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Habla la delatora de Cambridge Analytica: "La campaña de Trump ha vuelto a usar las mismas tácticas y más datos"

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Brittany Kaiser (Texas, 1986) pasó por Madrid para participar en el foro de Metafuturo, organizado por Atresmedia, donde sacó un rato para charlar en exclusiva con este periódico. Excesiva y con un punto histriónico, esta joven americana fue una de las ex empleadas de Cambridge Analytica que testificó contra la empresa de Steve Bannon. Ella era la encargada del desarrollo de negocio de una firma acusada de emplear de manera torticera los datos de millones de personas a través de Facebook. Marcaron la diferencia en la campaña del Brexit y en las elecciones que ganó Donald Trump en 2016. Ahora, conversa y arrepentida (su collar lo dice todo: "Aprópiate de tus datos"), Brittany viaja por el mundo dando conferencias sobre el peligro de la desinformación.

Usted trabajó de becaria para Obama y, años más tarde, colaboró en la victoria de Trump desde Cambridge Analytica. ¿Cuál es su análisis sobre la ética en la campaña que ya termina?

Muchas de las personas que trabajan en la campaña de Trump son personas que contraté y entrené en Cambridge Analytica. Todavía están allí. Siguen utilizando no solo las mismas tácticas de antes, sino tecnologías mucho más avanzadas y más datos disponibles sobre las personas. Creo que la principal diferencia cuando miramos a ambos partidos es que los demócratas han intentado específicamente censurar a sus oponentes. Mark Zuckerberg recientemente tuvo que disculparse por los datos que se publicaron, que mostraban que Facebook censuraba excesivamente puntos de vista republicanos, incluso si no violaban la ley ni había problemas reales con lo que se decía. Eso fue un gran problema. Y luego, por el lado de los republicanos, creen que todo debería ser libertad de expresión. Por lo tanto, cualquier cosa que vaya en contra de lo que ven como libertad de expresión es considerada censura.

¿Ambos partidos emplean tácticas reprobables?

Están usando tácticas casi opuestas. Los demócratas han trabajado desde bambalinas con líderes tecnológicos para asegurarse de que ciertos temas o voces sean silenciados. Y luego, por el lado conservador, quieren que todos puedan decir lo que quieran todo el tiempo. Pero eso significa que, si dices algo que no es verdad, tu mensaje puede llegar a millones de personas muy rápidamente.

¿Estaría Trump en disposición de volver a la Casa Blanca sin esos métodos?

Bueno, solo ha habido un debate propiamente dicho y Trump, supongo que porque Kamala Harris lo hizo tan bien en el último, se ha negado a participar en más. Eso significa que lo que sea que él diga, lo está transmitiendo sin pasar por ningún filtro de verificación de datos. Para mí, ese es un gran problema, que alguien con tanto poder e influencia pueda decir lo que quiera sin que se le someta a un escrutinio para confirmar que está presentando hechos verdaderos. Ahora, ¿podría ganar sin eso? Como consultora política creo que el nombre de Donald Trump tiene casi un 100% de reconocimiento frente al de Kamala en EE UU, donde mucha gente ni siquiera la conoce. Para ganar en las urnas el instinto político más básico es: ¿me resulta familiar este nombre? ¿Me hace sentir cómodo este nombre? Y luego las personas marcan la casilla. Es la psicología del voto, desafortunadamente. Así que creo que ese hecho por sí solo probablemente influirá más en la victoria de Trump que cualquier otra cosa.

Si tuviera que apostar ahora, ¿lo haría por él?

Sí. También hay otra razón. Cuando hubo un intento de asesinato contra Ronald Reagan, 49 de los 50 estados se volvieron rojos. Creo que eso también otorga bastante poder a la voz de Trump.

¿Cuándo se dio cuenta de que algo estaba mal en Cambridge Analytica?

Diría que comencé a preocuparme en 2015. Me uní a finales de 2014 a la empresa y en 2015 comencé a trabajar en algunos de los proyectos de clientes estadounidenses, incluido el Partido Republicano. Dado que había sido demócrata de toda la vida, fue un poco difícil para mí.

¿Qué recuerda de aquellos días?

