Michael Ignatieff: «La psique del sistema político español está marcada por la Guerra Civil»
Es historiador, ha profesado en la política y se define como liberal. Michael Ignatieff, un hombre de elegancia despreocupada, pero centrado en los problemas de orden moral y las libertades cívicas, recibirá este viernes el [[LINK:TAG|||tag|||6336131f1e757a32c790b8e6|||Premio Princesa de Asturias]] de Ciencias Sociales. Un acto que coincide con la recuperación de «El álbum ruso», donde evoca el origen ruso de su familia.
En «El álbum ruso» cuenta cómo tuvo que salir de Rusia por la Revolución Rusa. ¿Le sirve este recuerdo contra los hombres que venden soluciones rápidas para la sociedad?
Pues sí, la verdad es que la Revolución Rusa fue uno de los grandes desastres del siglo XX. Es cierto que, durante generaciones, incluso en España, hubo muchas personas que soñaban de forma apasionada con el sueño de la revolución. Si observamos a Putin, es lo que vemos. Lo que hay en su gobierno es una tiranía. Putin es el producto de ese sueño aplicado a la sociedad que, al final, ha creado una sociedad destruida o a punto de estar destruir por la violencia política. En realidad, no existe nada malo en el sueño de la revolución. El problema es la violencia política y Putin ostenta una larga tradición de violencia política. Pero también me gustaría comentar que el régimen zarista no estaba exento de violencia política. Hay que verlo todo en la historia, no solo lo bueno. Pero esta cuestión no afecta solo a Rusia, sino también a Europa. Si Rusia no se libera de esta violencia política, el resto de Europa tampoco estará libre de ella.
[[QUOTE:PULL|||«El peligro hoy es usar la democracia para acabar con ella»|||Michael Ignatieff]]
En el contexto de esa violencia política también ha resucitado la idea del «otro» en Europa. Un concepto peligroso.
No hay duda de que tratar a los demás como si fueran el «otro» es el principio de la violencia. Tenemos muchas posibilidades de tratar así a los demás porque los seres humanos somos así, pero aquí existe una diferencia que tiene que ver con la violencia que aplica Putin. Putin está matando y metiendo en la cárcel a oponentes y disidentes del régimen. Ha empezado una invasión en Ucrania que ha provocado un elevado número de víctimas.
No es igual, por tanto.
No. De hecho es incluso distinto al discurso del odio hacia el ajeno, por ejemplo, hacia los inmigrantes. Yo soy un liberal que defiende las libertades y la libertad de expresión. Soy de la vieja escuela. Esto quiere decir que mi visión de un sistema democrático es que debe permitir que todos los ciudadanos digan lo que quieran, aunque sean cosas horribles. Lo que está prohibido es la actuación de lo que se deriva de estos mensajes. El problema es que los Países Bajos o naciones como Alemania o Hungría con Orban, al que detesto, en tanto que se trata de naciones democráticas, tienen derecho a decir lo que quieran, a expresare. La cuestión es cuando se cruzar esa línea que mencionaba y se empieza a actuar de forma anticonstitucional. El problema de Trump, por ejemplo, no está en lo que dice, sino en disculpar un acto de violencia en el Capitolio. Pero la cuestión de Putin es diferente, porque él está matando y Orban no está matando. Hay que aclarar y establecer claramente esta distinción porque, si no, lo que estamos prohibiendo es la libertad de expresión y esto supondría un declive, o minar, la democracia. Si esto se permitiera, al final terminarían deteniendo a personas como yo.
[[QUOTE:PULL|||«La negación de los derechos civiles en Palestina corrompe la democracia en Israel»|||Michael Ignatieff]]
¿Qué hay que hacer para defender hoy la democracia?
Si queremos defender la democracia, lo primero tenemos que saber es qué es la democracia. La democracia es un sistema donde unos poderes controlan a otros y donde los ciudadanos puedan sentirse libres y se puede garantizar su libertad. La democracia no es el gobierno de la mayoría. El objetivo de la democracia consiste en garantizar la libertad de cada una de las personas que viven en ella. Podemos hablar de una libertad individualizada o customizada. El peligro principal es usar la democracia para acabar con la democracia.
Es lo que sucede ahora.
Sí, y un ejemplo de esto es Orban, Ganó las elecciones democráticas y después ha usado la democracia para disminuir el poder de los medios comunicación y las universidades y hacerse con ese poder y acumularlo en sus propias manos. Trump es un peligro porque puede ganar dentro de unas semanas unas elecciones y que, después de eso, utilice su mandato democrático para socavar la democracia y eliminar el poder de los periodistas, los profesores, los jueces y de todas estas partes y elementos de la sociedad que somos el contrapeso del poder y que hace que los ciudadanos sean libres.
[[QUOTE:PULL|||«Hoy nadie habla con otro que tenga una identidad política distinta a la suya. Es una catástrofe»|||Michael Ignatieff]]
Israel y Palestina. ¿Qué piensa de esa guerra?
He estado viajando a Israel desde 1988. La situación, tal como se encuentra en el momento actual se puede calificar de un éxito catastrófico. Israel está castigando al enemigo que lo atacó y con ello ha puesto de manifiesto lo que siempre había venido denunciando, que se encuentra rodeado de enemigos que lo quieren destruir. Pero el efecto de la victoria no creo que garantice la seguridad que Israel persigue mediante la defensa. Además, creo que perjudica a la democracia. No es coincidencia que Netanyahu haya atacado al poder judicial, que es el contrapeso que garantiza la democracia. Mis amigos han estado sosteniendo durante cuarenta años que la ocupación de Cisjordania acabaría destruyendo la democracia en Israel. El mayor logro de Israel ha sido garantizar los derechos civiles de los palestinos dentro de sus fronteras, pero la negación de dichos derechos en Palestina está corrompiendo la democracia en Israel y acabará por destruirla. Por tanto, es posible que la victoria de Israel no acabe dando como resultado la seguridad de Israel y para alguien que apoya la creación del Estado de Israel, esto es terrible.
No hay puentes entre los partidos políticos que permitan construir proyectos. Esto sucede en muchos países como España.
Aquí en Asturias existe una memoria de la Guerra Civil, de la lucha de un español contra otro español. Una lucha entre hermanos que se daban muerte. Y esta tradición, de haberse dado muerte unos a otros, es algo que persiste en la psique del sistema político español. Lo que se ha conseguido hasta ahora después de la guerra, se ha logrado con puntos de encuentro y acuerdos. La gente me pregunta por qué no hay liberales en España y mi respuesta es porque hubo una Guerra civil. Otra razón, y esto salió mal en otros sitios del mundo, es que hoy la identidad política ha arrasado con los otros tipos de identidades. Hubo un tiempo en el que uno podía ser liberal y socialista a la vez, pero hoy parece que la identidad política ha dominado todos los espacios. Hoy nadie habla con otro que tenga una identidad política distinta. Esto es una catástrofe para las sociedades. La identidad política parece ser todo y no es así. Necesitamos a un mundo en el que podamos disentir políticamente y, a la vez, tomar algo en un bar.