EE UU exige a Israel una desescalada antes del 5 noviembre
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se reunió este martes con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén en el último intento pacificador antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y aprovechando la nueva circunstancia que, tal vez, abrió la muerte del líder de Hamás, Yahya Sinwar, a manos de Israel la semana pasada. No solo Blinken y la Administración Biden esperan que la muerte del arquitecto del 7 de octubre proporcione alguna nueva oportunidad para la paz. También una gran porción de israelíes, encabezados por el Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas lo desean. Desde la muerte de Sinwar le dicen a Netanyahu que ya tiene su «victoria total», también con la del secretario general de Hizbulá, Hasan Nasrala, y que es el momento de acordar el regreso de los rehenes a casa.
Los esfuerzos diplomáticos hasta ahora no han logrado poner fin a la guerra que dura un año en el territorio palestino de Gaza ni a su propagación protagonizada por la organización chií proiraní Hizbulá en Líbano. Hizbulá dijo que no habría negociaciones mientras continuaran los combates y se atribuyó la responsabilidad de un ataque con drones armados contra la residencia privada de Netanyahu el pasado sábado en la ciudad de Cesárea. El Gobierno de Israel, con Netanyahu el primero, acusó a Irán de intento de magnicidio. Hizbulá, sin embargo, enfatizó ayer que solo ellos habían sido los promotores de tal ataque.
Por su parte Hamás, descabezado y con sus brigadas descompuestas, aún presenta oposición guerrillera en Gaza, es capaz de pagar a sus funcionarios en la franja y comunica que no habrá alto el fuego hasta la retirada completa de las tropas israelíes del enclave palestino. Israel hasta ahora tampoco ha mostrado señales de ceder en sus campañas militares. Ayer en Gaza, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, pidió una tregua temporal para permitir que los civiles abandonen las zonas del norte de la franja donde las tropas israelíes persiguen a los combatientes de Hamás. Las autoridades sanitarias de Gaza, controladas por Hamás, informaron de la muerte de al menos 20 personas, con decenas de cadáveres en los arcenes de las carreteras.
En Líbano, la campaña israelí de destrucción de infraestructura terrorista, incluyendo sus recursos financieros y túneles, ha acabado con la vida de 63 personas en las últimas 24 horas, según el gobierno libanés. Durante la noche anterior se reportaron nuevamente fuertes bombardeos en el sur de Líbano y los suburbios de Beirut, cerca del hospital Rafik Hariri de la capital, el principal centro médicoestatal del país. Las autoridades libanesas dijeron que 13 personas murieron. El ejército israelí, por su parte, negó haber atacado el hospital. El director Jihad Saadeh afirmó que el hospital resultó dañado debido a un ataque israelí cerca de él. Ni en Gaza ni en Líbano las autoridades distinguen en su recuento de víctimas entre civiles y personal armado.
Pocas horas antes de que Blinken aterrizara en Israel, sonaron las sirenas de ataque aéreo en Tel Aviv y otras localidades del centro del país. Hizbulá reivindicó el lanzamiento de 20 misiles contra lo que dijo eran objetivos militares cerca de Haifa y Tel Aviv. Se cree que la andanada fue una aparente demostración de que Hizbulá mantiene sus capacidades, tal vez porque Israel informó haber dejado a la organización con poca munición aestas alturas.En el undécimo viaje de Blinken a la zona, sin haber logrado aún progreso diplomático, las esperanzas en esta ocasión tampoco son altas. Instó a Netanyahu, a «aprovechar» la reciente eliminación del líder de Hamás para alcanzar un alto el fuego en Gaza, indicó el Departamento de Estado.
Se espera que por lo menos la visita logre moderar la respuesta israelí al prometido contraataque a Irán después de su bombardeodirecto a Israel con unos 200 misiles balísticos el pasado 1 de octubre. Hay diplomáticos y otras fuentes que indican que los esfuerzos de Blinken por lograr moderación pueden ser baldíos puesto que el gobierno israelí busca consolidar una posición firme en la región, usando el lenguaje conocido de lograr la disuasión usando más fuerza que el otro, antes de que un nuevo gobierno estadounidense asuma el poder tras el 5 de noviembre. Netanyahu aseguró que abordó con Blinken la necesidad de crear un frente común contra la amenaza iraní y del «tipo de gobierno» del día después del fin de la guerra de Gaza. Un conflicto armado que a pesar de la presión norteamericana sigue recrudeciéndose día a día sin visos de una tregua.
Después de Israel, el jefe de la diplomacia estadounidense viajará a Jordania y Qatar, donde se centrará en los planes para reconstruir y gobiernar Gaza después de la guerra.