Muchos de estos clientes nos pedían que hiciéramos cosas y promoviéramos ciertas ideas con las que no me sentía cómoda. Empezamos a usar más y más datos que se recopilaban a través de aplicaciones que estaban en Facebook. Y cuanto más dirigíamos las campañas en Estados Unidos basándonos en esos datos disponibles, más veíamos lo efectivas que eran. Sobre todo, la parte en la que usábamos mensajes negativos o basados en el miedo frente a personas neuróticas y propensas a tomar decisiones en función de sus temores e inseguridades. Cambridge Analytica tenía experimentos clínicos y psicólogos que interpretaban datos y trataban de averiguar qué haría que estas personas tomaran una decisión u otra.

¿Hubo un punto de inflexión?

Los mensajes quirúrgicos y basados en el miedo fue la parte más poderosa de la campaña, lo que obviamente planteaba muchas preguntas morales y éticas. Pero, dado cómo se recopilaban los datos, empezó a despertar las alarmas también en el ámbito legal. No solo trabajábamos en EEUU, también lo hacíamos en campañas en 50 países diferentes, cada uno con leyes completamente distintas. Así que mis superiores empezaron a decirme que no podía seguir haciendo preguntas, llamando a nuestros abogados para preguntar qué era legal y qué no en cada país. Decían que los técnicos sabían qué podíamos hacer. Pero nuestros científicos de datos no eran el equipo legal. No contrataron a un experto en esa materia hasta que dejé la empresa en 2018, después de cuatro años.

¿Mantiene contacto con algunos de sus ex compañeros?

Sí, tengo relación con muchos que creían que lo que hice estaba bien, aunque fue difícil para ellos vivir aquello. Me tocó contratar a gran parte de los empleados porque entré cuando la empresa era muy pequeña, así que tenía una relación personal con casi todos. Muchos me culpaban por las dificultades que tuvieron para encontrar trabajo, algo que entendí.

¿Y cómo fue trabajar para Steve Bannon? ¿Cómo era su relación con él?

Oh, Dios... Es una de las personas más inteligentes con las que he trabajado. Pero no veía ningún obstáculo como insuperable, todo se podía hacer si había suficiente dinero, poder o se tenía el contacto adecuado. Ver cómo él veía el mundo como un estratega macro fue realmente impactante. Después de dejar Cambridge Analytica y que le resultara más difícil hacer trabajo político en Estados Unidos tras ser despedido de la Casa Blanca, comenzó a trabajar mucho en Europa. Todavía se puede ver eso hoy con el ascenso de partidos de extrema derecha. Intentó que me reuniera con ellos mientras estaba en Cambridge, pero me negué a hacerlo.

¿Cómo opera hoy la injerencia rusa?

En 2015 y 2016 había grupos en Rusia que podían entrar en Facebook, crear una cuenta y pagar en rublos con una tarjeta bancaria rusa para dirigir contenido político a estadounidenses. Eso ya no es posible. Ahora debes estar registrado ante la Comisión Federal de Elecciones para publicar contenido político. En 2016, más de 127 millones de personas estuvieron expuestas a la desinformación dirigida desde Rusia en las elecciones de Estados Unidos. Hoy en día, mucho más dinero se destina a esto, no solo desde Rusia, sino también desde China, Irán y otros países que intentan desestabilizar las democracias occidentales.

¿Qué técnicas están usando ahora?

Hay mucha desinformación dirigida a enfrentar a distintos grupos entre sí, fomentando la desconfianza y creando divisiones en la sociedad. Hay gráficos que muestran la polarización desde el auge de las redes sociales y cómo ha aumentado con la Inteligencia Artificial. La gente se ha alejado tanto que ya no tiene un terreno común para entenderse, y si la sociedad no puede trabajar junta, se vuelve más frágil y vulnerable a la intervención.

¿Qué hay del riesgo de violencia después de las elecciones si Kamala Harris gana?

Me estremezco al pensarlo, pero dado lo que pasó el 6 de enero de 2021 es un temor muy real. Hay mucha gente que sigue a Donald Trump de manera voraz y casi violenta. Son alentados no solo por él, sino también por miembros del movimiento MAGA, para que "hagan algo" al respecto. Eso fue lo que desembocó en el desastre del asalto al Capitolio.

¿Cómo ha cambiado Elon Musk Twitter? ¿Cuáles son sus verdaderas intenciones al apoyar a Trump?

Hay varias razones. Creo que Elon realmente cree que la libertad de expresión debe ser protegida. Pero, como mencioné antes, el problema de la libertad de expresión sin control es que nuestros derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás. No se puede usar la libertad de expresión para cometer crímenes contra otras personas. Creo que hay una gran incomprensión al respecto en X, y permitir que la gente diga lo que quiera por el bien de la libertad de expresión es un concepto muy malentendido.

