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Ноябрь
2024

Los momentos imperdibles de Quincy Jones

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Comenzaba 2018 y Quincy Jones recibía a 'GQ' en su casa. El lugar, solo apto para privilegiados, una mansión en lo alto de una colina de Bel-Air con vistas a la noche angelina a través de una ventanales gigantes. El productor, por entonces, soplaba las 84 velas pero estaba radiante: "Me siento como si estuviera empezando", confesaba el mito. A su edad, decía, "todas las cosas sobre las que solías preguntarte se aclaran".

Era la calma de un hombre que no solo estaba en la cima de Los Ángeles, sino también de la música. Solo hay que ver su CV para darse cuenta de un vistazo quién fue y el poder que tuvo entre sus manos: Sinatra, Miles, Michael Jackson... Además, como destaca 'The Guardian' en su obituario, "es el mejor narrador de historias de la música", resalta en un artículo que hace referencia a la entrevista que Chris Heath le hizo en 2018 en aquel "pisito" de L.A. En ella se muestra a un tipo "demasiado mayor para que le importe lo que piensen los demás". No tenía pelos en la lengua para hablar de "todo el mundo", desde el Papa hasta Marilyn Monroe, "desde una infancia en la que comía ratas hasta Ray Charles inyectándose heroína en sus propios testículos".

Por las mismas fechas, Jones concedió otra entrevista en la que siguió sin cortarse y disparando con mala baba. No se libraron ni los Beatles: "Son los peores músicos de la historia", afirmó a 'Vulture'. "Eran unos malditos que no sabían tocar. Y Paul [McCartney] el peor bajista que había escuchado jamás", defendió ante el periodista David Marchese.

Montreux, 1993: Miles Davis y Quincy Jones.

La última grabación en vivo de Miles Davis no es su mejor trabajo (aunque hay algo inquietante y perturbador en la fragilidad de su forma de tocar), pero es un testimonio de los aparentemente ilimitados poderes de persuasión de Jones: solo él podía convencer al intratable Davis de que volviera a visitar su material de mediados de los 60 una última vez.

La quintaesencia.

El sonido de Jones operando en modo jazz puro, al frente de una "big band" moderna en diciembre de 1961. 'The Quintessence' presenta ocho pistas en media hora: los originales de Jones son fríamente sofisticados, pero lo mejor aquí podría ser una carga frenética y diestra en 'Straight No Chaser', de Thelonious Monk.

Las raíces de 'Thriller' en la "fiesta" de Lesley Gore.

Para encontrar el origen del enorme éxito de 'Thriller', tal vez deberíamos empezar por el primer número uno de Jones en Estados Unidos como productor. 'Es mi fiesta' (1963) es un sencillo pop adolescente blanco muy alejado de su trabajo anterior como jazzista y arreglista de "big band" para Ray Charles, cuyo éxito estuvo impulsado por un cierto instinto asesino: Phil Spector también había grabado la canción con los Crystals, pero Jones se enteró y se le adelantó.

Contra el racismo de Capote.

Jones tuvo que enfrentarse al racismo del autor de 'A sangre fría' (1967), Truman Capote, que presionó para que lo eliminaran de la película por ser negro. El intento de Capote fracasó y Jones presentó su trabajo más extremo en cuanto a bandas sonoras: oscuras, tristes, desgarradoras y con frecuencia atonales. Jones obtuvo una de las dos nominaciones al Oscar en 1967 para ser el primer afroamericano en ser nominado dos veces en un año.

Y Sinatra inventó la fiesta.

La mayor de las colaboraciones de Jones con Sinatra está en 'Sinatra en el Sands' (1966), la apoteosis de los años de este último en Las Vegas. Jones dirige y hace arreglos para la Orquesta del Conde Basie; Sinatra ofrece interpretaciones definitivas de sus canciones emblemáticas y es asombroso lo que hicieron después. "Siete Jack Daniel's dobles en una hora... [Sinatra] inventó la fiesta", recordó recientemente Jones.

El triplete de Michael Jackson (1979-1987).

'Off the Wall', 'Thriller' y 'Bad' son indiscutiblemente álbumes de Michael Jackson, no álbumes de Quincy Jones con Michael Jackson tocando en ellos. Pero nadie más que Quincy Jones fue capaz de potenciar el asombroso talento de Jackson para que volara tan alto. Un rumor dice que Jones entrenaba la voz de Jackson dándole patadas y gritando "¡No chirríes, cabrón!".