Esta familia puede llevar a Trump a la Casa Blanca
Amber Donnelly, una agente inmobiliaria de Reno (Nevada), y su hija Jayden tienen en sus manos una enorme responsabilidad: llevar de nuevo al ex presidente Donald Trump a la Casa Blanca. Nada más y nada menos. Y están convencidas de que lo van a conseguir.
Ellas representan a unos cuantos miles de votantes repartidos en solo siete estados clave (los llamados swing states” o “estados péndulo”) en los que la victoria se va a decidir por un puñado de votos, y que serán los encargados de inclinar la balanza hacia un lado u otro de un país cada vez más polarizado.
Unos días antes de la jornada electoral, Amber y Jayden charlan con LA RAZÓN en el famoso embarcadero de Santa Mónica (California), a donde han viajado desde Nevada. El contraste no puede ser más acusado en dos estados que son vecinos y que comparten 1.300 kilómetros de frontera. En California, la victoria es segura para los demócratas, que se llevarán los 54 delegados en disputa (el controvertido sistema de “winners take all”). En Nevada (solo 6 votos), las encuestas dan una horquilla de entre unas décimas y un punto de ventaja para Trump.
Los Donnelly son el mejor ejemplo de que, en ocasiones, cada voto cuenta. Quien se lleve la victoria en Nevada y los otros seis estados bisagra (Pensilvania, Wisconsin, Michigan, Arizona, Georgia y Carolina del Norte) será el nuevo presidente de Estados Unidos.
Para Amber, si la victoria cae del lado de Trump esto supondrá “una vuelta al pasado”. Y eso sería una muy buena noticia. “Necesitamos crear empleo, defender al emprendedor, crecer económicamente. Volver a tener un país que sea respetado en todo el mundo y que tenga una política clara”, explica.
A su juicio, estos cuatro años han supuesto un retroceso para el país por la política errática de Joe Biden. Al todavía presidente y a su heredera, Kamala Harris, tiene muchas cosas que reprocharles. Una de ellas es, por supuesto, la mala situación económica. La otra, que ni uno ni otro son claros en sus mensajes (“Trump siempre dice lo mismo en todas partes”, se congratula Amber). Y la tercera tiene que ver con uno de los debates que más controversia ha generado.
En la conversación que mantienen con LA RAZÓN en el idílico embarcadero de Santa Mónica, con un ir y venir de visitantes de todas las razas y nacionalidades como telón de fondo, no tarda en salir el polémico tema de la inmigración. De hecho, son ellas quienes lo ponen sobre la mesa. ¿Es Trump racista? ¿Está en contra de los inmigrantes?
“Mi madre es argentina -dice Amber-. Nosotros estamos a favor de los inmigrantes que sacan este país adelante y que trabajan. Estamos en contra de los que roban, violan, cometen delitos y se llevan los recursos que tanta falta harían para otras cosas. Es imprescindible que todos vivan de una forma honesta”, explica. “Y para hacer frente a este problema -tercia su hija Jayden- está claro que Biden no estaba capacitado”.
Otro de los asuntos que está en el centro del debate político, el de la religión, enciende especialmente a ambas. “En este país nunca hemos discriminado por raza, pero no puede ser que ya no se pueda defender nuestra propia religión. Estados Unidos es un pueblo cristiano, siempre lo ha sido, y a veces parece que no puedes ni decirlo”, se lamentan.
Especialmente, se lamentan de la cultura “woke” que lo inunda todo, y que no permite disenso alguno. La América real, dicen, no está en los editoriales y en los artículos de los grandes periódicos, todos en la misma línea. Además, se rebelan contra esa “caricatura” de que el votante republicano no defiende los derechos de las mujeres. “Yo también soy una mujer y las políticas del Partido Demócrata no me representan”, protesta Jayden.
¿Y qué pasará si Trump pierde las elecciones? La sombra de que los republicanos impugnen los resultados si gana Harris y esto lleve a una peligrosa ruptura de la sociedad americana está desde hace semanas en el aire. Amber Donnelly no cree que esto vaya a suceder. “Si pierde, Trump lo reconocerá, se retirará de la política y el partido pondrá a un candidato más joven”, augura.
Para que esto ocurra o no, el voto de familias como la suya será fundamental. Tanto ella como su hija son conscientes de que en California el voto no va a cambiar nada, pero en Nevada sí. Por eso han empleado estos últimos días a defender la causa republicana. La lluvia de mensajes para pedir su apoyo activo es inmensa estos días.
“Aquí mismo tengo uno”, afirma Jayden mientras da la vuelta al móvil y muestra un mensaje de texto que ha recibido. Con ello pone fin a una conversación que ha durado algo más de una hora y en la que las dos generaciones de los Donnelly de Reno (Nevada) han defendido con vehemencia y a una velocidad de palabra endiablada la vuelta de Trump a la Casa Blanca. Lo han hecho con tanto énfasis que ni siquiera han tenido un segundo para beber algo de agua de una botella que queda casi intacta. No hay tiempo que perder.