¿Cómo fue su experiencia en la campaña de Obama?

Estuve en la primera campaña en 2007-2008, donde ayudé a crear la página de Facebook y gestionaba sus redes sociales. Teníamos una regla: hacer solo campaña positiva, al 100%. No había ataques a otros demócratas o a republicanos. Para la segunda campaña, mantuvieron eso en su mayoría, pero tuvieron acceso a la aplicación de amigos de Facebook, que era lo que Cambridge Analytica usaba cuando trabajé allí para obtener los datos.

¿Siente remordimientos cuando piensa sobre esa época?

Sí, lamento no haberme dado cuenta desde el principio. Si pudiera retroceder en el tiempo, denunciaría la situación antes de las elecciones de 2016. Sin embargo, realmente no noté las señales de alerta hasta un mes después de que Trump se convirtiera en presidente. Yo ayudé a presentarles el proyecto para que nos contrataran, pero no trabajé en la campaña en sí. Así que, al terminar las elecciones, todos estábamos en shock, pensando: "¿Cómo pudieron nuestros colegas gestionar esta campaña y ganar, cuando nadie pensaba que él iba a ganar?".

¿Se sintió responsable de su victoria?

Fue la sensación más extraña del mundo. En el día de la elección, pensé: "Dios mío, mi pequeña empresa tecnológica acaba de convertirse en la compañía más famosa del mundo... pero también Donald Trump acaba de convertirse en presidente". Y eso me parecía terrible. Empezamos a preguntar a quienes trabajaron en la campaña qué hicieron y cómo lo lograron. Pasaron algunas semanas armando una presentación y, en dos jornadas de ocho horas de trabajo, nos mostraron todos los datos que habían recopilado, cómo los habían modelado y usado para segmentar a los receptores. Fue entonces cuando nos mostraron que habían lanzado campañas de disuasión para que ciertas personas no fueran a votar.

¿Y usted que hizo?

Fue entonces cuando empecé a grabar la reunión. Ese fue el punto de inflexión, al ver las campañas de disuasión. Un mes después de las elecciones, vi eso y pensé: "Dios, esto es mucho peor de lo que imaginaba". Al día siguiente, fue el turno de presentarnos la campaña "Derrota a la corrupta Hillary" y todas las que habían dirigido a personas que, probablemente, no votarían tras ver esos contenidos. Solo habrían votado por Hillary, así que, si veían todas esas cosas negativas sobre ella, simplemente no irían a votar.

¿Llegó a hablar con algunos demócratas que estaban en la campaña de Hillary Clinton? ¿Le hicieron preguntas sobre lo que habían hecho?

Lo interesante de mi relación con la campaña de Clinton es que había trabajado en la campaña de Obama, que en su momento competía contra Hillary. Tenía amigos en el equipo de Clinton, pero como yo trabajaba para el senador Obama, vi de cerca todo el tipo de campaña negativa que el equipo de Clinton lanzó contra Obama. La mayoría de los mejores tecnólogos del Partido Demócrata trabajaban para Barack, y muchos no querían hacerlo para Hillary. De hecho, yo me postulé para trabajar en su campaña, pero no me contrataron. Así que tomé el empleo en Cambridge Analytica sin pensar que acabaría trabajando para una campaña republicana.

¿Fue una especie de "revancha"?

Tal vez sí, aunque no en el sentido literal. Solo sé que muchos de mis amigos de la campaña de Obama no quisieron trabajar para Hillary debido a la forma en que hizo campaña contra él. Su equipo estaba formado principalmente por personas que admiraban a Hillary desde jóvenes, pero no contaban con los mejores técnicos del partido. Sin estos, en una campaña impulsada por datos, no había forma de que tuvieran alguna oportunidad.

¿Hemos aprendido algo sobre la protección de datos y la desinformación en los últimos años?

Me gustaría poder decir que sí, que todo es más seguro hoy en día, pero debido al auge de la IA estamos viendo aún más contenido que podría considerarse desinformación, información falsa o noticias manipuladas. Aproximadamente el 75% de las imágenes en las búsquedas de Google ahora son generadas por IA. Así que tenemos un problema exponencial en comparación con cuando comenzamos. Pero lo que realmente creo es que la mejor manera de solucionarlo es a través de la educación, la concienciación y, por supuesto, la regulación a través de la legislación.