Horror en una casa de masajes eróticos en Burgos: violaciones grabadas, menores prostituidas y sexo obligado con el 'jefe'
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Víctimas de violaciones grabadas en vídeos porno, controladas, encerradas, amenazadas y obligadas a «aprender» con el jefe y a prestar hasta quince servicios al día. Es el horror con el que se toparon múltiples mujeres a las que contactó un proxeneta en Burgos para trabajaran en uno de sus seis locales para masajes eróticos. La investigación policial logró liberarlas y a él sentarle en el banquillo y meterle entre rejas. Una revisión a su condena ha elevado ahora aún más su pena de prisión hasta los ochenta años . No cumplirá más de 24. Hasta diez mujeres fueron identificadas y colaboraron, ocho de ellas como testigos protegidas y presas del miedo, en la causa judicial. En una primera condena se le impuso 79 años de prisión y 19 años y medio a su 'ayudante' por parte de la Audiencia Provincial de Burgos . El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León -tras un recurso- ha elevado en un año y en seis meses la condena de cada uno de ellos. El TSJ ratifica la narración de hechos probados de la sentencia emitida en primera instancia sobre la trama, de cuya existencia se tuvo conocimiento en febrero de 2015, cuando se determinó la posible existencia de varios pisos donde pudiera estarse realizando la explotación sexual de mujeres, montándose desde Policía Nacional los correspondientes servicios de vigilancia y seguimiento que revelaron cómo el condenado ofrecía a mujeres trabajo consistente en el ejercicio de la prostitución o en la práctica de masajes eróticos, con altos ingresos, alimentación y domicilio . Les llegó a prometer hasta 5.000 euros al mes y en algunos casos no fueron más que ochenta. Con varias contactó por una web en la que se ofrecían a cuidar niños o limpiar casas , otras eran menores a las que intentó captar a cambio de dinero y ropa. Incluso ocultaba sus trabajos con un falso contrato en una peluquería como tapadera para sus familias. Una vez que las mujeres aceptaban, «quedaban sujetas al control» del proxeneta, «auxiliado» por la otra condenada. Les quitaban la documentación y entre ambos se aseguraban de que las víctimas permanecieran «aisladas socialmente. Debían de estar »disponibles« entre las nueve de la mañana y las doce de la noche para recibir a clientes, que pagaban depositando el dinero en una caja, no percibiendo las mujeres dinero alguno por los servicios prestados o en cantidades muy inferiores a las prometidas. Además, gratis y contra su voluntad tenían que practicar felaciones al 'jefe' con la «excusa» de que «aprendieran». Cuando las mujeres pretendían abandonar la vivienda y la prestación de servicios el condenado las «amenazaba diciendo que sabían su dirección y todas sus cosas y que les iban a contar a sus familias el trabajo que estaban haciendo y a difundirlo por la zona donde vivían». Con una cumplió su amenaza y le mandó un mensaje a su madre. «Vaya puta tienes,» fue el texto que la envió. Su hija, no tenía ni 18 años , al igual que otras dos víctimas más, y ella en concreto se había negado a prostituirse y se vio obligada a mantener relaciones con él para que no llamara a su madre. Aún así lo hizo. No fueron las únicas menores envueltas por el horror de esa casa de citas. La hija de tres años de una de las víctimas vivió allí. Los condenados metían a la niña en una bañera con agua fría y en un armario porque se portaba mal o la obligaban a comer del suelo. Cuando la madre vio que tenía hematomas dijo que se iba. Sólo pudo tras la amenaza de un familiar de avisar a la Policía. Avalando la sentencia inicial, el TSJ únicamente ha ha admitido únicamente el recurso del Ministerio Fiscal en cuanto a la particular condena por el delito de prostitución coactiva sobre una de las víctimas, que era menos de 16 años, sustituyendo la pena de tres a cuatro años de prisión para el proxeneta y de uno y medio a dos para su cómplice.