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Октябрь
2024

Juicio por el femicidio de Loida Villalobos se aplaza por falta de informe de Trabajo Social

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El juicio contra Anner González, acusado de asesinar a su esposa Loida Villalobos Gamboa frente a su hija de cinco años, se aplazó debido a la ausencia de un informe técnico de Trabajo Social. El Ministerio Público confirmó a La Nación, este martes, que el Tribunal de Flagrancia de San Carlos remitió la causa a la vía ordinaria porque la defensa de González solicitó ese informe, pero no fue incorporado a tiempo al expediente.

“Por esta razón, no se puede cumplir con el plazo establecido para el procedimiento expedito de flagrancia”, explicó la Fiscalía de Flagrancia al tiempo que aseguró haber hecho todas las diligencias correspondientes a tiempo, y que la demora es ajena a su control.

Franklin González, tío político de Loida, expresó a este diario la frustración de su familia por la demora en el proceso judicial.

“Sentimos que la justicia no ha sido pronta en este caso. Hay pruebas claras de que González fue quien asesinó a Loida (...). Yo no veo que haya duda de nada; es extraño que no procedan cuando se sabe que fue él (González), lo pone a uno a pensar”, afirmó.

‘¡Papi, no, papi, no!’

El 27 de agosto anterior, Loida Villalobos Gamboa se encontraba en su casa, ubicada en Tigra de Venado, en compañía de su hija de cinco años y de un sobrino, quien se encontraba reparando una refrigeradora.

De acuerdo con el relato del joven, González irrumpió en la vivienda armado con una pistola de 9 mm y disparó varias veces contra su sobrina. El hombre tenía una orden de alejamiento desde hacía tres meses por violencia doméstica.

El muchacho intervino y logró desarmar al agresor, quien también apuntó con el arma a su hija. La niña, aterrada, le suplicó: “¡Papi no, papi no!”, logrando evitar que la matara.

González y Villalobos se casaron en 2010, pero estaban separados desde hacía tres meses. En ese tiempo, González había atentado contra la vida de la mujer, lo que llevó a que se le impusieran medidas cautelares que incluían la prohibición de acercarse a su hogar.

Familiares afirman que la víctima, ama de casa, vivió años de maltrato a manos de su esposo. Franklin González describió al sospechoso como “un hombre frío y sin sentimientos”, y recordó cómo maltrataba a Loida y a sus hijos, un adolescente de 14 años y dos niñas de 11 y 5 años.

“Era normal para él tratarlos como si fueran desconocidos, con dureza y sin aprecio”, comentó el tío de la mujer.

El historial de violencia incluyó episodios graves, como el ocurrido un mes después de la separación, cuando González irrumpió en la casa de Loida, la golpeó y la tiró al suelo frente a sus hijos.

Según relató don Franklin, el hijo mayor, en un acto de defensa, “agarró un puñal para proteger a su mamá”. La violencia constante llevó a Loida a denunciar a su compañero por violencia doméstica, pero las medidas cautelares no fueron suficientes para evitar la tragedia.

Secuelas del crimen

Franklin González compartió con La Nación las secuelas que el asesinato de Loida dejaron en sus tres hijos, quienes han recibido terapia. Sin embargo, el impacto de la violencia que sufrieron a manos de su padre sigue siendo evidente, especialmente en el joven de 14 años.

“El mayor, en algunas ocasiones, no tiene ganas de ir a clases. Le ha afectado mucho todo lo que pasó”, explicó González. A pesar del apoyo psicológico, el adolescente no logra superar lo vivido, y su comportamiento refleja la gravedad del trauma.

Con respecto a su propio hijo, quien intentó frenar el ataque del sospechoso, asegura que todavía se encuentra inmerso en pensamientos y frustración.

“Él está pensativo, siente que la justicia debía actuar de inmediato en un caso tan claro. Le preocupa que el juicio no se lleve a cabo como debe ser”, comentó don Franklin.

Los familiares de Loida la recuerdan como una mujer trabajadora y cariñosa con sus hijos. Franklin la describe como una mujer que “si tenía que hacer trabajos forzados, los hacía”.

“Hace un tiempo, él (González) tuvo un accidente y se cortó los dedos de la mano. Él trabajaba ordeñando vacas (...). Ella trabajaba en casas, pero como él no podía ordeñar, estuvo ahí ordeñando de tarde y de mañana, así por tres meses consecutivos”, aseveró,