Otros equipos • Re: Valencia C.F.
Y como reflexión final en algo más de dos minutos añado,....
Luego nos extraña que, ante una catástrofe de magnitud, como la reciente en Valencia, donde era urgente actuar de inmediato y dejar de lado las demoras burocráticas, veamos a unos mediocres gobernando que, en vez de hacer algo, se pasan la pelota de unos a otros. Son ellos mismos quienes, con excusas tan absurdas como: “pero no me dijo”, “pero borró el mail”, “si quieren ayuda, que la pidan” o “estamos en nivel 2”, se libran de responsabilidades. Todo esto mientras el lodo anegaba garajes, pisos bajos, carreteras, y con el conocimiento de que ya había muchas personas fallecidas. Entonces, ¿de verdad nos sorprende lo que está ocurriendo?
La situación parece tan irónica como trágica. Es casi la consecuencia natural de una sociedad que prioriza la imagen sobre la formación, el “postureo” sobre la capacidad, y el aplauso fácil sobre el esfuerzo. Nos encontramos ante dirigentes que han llegado ahí, en muchos casos, sin pasar filtros ni demostrar competencias; han ascendido con discursos vacíos y sin la experiencia o el conocimiento real que se necesita para actuar en momentos de crisis. En estos contextos, donde la capacidad de reacción es la diferencia entre la vida y la muerte, su falta de preparación se convierte en algo más que un problema: es una amenaza para la sociedad.
Así, en esta era donde los tiktokers y “creadores de contenido” nos dan lecciones de vida en dos minutos, los que gobiernan no son muy distintos. También venden su imagen y sus palabras vacías, como si con un buen eslogan fuera suficiente para resolver situaciones críticas. Pero, cuando se ven ante una tragedia que exige respuesta rápida y decisiones firmes, demuestran que no saben más que pasar responsabilidades y generar excusas, quedando en evidencia ante la magnitud de los problemas reales.
Esta decadencia en la cultura del esfuerzo y el conocimiento, que celebramos cada día en redes y en el ámbito político, nos está pasando factura. Los “me gusta” y la popularidad han tomado el lugar del mérito y la capacidad. Y ahora, cuando el barro y el desastre literal nos alcanzan, y los daños y las pérdidas son reales, descubrimos con horror que no contamos con líderes a la altura, sino con figuras que solo saben ocultarse tras palabras de relleno y con tal incompetencia que incluso frente a la tragedia siguen tratando de salvar su imagen. ¿De verdad os extraña lo que está ocurriendo?
Luego nos extraña que, ante una catástrofe de magnitud, como la reciente en Valencia, donde era urgente actuar de inmediato y dejar de lado las demoras burocráticas, veamos a unos mediocres gobernando que, en vez de hacer algo, se pasan la pelota de unos a otros. Son ellos mismos quienes, con excusas tan absurdas como: “pero no me dijo”, “pero borró el mail”, “si quieren ayuda, que la pidan” o “estamos en nivel 2”, se libran de responsabilidades. Todo esto mientras el lodo anegaba garajes, pisos bajos, carreteras, y con el conocimiento de que ya había muchas personas fallecidas. Entonces, ¿de verdad nos sorprende lo que está ocurriendo?
La situación parece tan irónica como trágica. Es casi la consecuencia natural de una sociedad que prioriza la imagen sobre la formación, el “postureo” sobre la capacidad, y el aplauso fácil sobre el esfuerzo. Nos encontramos ante dirigentes que han llegado ahí, en muchos casos, sin pasar filtros ni demostrar competencias; han ascendido con discursos vacíos y sin la experiencia o el conocimiento real que se necesita para actuar en momentos de crisis. En estos contextos, donde la capacidad de reacción es la diferencia entre la vida y la muerte, su falta de preparación se convierte en algo más que un problema: es una amenaza para la sociedad.
Así, en esta era donde los tiktokers y “creadores de contenido” nos dan lecciones de vida en dos minutos, los que gobiernan no son muy distintos. También venden su imagen y sus palabras vacías, como si con un buen eslogan fuera suficiente para resolver situaciones críticas. Pero, cuando se ven ante una tragedia que exige respuesta rápida y decisiones firmes, demuestran que no saben más que pasar responsabilidades y generar excusas, quedando en evidencia ante la magnitud de los problemas reales.
Esta decadencia en la cultura del esfuerzo y el conocimiento, que celebramos cada día en redes y en el ámbito político, nos está pasando factura. Los “me gusta” y la popularidad han tomado el lugar del mérito y la capacidad. Y ahora, cuando el barro y el desastre literal nos alcanzan, y los daños y las pérdidas son reales, descubrimos con horror que no contamos con líderes a la altura, sino con figuras que solo saben ocultarse tras palabras de relleno y con tal incompetencia que incluso frente a la tragedia siguen tratando de salvar su imagen. ¿De verdad os extraña lo que está ocurriendo?
Estadísticas: Publicado por michael37 — Mar Nov 05, 2024 8:39 am