaciones de dificultad para la atención médica urgente porque las ambulancias no pueden entrar a algunas zonas, según Peiró. “Se lleva a las personas entre los bomberos o la familia; o en los casos más complejos se carga la camilla”, detalla el epidemiólogo.
Hay preocupación entre las sociedades médicas con los pacientes crónicos cuyos tratamientos han podido verse interrumpidos. La de Oncología (SEOM) ha lanzado un mensaje de tranquilidad al respecto: “En la mayor parte de los casos los tratamientos pueden ser retrasados unos días sin que se ponga en riesgo su eficacia”. Y ha pedido que no se hagan desplazamientos por este motivo que puedan poner en riesgo la integridad de los pacientes.
La DANA también afectó a más de un centenar de farmacias en las zonas más devastadas. Una semana después, hay 56 que todavía no han recuperado la actividad, según el monitoreo que está haciendo el Colegio de Farmacéuticos de Valencia, que asegura que el suministro está garantizado para toda la población y que, en el caso de que el establecimiento se encuentre lejos o no haya medios para llegar, se está facilitando un servicio con voluntarios y ambulancias; o bien un punto de recogida de los fármacos en centros de salud operativos.